¡°Hoje tem jogo¡±
Ya nadie trabaja. Hoy, en todo el pa¨ªs no se habla de otra cosa. Hoy hay partido
Hoy el restaurante de la esquina cierra. Tiene un cartel en el que prev¨¦ a sus clientes que los d¨ªas de partido no se trabaja. En el metro, por la ma?ana, los vagones van llenos de personas con ropas amarillas: j¨®venes con el uniforme oficial de la selecci¨®n y el n¨²mero de Neymar a la espalda que trabajan en una oficina o en una tienda, pero tambi¨¦n se?oras de 40 o 50 a?os que se colocan una camiseta cualquiera amarilla cubierta de una rebeca verde, los colores de hoy. Tambi¨¦n los empleados de los supermercados, las cajeras, los camareros, los que atienden el micr¨®fono de los McDonad's o los redactores de un peri¨®dico. Los padres y los hijos. Las madres y los hijos. Los se?ores mayores y los ni?os, sobre todo los ni?os. Hoy por la ma?ana hay un tipo en un bar de una esquina de S?o Paulo tomando un caf¨¦ con un gorro verde en la cabeza, rid¨ªculo y orgulloso.
Hoy, a las cuatro de la tarde (hora local), una hora antes de que empiece el Brasil-Alemania, ya es fiesta. Ya nadie trabaja. Los alcaldes de las grandes ciudades tienen que tener cuidado porque es el momento temido de estos d¨ªas (semi) laborables en el que hay riesgo de que se colapsen las avenidas de atascos repentinos y descomunales. Hoy las radios, las televisiones, los peri¨®dicos y los conductores de autobuses no hablan de otra cosa, machaconamente, insistentemente: ¡°Hoje tem jogo¡±. Hoy hay partido.
El apoyo de la gente a la selecci¨®n y la pasi¨®n por el Mundial de f¨²tbol va m¨¢s all¨¢ de las t¨¢cticas, de los jugadores o del juego mismo
Algo comparable s¨®lo existe en Navidad en Espa?a. As¨ª, es como si se festejara una Nochebuena tras otra, cada tres d¨ªas, cada vez con mayor intensidad, seg¨²n Brasil se va clasificando y escalando hasta la final de Maracan¨¢ del domingo. Las protestas han remitido completamente. Hasta el Financial Times elogiaba hace dos d¨ªas la seguridad y otros aspectos organizativos que antes de que comenzara a rodar la pelota se cuestionaban mucho.
Pero a los brasile?os estas cosas, que les han venido atormentando en las ¨²ltimas semanas, hoy no les preocupan demasiado: Porque hoy hay partido. Hoje tem jogo. Tampoco el laberinto de combinaciones que el entrenador Scolari tendr¨¢ que componer para sustituir a Neymar, el que viaja a la espalda de miles de camisetas por todas las calles de Brasil pero que hoy no jugar¨¢ porque tiene una v¨¦rtebra a la virul¨¦; tampoco el hecho de que Brasil no juegue bien, seg¨²n los especialistas, o no juegue tan bien como se supone que tiene que jugar Brasil. Eso hoy no importa porque el apoyo de la gente a la selecci¨®n y la pasi¨®n por el Mundial de f¨²tbol va m¨¢s all¨¢ de las t¨¢cticas, de los jugadores o del juego mismo.
Alguien dijo una vez que la v¨ªspera es mejor que la fiesta. Ma?ana, dentro de un rato, cuando todo haya acabado, ser¨¢ el cielo o el infierno, sin paradas intermedias.
Pero hoy todav¨ªa es hoy: Hoje tem jogo.
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