Vitolo vuelve a exhibirse

No deja de llamar a las puertas de la selecci¨®n Vitolo, exuberante y acertado, decisivo en las ¨²ltimas fechas para el Sevilla, vital para que el equipo de Unai Emery dejase atr¨¢s una racha de cuatro desplazamientos ligueros sin puntuar. Venci¨® en Riazor con un p¨®ker realizador en el que fue protagonista el extremo canario, que anot¨® los dos goles que remontaron la ventaja inicial del Deportivo, provoc¨® un penalti que ejecut¨® Gameiro y sentenci¨® en una contra que golpe¨® en Sidnei para envenenarse hacia la red. Demasiado futbolista, demasiada velocidad y potencia para el cristalino armaz¨®n defensivo del Deportivo, que camina hacia los puestos de descenso con la peor de las sensaciones para navegar por ellos, la de haber regresado a la fragilidad.

Ocurre que el combo que prepara V¨ªctor Fern¨¢ndez, tan esforzado y mejorado como est¨¢ respecto a la primera vuelta, se mostr¨® demasiado permeable. Hay una sensaci¨®n ambivalente en A Coru?a respecto al equipo. Por una parte hay un temor reverencial al descenso, que se percibe con el pavor de una afici¨®n que ha sufrido sendas ca¨ªdas en las dos ¨²ltimas campa?as que el equipo ha jugado en Primera en el ep¨ªlogo de la presidencia de Augusto C¨¦sar Lendoiro; por otra se tiene la impresi¨®n de que nada malo va a pasar, de que hay tres o m¨¢s equipos manifiestamente inferiores al suyo. Puede ser as¨ª, pero el Deportivo tiene varios problemas, sobre todo uno que ha reaparecido tras unas semanas y que le puede mandar de nuevo al hoyo si no encuentra una soluci¨®n: tiene una querencia a ser demasiado accesible, con un punto de juvenil atrevimiento ante rivales con los que, vistos sus recursos, no es aconsejable intercambiar guantes. El Sevilla le marc¨® cuatro goles como quien lava y le pudo marcar cuatro m¨¢s sin tener m¨¢s control del partido que el de buscar la contra y lanzarse hacia la meta.

Los hispalenses pudieron golear simplemente esperando a la contra

No hubiera sido justa m¨¢s diferencia en el marcador de la m¨ªnima que marc¨® al final porque el Deportivo mostr¨® y encontr¨® m¨¢s recursos en ataque de los que acostumbra, pero se aboc¨® a un partido que se rompi¨® de inicio y lo pag¨®. No pareci¨® la mejor de las soluciones para un equipo que tiene mucha menos pegada que el rival. Se expuso a un pulso en el que era m¨¢s d¨¦bil y del que sali¨® indemne en la primera mitad de partido porque al Sevilla le falt¨® resoluci¨®n en los metros finales. No atinaron los chicos de Emery de inicio en los ¨²ltimos metros, bien porque los pasadores estaban imprecisos, bien porque los que recib¨ªan perd¨ªan la paciencia y se iban tras la l¨ªnea trasera del Deportivo, que se puso en ventaja, pero no dej¨® de estar en el alambre. Marc¨® Oriol Riera, que ya le tocaba tras tanto trabajo. Lo hizo en dos ocasiones, lo merec¨ªa el ariete y las encontr¨® en dos de jugadas similares a las que hab¨ªa repetido sin acierto la semana pasada en el inocuo bombardeo deportivista de Almer¨ªa: desmarque al primer palo, toque leve y gol. Dos veces le enviaron la pelota en tiempo y hora primero Cavaleiro para adelantar al D¨¦por en el marcador, luego Luisinho para so?ar con una remontada contra el reloj. Anot¨® con guante de seda el delantero, lo hizo tambi¨¦n al final del partido Lucas P¨¦rez, que encontr¨® antes cuatro opciones muy claras y envi¨® una falta al larguero. Volvi¨® a producir en ataque el Deportivo, pero el problema lo ten¨ªa m¨¢s atr¨¢s.

El roto lo gestion¨® con acierto incomparable Vitolo, pero lo trabajaron todos sus compa?eros, que entendieron el partido que le planteaba el Deportivo y le sacaron fruto en cuanto ajustaron sus acometidas. El empate que frustr¨® en cuatro minutos la ventaja local alert¨® sobre la facilidad del Sevilla para llegar a la red. Marc¨® en acciones resueltas con tanta facilidad y precisi¨®n, sin aparente oposici¨®n, que pareci¨® hasta sencillo. Se evidenci¨® entonces lo que era el partido, un ir y venir en el que disfrutaban los que golpeaban y padec¨ªan los que se defend¨ªan. Blando como fue, al menos nunca dej¨® de disputarlo el Deportivo, magro consuelo cuando la permanencia depende, antes que nada, de que el rival no marque gol.