La polic¨ªa no logra pacificar el Puerto Viejo de Marsella
Los hinchas ingleses protagonizan disturbios por segundo d¨ªa consecutivo evocando los actos que paralizaron la ciudad en el Mundial de 1998
El Puerto Viejo de Marsella es un rinc¨®n comparativamente min¨²sculo en el entramado industrial que se extiende desde la laguna de Berre hasta el parque de Calanques. Pr¨¢cticamente el ¨²nico lugar en 50 kil¨®metros de costa mediterr¨¢nea donde la vista puede hacer un par¨¦ntesis en la repetici¨®n brutal de hormig¨®n y asfalto. Es el santuario que eligieron los hooligans cuando celebraron la borrachera preliminar antes de emprender los disturbios que paralizaron la ciudad durante tres d¨ªas en el Mundial de 1998. El mismo escenario que en la noche del jueves al viernes ocup¨® la avanzadilla de 300 hinchas ingleses para emprender un campeonato de libaciones que acab¨® en peleas y arrestos. Inglaterra ha regresado a Marsella y los antecedentes que se?alan el car¨¢cter salvaje de los seguidores brit¨¢nicos se han plasmado en nuevos hechos de barbarie con un efecto contagioso sobre grupos o individuos de franceses y rusos acudiendo a la gresca, como pudo verse este viernes, cuando varios testigos describieron ataques a personas que luego fueron arrojadas al mar. Los altercados siguieron reproduci¨¦ndose sin que la polic¨ªa pudiera pacificar la zona.
El Puerto Viejo, con sus terrazas coquetas circundando los muelles perfectamente recortados, fue, una vez m¨¢s, el escenario de los primeros incidentes. ¡°ISIS, ?d¨®nde est¨¢s?¡±, cantaba la muchedumbre, con esas modulaciones corales propias de los estadios de la Premier. ¡°ISIS, ?d¨®nde est¨¢s?¡±.
Antes de la pelea prosperaron las pintas de cerveza, el folklore y las ocurrencias sobre el terrorismo en Francia con alusiones a los hinchas del Olympique de Marsella, en gran parte musulmanes. El pub Queen Victoria, con su amplia oferta de Murphy's y patatas fritas, fue el epicentro de algo as¨ª como un festival pagano del Brexit.
La secuencia de la madrugada del viernes fue m¨¢s o menos gradual. Las melod¨ªas dieron paso a los insultos, y los insultos a las agresiones f¨ªsicas. Hasta que lleg¨® la polic¨ªa para contener lo que, de momento, parece controlable a la espera de la llegada de unos 100.000 hinchas ingleses de refresco, muchos sin entrada. El saldo oficial provisional no parece grave: unos cuantos botes de gas lacrim¨®geno, cuatro polic¨ªas con heridas leves y dos detenidos. El presidente del comit¨¦ organizador de la Eurocopa, Jacques Lambert, se apresur¨® a interpretar los hechos con condescendencia, el viernes por la ma?ana: ¡°No hay que confundir hooliganismo con ebriedad en la v¨ªa p¨²blica¡±.
El recuerdo del paso destructivo de los seguidores ingleses por la ciudad, coincidiendo con el Inglaterra-T¨²nez del Mundial de 1998, estaba muy presente en los planes de Laurent N¨²?ez, prefecto de Polic¨ªa de las Bocas del R¨®dano, cuando el jueves pasado comenzaron a cumplirse los pron¨®sticos m¨¢s pesimistas. ¡°No contribuir¨¦ a la alarma¡±, repet¨ªa N¨²?ez, mientras reconoc¨ªa que se han interceptado mensajes entre bandas violentas de seguidores rusos y brit¨¢nicos cit¨¢ndose para un combate. N¨²?ez insiste en que lo tiene todo bajo control.
La polic¨ªa francesa sabe bien lo que significa perder una ciudad por causa del f¨²tbol. Entre el 13 y el 15 de junio de 1998, Francia vivi¨® los episodios de violencia m¨¢s graves jam¨¢s registrados en su territorio con motivo de un espect¨¢culo deportivo. Hubo m¨¢s de 200 detenciones y hasta cuatro heridos graves despu¨¦s de que entre 200 y 500 hooligans se enfrentaran a grupos ultras del Olympique provocando da?os multimillonarios, sobre todo en las tiendas y los establecimientos que conformaron el campo de batalla.
El deshonor de Blair
¡°Esto es un deshonor total¡±, lament¨® el entonces primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, que atribuy¨® los incidentes a ¡°brutos borrachos y atolondrados¡±. Los desmanes de Marsella adquirieron proporciones de crisis pol¨ªtica internacional. ¡°La dignidad de la Copa del Mundo, s¨ªmbolo de fraternidad entre los pueblos, exige que el equipo ingl¨¦s sea descalificado¡±, reclam¨® Renaud Muselier, el que fuera adjunto al alcalde marsell¨¦s, antes de pedir a Gran Breta?a que corriera con los gastos.
La federaci¨®n inglesa emiti¨® ayer un comunicado oficial: ¡°Estamos realmente decepcionados por los des¨®rdenes en Marsella y condenamos esta conducta. Las autoridades deben identificar a los responsables y tratarlos como se merecen¡±.
Paternal, Roy Hodgson, el seleccionador, ofreci¨® un consejo a los aficionados. ¡°Disfruten de la Eurocopa¡±, recomend¨®, ¡°como han hecho con cada torneo desde que yo soy seleccionador. Y procuren no meterse en l¨ªos¡±.
Hodgson hablaba mientras en la calle, fuera del V¨¦lodrome, sonaban las sirenas.
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