El Madrid se pone a cien

Con la foto de la canasta de Llull aun en la retina, las semifinales de la Copa en Gran Canaria certificaron el dominio inabarcable de los dos grandes del baloncesto espa?ol. El Madrid ataj¨® el entusiasmo del Joventut y se plant¨® en su 43? final del torneo con otro golpe de autoridad en el tercer cuarto que dej¨® en el olvido las dificultades iniciales. El conjunto de Laso repiti¨® el libreto del partido de cuartos ante el CAI y se apunt¨® a revalidar el t¨ªtulo con un demoledor parcial de 8-25 tras el descanso, que retrat¨® la distancia presupuestaria y deportiva entre los contendientes. Los blancos se pusieron a cien rumbo al en¨¦simo cl¨¢sico de la historia reciente y establecieron, con 16 dianas, el r¨¦cord de triples de la competici¨®n. Cinco de ellas, sin fallo, se las apunt¨® el propio Llull, que sac¨® lustre a su condici¨®n de especialista en esta cita con 19 puntos.

Jugaba la fatiga y venci¨® la inercia. La contienda dur¨® 20 minutos. En la v¨ªspera, cinco jugadores del Joventut hab¨ªan acumulado m¨¢s de 25 minutos en sus piernas para derrotar al Gran Canaria mientras que tan solo Rudy y Llull alcanzaron ese cronometraje en la victoria del Madrid ante el CAI. La lesi¨®n del bosnio Suton (que reapareci¨® tras el descanso) dej¨® adem¨¢s la rotaci¨®n verdinegra en 10 hombres por los 12 del cat¨¢logo de Laso, acostumbrados a la exigente secuencia de partidos viernes-domingo entre la competici¨®n europea y la local. El conjunto madridista vio un fil¨®n en la capacidad de su dep¨®sito y busc¨® desde el salto inicial acreditar su mayor cilindrada. Por agitaci¨®n y explosividad, el quinteto de los blancos se propuso medir el octanaje de su rival mezclando en pista a los Sergios, Rodr¨ªguez y Llull, y a Rudy. Y como sucediera en el partido de cuartos, la efervescente puesta en escena dio la iniciativa al vigente campe¨®n (5-10, m. 4). Sin embargo, entro de inmediato en un atolladero.

El demoleor parcial del tercer cuarto (8-25) retrat¨® la diferencia que hay entre los dos

El baile entre Llovet y Ay¨®n acapar¨® los primeros minutos y destap¨® los primeros problemas para el Madrid. En menos de tres minutos, el p¨ªvot mexicano acumul¨® dos faltas personales que trastocaron la pizarra de Laso y ense?aron la veta buena al Joventut. Slaughter tom¨® el relevo de Ay¨®n pero repiti¨® al mil¨ªmetro su actuaci¨®n: otras dos faltas, esta vez en dos minutos. Aprovechando los descosidos en la zona madridista, las torres de Maldonado colonizaron la pintura y acapararon el rebote (12-5 en el primer cuarto). Nada mejor¨® con el destemplado desembarco de Bourousis en el partido, incapaz de tapar los agujeros de la defensa madridista. Los rebotes de Llovet, las penetraciones de Mallet y el trabajo de Kirsay a pista completa cimentaron un 10-0 de parcial que permiti¨® a los verdinegros coger carrerilla (15-10, m. 7).

De nuevo con Rudy como artificiero (3 de 4 en triples, en el primer cuarto), el Madrid minimiz¨® los da?os al tiempo que buscaba el libro de instrucciones para partidos enrevesados. Mientras ?lex Su¨¢rez y Savan¨¦ continuaban martilleando el aro madridista, Nocioni sali¨® al rescate tambi¨¦n desde el per¨ªmetro. El Chapu afin¨® punter¨ªa y con tres triples ataj¨® los primeros demarrajes del Joventut (39-40, m. 17), pero la tercera falta le mand¨® al banquillo y cort¨® su racha. Persistieron en su empe?o los verdinegros que, hasta que les aguant¨® el dep¨®sito, mezclaron con criterio cabeza y piernas, experiencia y juventud. Un rebote tit¨¢nico de Miralles cerr¨® el segundo cuarto con un 52-46 para La Penya y desat¨® el optimismo en su hinchada bajo los acordes de Mi gran noche de Raphael a ritmo de charanga.

Fue un espejismo de 20 minutos. Algo se cuece en el vestuario del Madrid que, como ocurriera frente al CAI, hace que el equipo entre en ebullici¨®n a la vuelta de la caseta. Cuesti¨®n de biorritmos o dosificaci¨®n, de concentraci¨®n o est¨ªmulo, de solvencia o de suficiencia, lo cierto es que la mutaci¨®n es recurrente. Maciulis apret¨® las tuercas en defensa, Ay¨®n dio una mano de rodillo en la pintura y Rudy y Llull destaparon la caja de los truenos. La tormenta, que ante el CAI fue un 17-5, consisti¨® esta vez en un parcial de 2-20 en apenas siete minutos (54-66, m. 27). Con la defensa como cimiento y el v¨¦rtigo como guion original, el Madrid desat¨® su mejor versi¨®n y puso en marcha el tocadiscos para celebrar el pase a su quinta final copera en los ¨²ltimos seis a?os, todas ante el Bar?a. El p¨®ster de Soloz¨¢bal en 1987 en Valladolid y el de Llull hace un a?o en M¨¢laga tendr¨¢n en Gran Canaria otra reedici¨®n del cl¨¢sico interminable del baloncesto espa?ol.