La sonrisa imborrable de los ticos
Los aficionados en Costa Rica se despiden del Mundial con festejos y orgullo por el desempe?o de sus nuevos h¨¦roes
Ya se estaban acabando los ritos festivos y las alabanzas para Keylor Navas, el nuevo santo ¡®tico¡¯ en los altares del f¨²tbol. Ya la sorpresa del Mundial estaba perdiendo sorpresa en su territorio porque los aficionados tambi¨¦n se lo estaban creyendo. Se sent¨ªan con el derecho de ver a sus nuevos h¨¦roes en la seminales acabando de recolectar piropos del mundo futbolero. Se la cre¨ªan y cantaban ¡°s¨ª se puede, s¨ª se puede¡± desde horas antes m¨¢s como una constancia que como un anhelo. En Costa Rica pensaban que la travesura global del deporte global pod¨ªa continuar.
As¨ª se prepararon para el juego contra la potente Holanda, pensando que s¨ª pod¨ªa y con centenares de veh¨ªculos sonando sus bocinas un poco por celebraci¨®n previa y otro poco para animarse, porque nadie olvidaba que, al fin y al cabo, Holanda es una potencia y porque el desempe?o de Costa Rica ya hab¨ªa roto las expectativas hac¨ªa rato. Era raro. La posibilidad de acceder a semifinales se mencionaba entre dientes y con una sonrisa nerviosa en cada esquina.
La poblaci¨®n costarricense parec¨ªa preparada para cualquier resultado. De cualquier manera iban a brindar y salir a las calles para alabar a sus nuevos h¨¦roes. Esto fue lo que ocurri¨® dos horas y media despu¨¦s, cuando estos en Brasil quedaron descalificados por la ruleta de penaltis, despu¨¦s de resistir 120 minutos de futbol holand¨¦s con un 0-0 atribuible en mucho al arquero Navas. Con menos bulla y menos alcohol, menos baile y m¨¢s cordura, miles acudieron igual a la rotonda La Hispanidad , al este del casto central de San Jos¨¦. Alguna cimarrona (grupos de m¨²sica popular), alg¨²n petardo y algunas fiestas caseras tambi¨¦n escuchaban desde la calle.
¡°Alguien se tiene que beber todo esto y hay que brindar por esos maes las veces que sea necesario¡±, dec¨ªa Francisco, un joven de la provincia de Alajuela, mostrando una caja de 24 cervezas para ¨¦l y sus dos amigos. Estaban zambullidos en el tel¨¦fono m¨®vil porque les urg¨ªa un dato de vida o muerte, dec¨ªa su compa?ero. ¡°?Cu¨¢ndo llega la Sele?¡±, era la pregunta de ellos y miles en las redes sociales. Se inform¨® de que llega el martes y ¡°el recibimiento tiene que ser b¨¢rbaro¡±, exclam¨®.
Para muchos, los futbolistas de la Sele son h¨¦roes tanto como el director t¨¦cnico Jorge Luis Pinto, el colombiano al que hace un mes miraban con escepticismo y ahora los diputados le ofrecen la ciudadan¨ªa de honor. La Asamblea Legislativa program¨® un homenaje desde antes de este juego, los ayuntamientos ya los han declarados ¡°hijos predilectos¡± y aument¨® en el Registro Civil la escogencia de nombres de los m¨¢s mimados. Keylor, Bryan (por el volante Ruiz), Joel (por el delantero Campbell) y Celso (por el espigado marcador de zona media) van ya como homenaje en los reci¨¦n nacidos. No son nombres castizos ni usuales, pero ya son nombres de h¨¦roes.
Dentro de 20 a?os, estos beb¨¦s sabr¨¢n contar una historia hasta hoy inveros¨ªmil para un pueblo que era muy aficionado al f¨²tbol, pero que hoy est¨¢ pose¨ªdo por el orgullo nacional. Patria, Dios y futbol se han mezclado en torno al equipo liderado por Navas, un futbolista que se persigna y apunta al cielo cada vez que brilla en una jugada, que son muchas. Ha dicho que hay ¨¢ngeles a los costados de su marco y ellos le ayudan a defenderse. El pueblo en su mayor¨ªa cat¨®lico, puede creerlo, pero para otros m¨¢s paganos el ¨¢ngel es el mism¨ªsimo Navas.
Los seleccionados de Costa Rica, esos que hicieron trizas pron¨®sticos y apuestas el quedar primeros en el ¡°grupo de la muerte¡± se van invictos de Brasil. Anotaron cinco goles y solo les anotaron dos, resistieron con un hombre menos ante Grecia en octavos de final y ante Holanda con un Robben endiablado como era de esperar. ¡°No somos una potencia; trabajamos con lo que tenemos y jugamos excelente¡±, dec¨ªa Pinto y la imagen televisada lo mostraba lloroso. Aqu¨ª en Costa Rica tambi¨¦n lloraban y las palabras ¡°orgullo¡± y ¡°grandeza¡± y ¡°dignidad¡± eran lugares comunes este s¨¢bado.
Los ticos se relamen con el ego. Pendientes siempre de qu¨¦ dicen de su pa¨ªs peque?o, en este caso su Selecci¨®n los ha satisfecho. Que si Maradona dijo, que si Menotti alab¨® o si los programas deportivos mexicanos (tan criticados como vistos) han reconocido el papel de la ¡°Sele¡±. Artistas hispanos como Alejandro Sanz, Jorge Drexler, Juan Luis Guerra y Ren¨¦ (Calle 13) han dado el apoyo en sus cuentas en Twitter, adem¨¢s de personalidades de Centroam¨¦rica, donde han respaldo a los futbolistas costarricenses como suyos. Como en los reinados de belleza el t¨ªtulo de ¡°miss simpat¨ªa¡± equivale a una corona para quien no aspiraba a tanto.
Al t¨¦rmino del partido, no se pudo. Los futbolistas costarricenses fueron mareados por la posesi¨®n de la pelota de los holandeses y dejaron en Navas mucho de su futuro, tanto que acab¨® como el mejor jugador del encuentro, seg¨²n FIFA, por tercera vez en este Mundial. Los ticos se so?aban traviesos en semifinales del Mundial, pero la novela se acab¨® con ellos metidos entre los mejores ocho de la Copa, eliminados en el desempate por penaltis. As¨ª nace una nueva leyenda deportiva con connotaciones mayores. ¡°Todo un pa¨ªs los abraza, muchachos, son leyenda¡±, dec¨ªa el presidente Luis Guillermo Sol¨ªs.
Como en los mejores placeres, al final queda una sonrisa y no un lamento. En el caso de Costa Rica, a¨²n es pronto para saber qu¨¦ pasar¨¢ con sus nuevos h¨¦roes o con su f¨²tbol, pero ya la inyecci¨®n de optimismo es evidente. ¡°Ya estoy pensando en Rusia¡±, ha escrito en su perfil de Twitter el delantero ?lvaro Sabor¨ªo, lesionado d¨ªas antes de comenzar este Mundial cuando su noticia alimentaba el escepticismo y hac¨ªa impensable la fiesta de hoy. Era la noche del s¨¢bado y no hab¨ªa rastros de tristeza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.