La infamia que no olvida Argelia
Los argelinos se miden a Alemania 32 a?os despu¨¦s ser los paganos del hist¨®rico tongo entre germanos y austriacos en El Molin¨®n durante el Mundial de Espa?a 82
Sostiene Joachim L?w, seleccionador alem¨¢n, que sus jugadores no piensan en vengar la infamia de sus predecesores de 1982 porque ¡°ni siquiera hab¨ªan nacido¡±. Desde el bando argelino, paganos entonces del ¡°pacto de la verg¨¹enza¡± y hoy adversarios de los germanos, la memoria est¨¢ intacta. ¡°No hemos olvidado¡±, desliza el seleccionador, el bosnio Vahid Halihodzic. L?w quiz¨¢ no haya tenido m¨¢s remedio estos d¨ªas que contarle la historia a sus muchachos. Un tongo que todav¨ªa supone una de las mayores ignominias en los Mundiales.
¡°Unas 40.000 personas presuntamente estafadas por 26 s¨²bditos alemanes y austriacos¡±, titul¨® El Comercio gijon¨¦s. Hasta en algunas redacciones se debati¨® si dejar la p¨¢gina del encuentro en blanco. La vileza no fue rebajada, ni mucho menos, por la prensa de las selecciones afectadas. Hubo comentaristas de radio, alemanes y austriacos, que abortaron la narraci¨®n y alguno hasta pidi¨® a la audiencia que apagara el televisor.
La deshonra al f¨²tbol se remonta al 25 de junio de 1982. En el Mundial espa?ol, Alemania, Austria, Chile y Argelia hab¨ªan ca¨ªdo en un grupo que se disputar¨ªa en Asturias. La fase de clasificaci¨®n comenz¨® con una sorpresa monumental. La estupenda Argelia de Madjer, Belloumi, Assad y Kourichi pudo con la poderosa Alemania de Rummenigge, Breitner, Stielike, Kaltz¡, a la que derrot¨® por 2-1.
Se pasaban la pelota en horizontal mientras los rivales pod¨ªan hacer ganchillo
Todos los equipos del grupo vencieron a Chile y Argelia cay¨® con Austria, que por entonces manten¨ªa un buen bloque que hab¨ªa despuntado ya cuatro a?os antes en Argentina (Krankl, Pezzey, Prohaska¡). Los resultados provocaron que en la ¨²ltima jornada, en el Alemania-Austria, un 1-0 a favor de los teutones clasificara a los dos. De paso, desvel¨® un agujero malsano en el sistema de los Mundiales. Solo a partir de lo ocurrido en aquella farsa del 82 la FIFA oblig¨® a que las ¨²ltimas jornadas se celebraran el mismo d¨ªa y a la misma hora.
El cartel del partido era sugerente. Dos buenas selecciones frente a frente y la desconocida Argelia al acecho. En El Molin¨®n se congregaron 41.007 espectadores, algunos llegados desde fuera de Asturias, de lugares como Cantabria, que no era sede y para cuyas gentes supon¨ªa la oportunidad m¨¢s cercana de asistir al menos a un partido mundialista. Con las gradas muy animadas, y una notable colonia argelina, Alemania arranc¨® fuerte. A los 11 minutos, un centro lateral de Littbarski fue cabeceado por Hrubesch, uno de tantos goliats que empleaban los alemanes como arietes tanques. Desde detr¨¢s de la porter¨ªa del gol pareci¨® que la defensa austriaca hab¨ªa hecho un poco el panolis, demasiado tiesa ante el remate. El resto del partido lo desminti¨®, la par¨¢lisis no fue del todo casual.
A partir del gol alem¨¢n, el que dejaba a los dos contendientes clasificados, comenz¨® la bufonada. Unos y otros se pasaban la pelota en horizontal mientras los rivales ten¨ªan tiempo de hacer ganchillo. Ni rozarse, un sainete total. La gente lo percibi¨® y se arm¨® el taco. Algunos argelinos trepaban por las vallas con idea de interrumpir la pantomima. El p¨²blico silbaba, sacaba pa?uelos, gritaba ¡°que se besen, que se besen, que se besen¡±. El Molin¨®n era un polvor¨ªn, con coros un¨¢nimes a favor de Argelia, con el presidente de su federaci¨®n teniendo que saludar al ruedo, incluso con algunos alemanes y austriacos que optaron por quemar sus banderas. El ¨¢rbitro escoc¨¦s Bob Valentine nada pod¨ªa hacer, la patra?a no estaba reglamentada, no exist¨ªa el pasivo como en el balonmano ni la falta de combatividad del boxeo.
Tras la farsa, las ¨²ltimas jornadas se celebrar¨ªan el mismo d¨ªa y a la misma hora
¡°Yo estaba desesperado¡±, dir¨ªa tiempo despu¨¦s el delantero austriaco Schachner, ¡°porque no entend¨ªa nada al ver c¨®mo nuestro delantero centro, Krankl, se pon¨ªa de l¨ªbero, y c¨®mo el alem¨¢n Briegel me dec¨ªa que no corriera tanto, hasta que lleg¨® un momento que dejaron de pasarme el bal¨®n¡±. Schachner no iba desencaminado. Veinticinco a?os despu¨¦s, el propio Briegel confes¨® a un peri¨®dico africano: ¡°Ente todos tomamos la decisi¨®n de no esforzarnos demasiado¡¡±. Schumacher, el portero alem¨¢n que tambi¨¦n se ganar¨ªa la inquina universal por su brutal asalto al franc¨¦s Patrick Battiston en la semifinal de Sevilla, sali¨® al quite de Briegel a su estilo: ¡°Briegel igual estaba borracho¡±.
Con el rebobinar de las im¨¢genes, todo indica que fue el propio el guardameta el que presuntamente ten¨ªa la misi¨®n de anunciar en el campo el inicio del ¡°toque de queda¡±". La se?al era colocarse una gorra blanca tras el gol de los suyos, como as¨ª hizo. Y fue el mismo Schumacher el que aquella misma noche, ya en su hotel gijon¨¦s, lanz¨® agua y basura a los aficionados que se hab¨ªa concentrado en la calle en se?al de protesta.
Nada hizo la FIFA y Alemania lleg¨® hasta la final, mientras Austria ca¨ªa en la siguiente fase. Argelia, desterrada con aquella bajeza, nunca lo olvid¨®. Y menos ahora, cuando 32 a?os despu¨¦s Alemania se cruza en su camino.
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