Xabi Alonso, el futbolista de todos
Debe de resultar de marciana complejidad ser tan aclamado por Jos¨¦ Mourinho como por Pep Guardiola. Convertirse en un pretoriano de Luis Aragon¨¦s y de Vicente del Bosque hasta ser uno de los nueve futbolistas que lograron el triplete con Espa?a. Sentirse admirado por la Liga, la Premier y la Bundesliga, y dejar gran huella en tres clubes tan hidalgos como antag¨®nicos: Liverpool, Real Madrid y Bayern M¨²nich, en los que brillan 21 Copas de Europa y hay un batall¨®n de leyendas en sus ¨¢lbumes de oro. Pero nunca hubo barreras para aquel cr¨ªo formado en el vivero donostiarra del Antiguoko y acunado con la pelota por su progenitor, Periko, centuri¨®n intachable de la Real Sociedad m¨¢s gloriosa.
Si en los ochenta su padre fue traspasado al Bar?a y al Sabadell, Xabi fue a¨²n m¨¢s intr¨¦pido. Derrib¨® un muro que parec¨ªa quim¨¦rico para los futbolistas espa?oles y dej¨® Anoeta para enrolarse en el santuario de Anfield. Por aquella ¨¦poca, la temporada 2004-2005, el f¨²tbol espa?ol a¨²n no era el caladero que fue tras los ¨¦xitos de la Roja. Lo de Xabi fue una aventura contracultural que le sali¨® redonda y, de paso, abri¨® de par en par las fronteras para los espa?oles que le sucedieron. El tolosarra no solo se gan¨® al tradicionalista f¨²tbol ingl¨¦s, sino que su tr¨¢nsito le sirvi¨® de alta escuela para aumentar su repertorio. El Xabi de pie delicado y cabeza perisc¨®pica a?adi¨® la pierna de m¨¢rmol, capital para sobrevivir en el pedestre juego brit¨¢nico.
El Alonso de regreso a la Liga fue una bendici¨®n para el Real Madrid. Desde Redondo y Makelele, el equipo estaba desorbitado al haber querido gravitar sobre gente como Pablo Garc¨ªa, Gravesen o los Diarra. Con Xabi encontr¨® al ge¨®metra que le faltaba, a un futbolista ancla con personalidad, panor¨¢mica, destreza para el juego corto y precisi¨®n de cirujano para el largo. Y cuando lleg¨® Mourinho con su corneta tambi¨¦n irrumpi¨® un Xabi con boina verde, militante a ultranza del credo del portugu¨¦s. Quiz¨¢ porque siempre ha sido un guardi¨¢n de las esencias, de las suyas y las que toque defender, ya sea en el Liverpool del sargento Ben¨ªtez, en el Madrid del dedo de Mou o en el Bayern del obseso Guardiola y el paternal Ancelotti. Un futbolista integral, para toda Liga, todo club, todo t¨¦cnico y todo compa?ero. Y siempre fundamental.
Tan feligr¨¦s del club de turno, Xabi comparti¨® selecci¨®n con el predominante ideario barcelonista, grabado a fuego por futbolistas muy apegados a su credo, el ¨²nico conocido para ellos, desde Xavi a Iniesta... Si en lo personal quedaron cicatrices desde la espantosa borrasca de cl¨¢sicos, en lo deportivo el concilio fue absoluto. Xabi encaj¨® de maravilla con Busi en el pivote, una pareja para la historia. Con Alonso se enriqueci¨® la partitura cul¨¦. Con el intermitente de Xavi, tiqui-taca; con el intermitente de Xabi, bal¨®n a campo abierto.
Como le ocurriera con sus variopintos t¨¦cnicos, en el campo a Xabi le quisieron en todas las escuelas. Por inteligente, completo y competitivo. Un futbolista a la altura de lo que han sido las cumbres del f¨²tbol espa?ol. Un cl¨¢sico para la eternidad. L¨¢stima que el f¨²tbol se lo pierda si no explora el entrenador que lleva dentro. Mientras, lo agradecer¨¢ Neil Young, al que podr¨¢ degustar con m¨¢s tiempo.
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