Escalofr¨ªos en todo Brasil
La Canarinha bordea el desastre ante un Chile valiente, pero se salva en los penaltis Los de Sampaoli estrellan un bal¨®n en el larguero en la pr¨®rroga y la pena m¨¢xima definitiva en el palo
Una ola de espasmos sacudi¨® a todo Brasil, estremecida ante otro posible desastre mundial en su propia casa. La causa del tembleque fue una bizarra Chile, que dej¨® a la acartonada selecci¨®n canarinha a un dedo del abismo total, bendecida por los postes en dos jugadas cruciales: un remate del chileno Pinilla al larguero cuando a la pr¨®rroga le quedaban segundos y, ya en la rueda de los penaltis, el ¨²ltimo lanzamiento, el de Jara, revent¨® el m¨¢stil izquierdo de Julio C¨¦sar. Solo as¨ª, en esa faena de los penaltis, en la que se confunden v¨ªctimas y verdugos, el equipo casero alcanz¨® los cuartos con una tiritona de ¨¦poca.
Al mediod¨ªa, de punta a punta de Brasil no hab¨ªa latidos, solo pavor y millones de respiraciones sostenidas. Hubiera supuesto un cataclismo que la selecci¨®n cayera en octavos, a m¨¢s de dos semanas de la final. La Torcida tuvo motivos para el tembleque, y no solo por la trama del duelo, sino por un partido tan angustioso como mal jugado por los de Scolari, una selecci¨®n que ha perdido aroma para proclamarse eficaz, como si lo uno conspirara contra lo otro. Ante Chile fue un conjunto sin hilo, silvestre en muchos momentos y nada sutil. Los de Sampaoli, por su parte, dejaron el campo entre l¨¢grimas tras haber acariciado la gloria por m¨¦ritos propios. El grupo chileno tir¨® del muestrario que tiene, sin trampa ni cart¨®n. S¨®lo el destino le hizo un regate.
Con Scolari, Brasil ha descubierto el rugby aplicado al f¨²tbol. No disimula su aire descarnado. Le gusta el barullo, choca, embiste, brinca, ri?e y espera la chistera de Neymar, su ¨²nico brote l¨²cido e ingenioso de vez en cuando. Un equipo dispuesto al juego machote con un pelot¨®n de soldados rasos, nada que evoque al Brasil trovador, nada que ver con la m¨ªstica de tantas canarinhas que seduc¨ªan por su romance con la pelota, su donaire para el regate y su gracejo para todo. Hoy es un equipo macizo, una versi¨®n nada refinada de una selecci¨®n a la que es mejor recordar que ver.
Scolari siempre fue proclive al juego crudo y definitivamente se ha quitado la careta. Su ¨¦xito en el Mundial de 2002 no fue el mayor flechazo de Brasil con el f¨²tbol, pero en aquel equipo se alineaban Caf¨² y Roberto Carlos y una triple corona: Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo. Doce a?os despu¨¦s, Felip?o combate en ataque con Fred, Hulk o Jo, tres futbolistas esculpidos en m¨¢rmol que gravitan sobre Neymar, al que le cuesta sintonizar la misma onda. Por ello, lo mismo es el agitador del primer acto ante Chile, que pasa al olvido en el segundo y Brasil se encomienda al forzudo Hulk.
A Chile le va de maravilla el cuerpo a cuerpo. Le falta talla para el juego por las nubes, pero sus corsarios no doblan la rodilla ni a tiros. Tiene orden y coraje. Con Sampaoli, como era con Bielsa, no es rival al que sea f¨¢cil descomponer. Le falta virtuosismo, pero se las apa?a con los dientes apretados. M¨¢s a¨²n cuando Vidal, que lleg¨® al Mundial en camilla, a¨²n no es Vidal. Sin ¨¦l, le cuesta rodar en ataque, donde Alexis debe multiplicarse. Y lo hizo ante los brasile?os, para los que fue la principal amenaza, al tiempo que la mejor soluci¨®n para los suyos para cobijar la pelota y dar salida al juego.
Con el partido trabado en las cuerdas, la selecci¨®n anfitriona no encontraba mejor v¨ªa que las jugadas con el bal¨®n parado. C¨®rner a c¨®rner lograba destemplar a los chilenos, muy inferiores en estatura a este Brasil tan gimn¨¢stico y robusto. En uno de ellos, lanz¨® Neymar, prolong¨® Thiago Silva de cabeza y Jara, con David Luiz a un palmo, estamp¨® la pelota en la red amiga. Brasil ten¨ªa el encuentro en bandeja, como m¨¢s le place: un rompeolas delante de Julio C¨¦sar y a correr. Mientras, gente como Luiz Gustavo y Fernandinho tiraban de estaca.
Paradojas del f¨²tbol. El Brasil m¨¢s cicuta tambi¨¦n entrega la cuchara en defensa. Cuando a Chile le costaba un mundo lograr una v¨ªa de evacuaci¨®n ofensiva, Marcelo ejecut¨® un vulgar saque de banda que de forma simple deb¨ªa controlar Hulk. Vargas le tom¨® la delantera a este ¨²ltimo y dej¨® al lateral madridista en tierra de nadie. Alexis agradeci¨® la asistencia de su compa?ero y el desatino brasile?o.
Neymar es el ¨²nico brote l¨²cido de un equipo que ha perdido aroma para ser eficaz
Desde el empate, a Brasil se le hizo eterno el partido. A cada minuto, m¨¢s atenazado, m¨¢s neur¨®tico. La presi¨®n se le iba haciendo insoportable, mientras Chile, bien puesta y con Bravo muy firme, manten¨ªa el tipo sin otros contratiempos que algunas cargas de Hulk. En una de ellas, todo el pa¨ªs cant¨® gol, pero el ingl¨¦s Webb, el mismo de la final de Johanesburgo, no desminti¨® a uno de los asistentes arbitrales, que percibi¨® una discutible mano en el control del extremo amarillo. Con Brasil en barbecho, sin pisadas de Neymar y el porcentaje de posesi¨®n igualado, Chile tuvo el bingo en un remate de Aranguiz al que respondi¨® muy ¨¢gil el veterano Julio C¨¦sar.
A Julio C¨¦sar le corresponder¨ªan las escenas m¨¢s dram¨¢ticas del trecho final. Primero como espectador del disparo al larguero de Pinilla hacia el minuto 120; luego, como interruptor de dos penaltis adversarios, los del propio Pinilla y Alexis. Bravo le imit¨® ante Hulk cuando Willian ya hab¨ªa lanzado fuera. El asunto estaba en los pies de Neymar. El ¨ªdolo ante los cocodrilos. Emboc¨® como no lo har¨ªa a continuaci¨®n Jara, el mismo que hab¨ªa goleado para Brasil. Poste a poste, con los santos de cara, Brasil entero resopl¨®. Cogi¨® el aire que no le dio el f¨²tbol de los suyos.
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