Italia se encoge de hombros
La pr¨®xima rival de Espa?a juega con los suplentes y acepta el dominio y el triunfo de una Irlanda a la que sobra fe
A Italia ni le iba ni le ven¨ªa el partido, clasificada como estaba ya primera de grupo y con el choque de octavos de final ante Espa?a a la vuelta de la esquina. Circunstancia que desbrav¨® la fiereza de un equipo que vive de la competitividad y que, de paso, aliment¨® la esperanza de una Irlanda acuciada de los tres puntos para lograr el pasaporte para la siguiente ronda. La receta verde era simple: gazuza, intensidad, carreras y sobre todo fe. La llave del pasaporte para la siguiente ronda, sin embargo, no fue la fuerza ni el f¨ªsico sino el talento de los dos jugadores m¨¢s finos. As¨ª, Hoolahan la puso con rosca y Brady cabece¨® a la red tras adelantarse a Sirigu, que sali¨® a cazar moscas. Pas¨® Irlanda, lo celebra la Eurocopa porque su aliento es la salsa de la grada, y se encogi¨® de hombros Italia que tanto le daba.
Alimentada por la necesidad, Irlanda estir¨® las l¨ªneas m¨¢s que de costumbre y trat¨® de someter al rival con su f¨²tbol, rudo y primigenio, tambi¨¦n vertical. No hay pausa ni elaboraci¨®n por el eje, siempre con prisas por presentarse en el ¨¢rea contraria con la milenaria esperanza de que alg¨²n bal¨®n se quedara hu¨¦rfano, alg¨²n rebote saliera bueno y alg¨²n gol cayera de maduro. Para eso estaba Murphy de mediapunta ¨Cen detrimento de Hoolahan, el talento del pase-, una mole que en su pugna por la parcela absorb¨ªa a dos rivales, un futbolista que bien podr¨ªa ser un jugador de rugby. Los desplazamientos en largo (o sand¨ªas) de los irlandeses siempre le buscaban y Long, travieso como es, aguardaba a la prolongaci¨®n para cobrarse una posici¨®n de tiro. Pero a Italia, gen¨¦ticamente defensiva, no se le gana por arriba porque tanto le da atornillarse en el descansillo de casa. No se le caen los anillos por ceder metros y, curiosamente, en un pa¨ªs donde la moda es capital y donde la elegancia es primordial, lo mismo da que se juegue feo si se gana. Porque antes que nada es un equipo pragm¨¢tico.
Tampoco ten¨ªa Italia a su mejor equipo porque Conte, previsor con los octavos, decidi¨® oxigenar las piernas de sus jugadores y ganarse la complicidad de los que menos cuentan. As¨ª, solo tres de los titulares partieron de inicio (Bonucci, Barzagli y Florenzi) y eso que ya tienen ganado frente a un Del Bosque que decidi¨® no rotar. Pero de poco m¨¢s le sirvi¨® la decisi¨®n del t¨¦cnico, toda vez que Italia se mostr¨® incapaz ante el ofrecimiento rival de tener el bal¨®n, est¨¦ril en la composici¨®n. No sabe jugar a contracorriente y tampoco lo pretende, por lo que el duelo se remiti¨® a los pelotazos y a las jugadas de estrategia, tambi¨¦n a las contras espor¨¢dicas. Poco f¨²tbol que, sin embargo, no se discuti¨® con el espect¨¢culo porque Irlanda lo intent¨® hasta que se llev¨® el premio.
Excelentes en defensa para desactivar a Zaza e Immobile ¨Cm¨¢s f¨ªsicos que talentosos-, los zagueros irlandeses siempre buscaron salir con urgencias a trav¨¦s de balones largos. Bien para la carrera de McClean, que mare¨® a Bernardeschi; bien para el pie de Hendrick, que part¨ªa desde la derecha para trazar una diagonal y buscar el desmarque de las dos referencias ofensivas. Pero ambas f¨®rmulas se quedaban en agua de borrajas, en un quiero y no puedo que tanto reconforta a Italia. Aunque ni con esas se rindi¨® Irlanda, voluntariosa a m¨¢s no poder y seguramente agradecida al masivo apoyo del M¨¦tropole de Lille, donde imperaba el verde, las canciones ga¨¦licas y los bramidos agitados que entonaban con el tosco juego del c¨¦sped. Por lo que se fiaron a la zurda de seda de Brady, que las pone donde le da la gana. La tuvo Murphy con un cabezazo que Sirigu despej¨® a tiempo y Hendrick caz¨® un rebote en la frontal para soltar un latigazo que le cuchiche¨® al poste por fuera.
El guion se mantuvo inflexible en todo momento, con el equipo de Conte desangelado e Irlanda el¨¦ctrica, tambi¨¦n excesiva en las patadas. El dominio territorial, en cualquier caso, se tradujo en ocasiones. Como la de Coleman, que chut¨® con mitad de la porter¨ªa libre y le dio a Ogbonna; como esa internada de Long que Sirigu desactiv¨®; como esa clara de Hoolahan que chut¨® al bulto. Demasiado desatino que a punto estuvo de castigar Zaza con una volea e Insigne con un chut desde la frontal que se estrell¨® en el palo. Parec¨ªa el fin de Irlanda. Pero Hoolahan y Brady explicaron lo contrario.
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