¡®La bala¡¯ Alba

Le llaman la bala. Y demostr¨® por qu¨¦ el mi¨¦rcoles en el Calder¨®n. Jordi Alba, aquel ni?o menudo que iba para delantero, jug¨® de extremo y termin¨® como lateral, corre la banda como pocos. Lo hace en el sentido m¨¢s literal. Como si de un velocista se tratara. ¡°Vuela¡±, resume Iniesta. ¡°Si se pone a correr no lo pillas ni en broma¡±, apunta Piqu¨¦. Y eso hizo en el partido de vuelta de los cuartos de la Copa ante el Atl¨¦tico. Su velocidad es tal que particip¨® de una misma jugada en las dos ¨¢reas. Pas¨® de la defensa al ataque en un tris: intercept¨® un chut de Griezmann con el brazo en el ¨¢rea (infracci¨®n que el ¨¢rbitro no consider¨®) y, unos segundos m¨¢s tarde, dio la asistencia de gol para que Neymar apuntara el tercero en la cuenta del Bar?a.

Alba recorri¨® unos 95 metros en tan s¨®lo 14 segundos para completar otro contragolpe del equipo dirigido por Luis Enrique. El tiro de Griezmann se estamp¨® en el codo de Alba y el bal¨®n lo acun¨® Rakitic, que se encarg¨® de sacarlo del ¨¢rea; el croata se lo dio a Messi, en el centro del campo, y este encontr¨® receptor: de nuevo Alba, que control¨® en el pico del ¨¢rea peque?a y cruz¨® a la derecha para Neymar ¡ª¡°Nadie est¨¢ obligado a gustar a nadie¡±, apunt¨® ayer en Instagram, a cuenta de la pol¨¦mica por sus filigranas.

No hay escenario en el que Alba se sienta m¨¢s c¨®modo que en ese en el que gana el f¨²tbol vertical. En el Calder¨®n fue el jugador que m¨¢s particip¨® en el juego

Aquella jugada, con la que los azulgrana dictaron la sentencia que les permite plantarse en las semifinales de la Copa, define el tipo de juego que Luis Enrique dispuso sobre el tapete. Puestos a combatir la agresividad del Atl¨¦tico y el desinter¨¦s de Simeone por la posesi¨®n de la pelota, qu¨¦ mejor que pelear con sus mismas armas. No qued¨® ni rastro del Barcelona que empeque?ec¨ªa cuando los partidos enloquec¨ªan, ni asomo de ese equipo incapaz de armar una contra. Hace unos a?os se contaban las jugadas seg¨²n el n¨²mero de pases brindados antes de hacer gol. En el Manzanares el Atl¨¦tico se rindi¨® ante un Bar?a que ha puesto en marcha la econom¨ªa del pase: cuantos menos toques sean necesarios para llegar a la porter¨ªa, mejor.

Se vio ya con el primer gol: Messi se apropi¨® del bal¨®n en campo propio, Su¨¢rez recibi¨® en el centro del campo y filtr¨® un pase en profundidad para Neymar. Gol. El brasile?o estuvo a punto de culminar una jugada m¨¢s minimalista todav¨ªa: sac¨® Ter Stegen, ese portero que es una delicia con los pies, y la pelota cay¨® ante el delantero, que arranc¨® en carrera y bati¨® a Oblak. El tanto no subi¨® al marcador porque el ¨¢rbitro estim¨® fuera de juego.

Con Luis Enrique el equipo del toque y la posesi¨®n meti¨® dos goles al contraataque, pero pudieron ser tres. No hay escenario en el que Alba se sienta m¨¢s c¨®modo que en ese en el que gana el f¨²tbol vertical. El mi¨¦rcoles fue el jugador que m¨¢s particip¨® en el juego, con 80 pases buenos (92 en total), 12 balones recuperados (el que m¨¢s), 11 perdidos (tambi¨¦n el que m¨¢s) y 11 despejes (s¨®lo uno menos que Piqu¨¦); dio un centro, dos asistencias y recibi¨® tres faltas. Hasta se atrevi¨® con un regate. Lo que para Iniesta, m¨¢s de la pausa y el toque, del control y la posesi¨®n, es un ambiente hostil, donde apenas huele el cuero, para Alba, la bala, un polvorilla, es el para¨ªso.