?lex Men¨¦ndez hunde al Espanyol

Cuando ya se empezaba a ver el esqueleto del Power8 Stadium, cuando el aficionado del Espanyol desfilaba para casa semiconforme con el empate, lleg¨® la debacle. Fue Roco el que no quiso jugar un bal¨®n para ahorrarse problemas; y fue una piller¨ªa del Sporting ¡ªLora sac¨® de banda a la velocidad del rayo hacia Pablo P¨¦rez, que se la puso a la carrera de ?lex Men¨¦ndez y de ah¨ª a gol¡ª la que defini¨® un encuentro de dos partes bien diferenciadas.

Abelardo transmiti¨® gallard¨ªa desde la alineaci¨®n ¡ªsali¨® con dos ni?os de 19 a?os: Halilovic y Sanabria¡ª y el Sporting, convencido, propuso un f¨²tbol atildado, de toque y ritmo, de altos quilates. Al menos al inicio porque no es extra?o que esos imberbes, con la confianza que no encontraron en el Bar?a [Sanabria tampoco en la Roma], se crezcan para hacer lo que siempre hicieron desde que med¨ªan medio metro. Eso es, regates y pases del croata y goles del paraguayo, que ya desmont¨® al Deportivo con dos dianas. Ante el Espanyol fue Halilovic la filigrana y el disparo, la clase y eficacia.

La puesta en escena del Espanyol fue diametralmente opuesta, atendiendo m¨¢s la retaguardia que al frente en lo que es una se?al m¨¢s de que este equipo a¨²n no se lo cree. Resulta que se castiga la cabeza, que de un granito de arena hace monta?as. Le pudo el estigma de los goles encajados ¡ªsabedor de que es el equipo que m¨¢s goles ha recibido (15)¡ª, una fragilidad que no responde a su clasificaci¨®n. Pero fue ese temor al gol rival lo que le hizo abrigarse en su ¨¢rea, conforme con la posesi¨®n y el baile por momentos del Sporting. Prefer¨ªa el equipo blanquiazul la contra, la salida espor¨¢dica al abordaje con Asensio como trampol¨ªn. Pero al mediapunta le faltaban l¨ªneas de pase y en ocasiones pec¨® del quiebro. Hasta que en una de esas, se col¨® por el costado izquierdo y se la cedi¨® a Caicedo, que sac¨® el trasero para proteger la posici¨®n y el cuero para despu¨¦s tirarse a la lona cuando not¨® el contacto de Bernardo. Penalti que fall¨® el propio Caicedo porque as¨ª lo determin¨® el guante de Alberto. Antes, sin embargo, ya la hab¨ªa liado Halilovic.

Jug¨® el Sporting con las ideas claras, presionando la salida del rival y acosando sobre todo en la zona de creaci¨®n. Robo y ataque con Halilovic de catapulta. En una de esas, Sergio ?lvarez se la llev¨® y su disparo le hizo arrumacos al palo. En la otra, Lora sis¨® el esf¨¦rico y se lo cedi¨® al croata que, con un segundo para girarse y acomodarse la pelota, defini¨® con el interior del pie y ajustado al poste y a gol. Lo festej¨® con algarab¨ªa, que por algo era su primer gol en Primera Divisi¨®n.

Recobr¨® entonces el Espanyol la ambici¨®n, ya sin fantasmas que evitar. Adelant¨® las l¨ªneas, recuper¨® la pelota y se present¨® en el ¨¢rea rival. Pero a V¨ªctor S¨¢nchez le sali¨® flojo el disparo y a Asensio demasiado centrado. Faltaba, claro, Caicedo, que pele¨® hasta con su sombra y al final tuvo su recompensa. Fue tras un pase de cuchara y por encima de la defensa de Ca?as que Duarte reconvirti¨® en centro. Y ah¨ª, en el ¨¢rea chica, se tir¨® Caicedo con todo para lograr las tablas y pedir el cambio con la rodilla inflamada. Eso ocurri¨® apenas unos instantes antes de que Sanabria rematara al larguero una jugada de estrategia del Sporting.

Pero fue el Espanyol el que sigui¨® con el acoso, con una doble oportunidad de Hern¨¢n P¨¦rez y Duarte, y luego un disparo de Arbilla, todas bien repelidas por Alberto. Demasiados fallos que castig¨® ?lex Men¨¦ndez sobre la bocina. ?l fue el pillo. El fuerte, Caicedo. Y el bueno, Halilovic.