Las causas del naufragio
Elegante tambi¨¦n en la derrota, la falta de renovaci¨®n y de hambre abocaron a Espa?a a un final impropio de su enorme legado
Elegante en la derrota como lo fue en las victorias, Espa?a se marcha de Brasil resignada de impotencia y consciente de un legado gigantesco para la historia, pero tambi¨¦n de un final desastroso, impropio de un campe¨®n como este. Estas son algunas posibles causas del naufragio.
-Falta de renovaci¨®n. Las lesiones de Thiago Alc¨¢ntara y de Jes¨¦ privaron a Vicente del Bosque de dos jugadores con los que habr¨ªa podido revitalizar el grupo, labor que cumplieron Piqu¨¦, Pedrito y Busquets en 2010, y Jordi Alba en 2012. Tampoco apost¨® por Isco ni finalmente se atrevi¨® con Iturraspe a pesar de que los estados de forma de Xabi Alonso, Xavi y Piqu¨¦, entre otros, invitaban a una profunda transformaci¨®n.
-Sin hambre. En el amistoso ante Guinea Ecuatorial en noviembre pasado, Del Bosque se dirigi¨® a sus chicos en estos t¨¦rminos: "Solo veo hambre en los ojos de Koke". El rendimiento del Mundial y las palabras de Xabi Alonso al acabar el torneo, le dieron la raz¨®n. El ¨¦xito reiterado acomoda al m¨¢s pintado.
-Autocomplacencia. Los enviados especiales coincid¨ªan en que los entrenamientos de La Roja eran espl¨¦ndidos, que los jugadores volaban y que el accidente de la segunda parte ante Holanda fue eso, un accidente. La realidad, sin embargo, fue un conjunto cansado y sin chispa desde el primer momento, mirando a los rivales con cierto aire de superioridad incompatible con la realidad.
-No hubo revoluci¨®n de un partido a otro. La templanza de Del Bosque para abstraerse de las cr¨ªticas y actuar conforme a su conciencia fue clave para los ¨¦xitos tanto en Johanesburgo como en Kiev. Esa v¨ªa moderada, al introducir solo dos cambios entre el siniestro ante Holanda y el choque frente a Chile, ha resultado esta vez fallida. El equipo habr¨ªa necesitado una terapia de choque.
-La ca¨ªda de los s¨ªmbolos. No hay dos futbolistas m¨¢s relevantes ni m¨¢s se?oriales en la historia de Espa?a. Casillas y Xavi, por distintas razones, no pudieron evitar la ca¨ªda. Al portero le pesaron los dos a?os de entradas y salidas en la porter¨ªa del Madrid. Al mediocampista, que solo jug¨® parte del primer partido, los prejuicios del paso del tiempo.
-Diego Costa, un cuerpo extra?o. Ni en los amistosos ni en los partidos oficiales, el delantero hispanobrasile?o nunca se sinti¨® parte de La Roja, refractario al juego combinativo y fuera de la finura necesaria para explotar su exuberancia f¨ªsica. Del Bosque insisti¨® con ¨¦l en los dos encuentros como si, al haber preferido La Roja a la verdeamarela, hubiese la obligaci¨®n de ponerlo. Sin estrenarse Villa, relegado por el reloj biol¨®gico, e irrelevante Torres, la selecci¨®n solo anot¨® un tanto y fue de penalti. Con Llorente, Negredo y Soldado frisando de la treintena, no se atisban grandes delanteros de recambio.
-El medio del campo, bajo sospecha. Esta fue la mejor l¨ªnea de Espa?a desde 2008. Sobraban centrocampistas y muchos hubieron de quedarse fuera (Gabi, Iturraspe, Herrera, Parejo...). Pero esta vez los encargados de mantener arriba el estilo se vinieron abajo. Iniesta y Silva, dos virtuosos, perdieron 23 balones cada uno entre las dos jornadas, los m¨¢s extraviados con la pelota. Alonso se vio arrastrado por problemas f¨ªsicos y Busquets tambi¨¦n se alej¨® de s¨ª mismo.
-Y una defensa aterrada. Cada bal¨®n a la espalda de la zaga espa?ola result¨® un drama para ella y para su portero, Casillas, fuera de onda. Ni siquiera Sergio Ramos, reci¨¦n proclamado campe¨®n de Europa, se salv¨® de la quema. Los laterales, Azipilicueta y Jordi Alba, asistieron al descalabro defensivo como meros espectadores, sin ninguna presencia en ataque.
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