M¨¢rquez, la inocencia por un t¨ªtulo de MotoGP
El espa?ol logr¨® su tercer Mundial en cuatro a?os tras su temporada m¨¢s convulsa, merced a un plan conservador e impulsado por la madurez de su pilotaje
El 2016 empez¨® para Marc M¨¢rquez con el recuerdo amargo de una salida de pista y una patada que nadie nunca imagin¨®. La primera vez que se subi¨® a su Honda RC213V, en Malasia, acab¨® tan lejos de sus rivales que ni ¨¦l ni su equipo osaron pensar que la temporada podr¨ªa terminar como lo hizo: gan¨® su tercer t¨ªtulo de MotoGP en cuatro a?os merced a una victoria embadurnada de irreverencia y en el circuito de Motegi, donde todav¨ªa no se hab¨ªa estrenado pese a ser la sala de pruebas de la f¨¢brica que le paga ¨Cy que le renov¨® este mismo a?o¨C el sueldo.
El piloto de Cervera (Lleida) supo bien pronto que su moto no era una m¨¢quina ganadora, as¨ª que decidi¨® ajustar su estilo a las necesidades del entorno. Si en 2015 ¨Ca?o de duras batallas dial¨¦cticas y en la pista, de desenga?os y m¨²ltiples ca¨ªdas¨C hab¨ªa aprendido que MotoGP era la jungla ¨C¡°Mi ¨ªdolo era Valentino Rossi. Pero me fui dando cuenta de que por la tele todo es muy bonito¡±, confesaba¨C, ¨¦l pensaba sobrevivir esta vez. Contemporizar, tener paciencia, atacar solo cuando tuviera las de ganar. Esos eran los principios sobre los que se asentar¨ªa su t¨¢ctica. Hab¨ªa prometido calma a sus jefes japoneses a principio de curso; pero exigi¨® una contraprestaci¨®n: les dio media temporada para que la Honda fuera una moto con la que competir y batirse con las Yamaha de Rossi y Lorenzo, quienes estaban llamados a luchar por el t¨ªtulo.
El Mundial arranc¨® y, salvo honrosas excepciones ¨Cse veng¨® de Rossi en Argentina, y gan¨®, como siempre, en Austin¨C, M¨¢rquez aplic¨® su plan, el de conformarse con el podio y poner buena cara. No volvi¨® a ganar hasta Alemania, la novena carrera; y no repiti¨® victoria hasta Arag¨®n, cinco grandes premios despu¨¦s y cuando apenas hab¨ªa subido al podio en una ocasi¨®n desde entonces. Pero su proyecto, el del M¨¢rquez m¨¢s maduro (perdida la inocencia en Malasia un a?o antes), daba resultado: lleg¨® al Gran Premio de Jap¨®n con 54 puntos de ventaja sobre sus rivales.
Era el ¨²nico piloto de la parrilla que hab¨ªa puntuado en cada carrera. Se ca¨ªa, como todos. Pero nunca en carrera (y si lo hizo, como en Le Mans, se esforz¨® por volver a pista para salvar unos puntos: tres, pues acab¨® 13?), ya que sab¨ªa perfectamente d¨®nde estaba su l¨ªmite. Mientras el piloto espa?ol se mostraba m¨¢s conservador que nunca, negando su propia naturaleza e instinto depredador, en la f¨¢brica japonesa buscaban soluciones para mejorar una moto condicionada de partida por un motor muy potente y, tambi¨¦n, demasiado brusco; a la que le afect¨® seguramente m¨¢s que a otras el cambio a la nueva electr¨®nica, id¨¦ntica para todos los equipos de MotoGP.
Los ingenieros de Honda no lograron solucionar los problemas en aceleraci¨®n de la moto, ni que ¨¦sta se levantara a la salida de las curvas, pero las alas aerodin¨¢micas que llegaron despu¨¦s del GP de la Rep¨²blica Checa la hicieron una m¨¢quina m¨¢s manejable y la evoluci¨®n progresiva en el apartado de la electr¨®nica hizo que el l¨ªder del Mundial fuera capaz de aumentar cada vez m¨¢s su ventaja al frente de la clasificaci¨®n. Los esfuerzos de unos y otros (y los errores de sus rivales, que sumaron m¨¢s ceros de los que se esperaban por ca¨ªdas en carrera o motores que fallaban en domingo, caso de Rossi) hicieron posible aquel colch¨®n de puntos.
M¨¢rquez se convirti¨® en campe¨®n en el circuito de Motegi cuando nadie lo esperaba, con una victoria may¨²scula y gracias a los errores de sus dos rivales, Rossi y Lorenzo. Pero era tanta su superioridad al final del curso, tan bien maneja los tiempos, tan bien sabe jugar con su talento, que lo podr¨ªa haber sido en cualquiera de las tres carreras que quedaban por delante. En un a?o en el que apenas esbozaba sonrisas (as¨ª se lo recriminaba su equipo: ¡°Parece que ya no eres el mismo¡±), el piloto espa?ol gan¨® el Mundial m¨¢s dif¨ªcil de su carrera deportiva, el quinto de su palmar¨¦s. Y solo tiene 23 a?os. ¡°No sab¨ªa lo que era la presi¨®n hasta este a?o¡±, confesaba aquel domingo en el circuito japon¨¦s. Se hab¨ªa obsesionado con ganar el t¨ªtulo. Le cost¨® la sonrisa. Y la inocencia.
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