Ni rastro del campe¨®n Bar?a
Secado el tridente, el equipo se qued¨® sin juego y el entrenador no tuvo respuestas
El Atl¨¦tico firm¨® en 1996 el finiquito de Cruyff como entrenador del Bar?a. Tambi¨¦n elimin¨® al equipo de Martino de la Champions y gan¨® la Liga en el Camp Nou. Y ayer impidi¨® que el tridente pudiera revalidar el t¨ªtulo ganado en Berl¨ªn. Los muchachos de Simeone hab¨ªan perdido los siete partidos jugados contra los de Luis Enrique hasta que anoche cantaron victoria en el Calder¨®n. Un triunfo reparador para un equipo indesmayable dispuesto tambi¨¦n ahora a disputar la Liga al Barcelona.
No apareci¨® a ¨²ltima hora el pie sino la mano de Iniesta para firmar la derrota de un equipo azulgrana que empez¨® por perder partidos de manera sorprendente y ha seguido por asumir una eliminaci¨®n estridente en la Copa de Europa. Nadie sabe ya qu¨¦ puede pasar el domingo contra el Valencia. La delantera se ha quedado seca y el entrenador no encuentra soluciones porque la baja forma se ha escampado como la peste entre titulares y suplentes en el vestuario del Camp Nou.
No apareci¨® a ¨²ltima hora el pie sino la mano de Iniesta para firmar la derrota de un equipo que empez¨® por perder partidos de manera sorprendente
No funcionan los solistas, tampoco se advierte sentido de equipo y ha desaparecido el solfeo de La Masia. Messi est¨¢ fuera de onda, incapaz de meter un gol desde hace cinco partidos, cosa que no pasaba desde 2009-2010, Neymar anda m¨¢s en el suelo que de pie y no basta con el esfuerzo y la puntera de Luis Su¨¢rez. No se han recuperado los azulgrana de la derrota del cl¨¢sico como ocurri¨® en la ¨²ltima temporada de Guardiola, cuando tambi¨¦n fueron apeados despu¨¦s de Europa por el Chelsea de Torres.
El Bar?a es un equipo impotente y frustrado, sin energ¨ªa ni fe, blando en la defensa y t¨ªmido ofensivamente, incapaz de rebelarse contra la adversidad, en Anoeta, en el Camp Nou y en el Calder¨®n. Hay un problema an¨ªmico y de f¨²tbol, simplificado en la figura de Messi, cuya melancol¨ªa resulta contagiosa, especialmente en jugadores vitales como Neymar o fr¨ªos como Busquets. Los partidos decisivos precisan de talento y las figuras no aparecieron ante un rival enfebrecido como el Atl¨¦tico.
Los azulgrana dimitieron nada m¨¢s salir al campo, presos los jugadores del miedo, m¨¢s pendientes de tocar y tocar en su cancha para ganar seguridad y confianza, que de atacar al contrario, que camp¨® a sus anchas en el Manzanares. El drama es que tampoco sabe cuidar de s¨ª mismo, y menos cuando enfrenta a rivales endurecidos como el Atl¨¦tico. Ahora ni siquiera contraataca, un recurso del que ha vivido mucho tiempo, confiado en los goles del tridente y la jerarqu¨ªa de Messi.
Hay un problema an¨ªmico y de f¨²tbol, simplificado en la figura de Messi cuya melancol¨ªa resulta contagiosa
Va siempre el Bar?a a remolque, sin autoridad ni dominio, plano y chato, como en los tiempos de Martino. No se sabe a qu¨¦ juega o qu¨¦ pretende el equipo de Luis Enrique. A veces Mascherano suelta un balonazo, en otras Messi se tira una carrera defensiva y ocasionalmente rompe las l¨ªneas Iniesta. No hay quien chute con un f¨²tbol tan indefinido y espantado, contrario al del Atl¨¦tico. Aunque espabilaron despu¨¦s del descanso, su respuesta fue pobre en un torneo exigente como la Champions.
Los azulgrana no acabaron ninguna jugada; los atl¨¦ticos las remataron casi todas, s¨ªntesis de un partido sin picante por parte del Bar?a. No hubo quien diera un susto a Oblak por m¨¢s que el ¨¢rbitro no pitara en el ¨²ltimo minuto un penalti por manos de Gabi. Apenas protestaron los azulgrana, igual de rendidos cuando a Messi se le anul¨® un gol legal el d¨ªa que el Atl¨¦tico cant¨® el alir¨®n en Barcelona. El equipo de Luis Enrique nunca dio la sensaci¨®n de poder remontar, m¨¢s espectador que protagonista, sin velocidad, agresividad, profundidad, finura, ni liderazgo.
La depresi¨®n ha alcanzado incluso a un irreductible como Luis Su¨¢rez, que sumaba 45 goles en 45 partidos, hasta que lleg¨® al Calder¨®n. No le queda m¨¢s remedio al equipo que identificar el problema para encontrar la soluci¨®n, cosa que no es f¨¢cil: el Bar?a ha perdido tres de los ¨²ltimos cuatro partidos despu¨¦s de encadenar 39 encuentros invicto y el equipo de Luis Enrique cay¨® por primera vez despu¨¦s de 13 eliminatorias sin tacha. Ha pasado de una din¨¢mica positiva a una negativa y precisa encontrar ya mismo el punto de inflexi¨®n.
Las victorias del Atl¨¦tico siempre dejaron huella en el Camp Nou. Incluso en los tiempos de Cruyff.
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