Firmas contra la injusticia
Se podr¨ªan recoger apoyos para exigir una revisi¨®n minuciosa de todas las jugadas pol¨¦micas en los partidos de f¨²tbol
¡°La justicia exige el incansable esfuerzo de individuos comprometidos¡±. Martin Luther King
Internet es muchas cosas, entre ellas la globalizaci¨®n de la estupidez. Antes uno dec¨ªa una tonter¨ªa y se quedaba en casa o en el bar. Alguien propondr¨ªa, por ejemplo, que se repitiese el reciente partido de Champions en el que el Barcelona elimin¨® al Par¨ªs Saint Germain. Cuatro amiguetes apoyar¨ªan felices la moci¨®n y fin de la historia.
Hoy cuando a uno se le ocurre la misma idea, se mete en internet y lanza un mensaje al mundo: firmen una petici¨®n para que se repita el partido injustamente ganado por el Bar?a. Y firman 200.000, 300.000. La bobada del bar de borrachos se globaliza.
Similares epidemias de enredada imbecilidad conducen a disparates como la elecci¨®n de un troll tuitero como presidente de Estados Unidos. Es el mundo en el que vivimos. No hay nada que hacer. Con lo cual, un¨¢mosnos a la fiesta. Aqu¨ª van otras causas que tambi¨¦n merecen sus recogidas masivas de firmas.
Primero, una breve lista de partidos que se deber¨ªan repetir:
El Arsenal-Bayern en la ¨²ltima ronda de la Champions. S¨ª, es verdad que el Arsenal perdi¨® la eliminatoria por un total de 10 goles a dos. Pero como bien se quej¨® el entrenador del equipo londinense, Ars¨¨ne Wenger, la intervenci¨®n decisiva fue la del ¨¢rbitro. Expuls¨® a un jugador del Arsenal cuando el margen a favor del Bayern era solo de 5 a 2 faltando a¨²n 35 minutos de juego.
El Inter de Mil¨¢n-Barcelona en semifinales de la Champions en 2010. El Inter gan¨® por la m¨ªnima pero el ¨¢rbitro no vio que el gol decisivo italiano se marc¨® en fuera de juego. Tampoco lo vio el entrenador del Inter en aquel partido, Jos¨¦ Mourinho.
Otro partido de Champions, esta vez en 2006, que el Barcelona gan¨® por 2 a 1 contra el Chelsea de Mourinho. El portugu¨¦s acus¨® a Lionel Messi de haber enga?ado al ¨¢rbitro para forzar la expulsi¨®n de un defensa del Chelsea. Despu¨¦s del partido, Mourinho dijo: ¡°A ver si la UEFA repite el partido¡±. Pues eso, a firmar que a¨²n no es demasiado tarde. Todos los jugadores de aquel partido siguen vivos.
El problema es qu¨¦ hacer con injusticias hist¨®ricas como la victoria de Inglaterra en el Mundial de 1966, un partido que no ser¨ªa muy viable volver a jugar hoy. Una soluci¨®n ser¨ªa una recogida de firmas para que se act¨²e de manera retroactiva como en el atletismo: cuando se descubre a?os despu¨¦s que el ganador de una carrera se ha dopado se concede el oro al que qued¨® segundo. La misma l¨®gica aplicada al f¨²tbol ofrecer¨ªa la posibilidad de que el tercer gol ingl¨¦s contra los alemanes que solo vio el juez de l¨ªnea ruso (otro resentido, en este caso por la invasi¨®n nazi de su pa¨ªs en la Segunda Guerra Mundial) se borre de la historia y que la Copa del Mundo del 66 se conceda a Alemania.
Las posibilidades son casi infinitas. Se podr¨ªan recoger firmas para exigir una revisi¨®n minuciosa de todas las jugadas pol¨¦micas de todos los partidos que se han transmitido por televisi¨®n en todo el planeta a lo largo de los ¨²ltimos 60 a?os. Suponiendo que se pudiese encargar la misi¨®n a un imparcial comit¨¦ dotado de poderes divinos, los firmantes vislumbrar¨ªan la feliz posibilidad de que Holanda y no Alemania acabase ganando la Copa del Mundo de 1974, Per¨² y no Argentina la de 1978, Espa?a la de 2002; que el Atl¨¦tico de Madrid acabase con su tr¨¢gica sequ¨ªa en la Copa de Europa y ganara el torneo tres veces; que los seis trofeos que gan¨® el Barcelona en la primera temporada de Pep Guardiola como entrenador se reduzcan a cero; que todos los equipos que ha entrenado Mourinho sean proclamados los ganadores de todos los partidos y todos los torneos en los que han competido.
Lo primero, claro, ser¨ªa recoger miles de millones de firmas para que se acepte el principio retroactivo en el f¨²tbol. Una vez aceptado, cada partido que vi¨¦semos de ah¨ª en adelante se abrir¨ªa a la posibilidad de la repetici¨®n, eliminando el azar y el suspense del f¨²tbol de una vez y por todas. El deporte pasar¨ªa a la extinci¨®n en cuesti¨®n de semanas, claro. Pero la satisfacci¨®n de los recogedores de firmas ser¨ªa eterna.
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