Un a?o sin Cruyff
El genio holand¨¦s no necesita de ning¨²n monumento para ser recordado, su grandeza se manifiesta a diario en multitud de gestos, jugadas o partidos como el de la remontada contra el PSG
Hoy se cumple un a?o de la muerte de Cruyff y el Bar?a anunciar¨¢ este s¨¢bado c¨®mo piensa honrar su memoria en el Camp Nou. Aunque la directiva ha quedado bien con la familia, ni que sea por los intereses comunes, expresados en las respectivas fundaciones, la sensaci¨®n es que Bartomeu no ha sabido muy bien qu¨¦ hacer despu¨¦s de que Rosell desposeyera a Cruyff del t¨ªtulo de presidente de honor del FC Barcelona. Ahora mismo parece imposible reparar el ataque estatutario que le dio a una junta dedicada durante gran parte de su mandato a corregir las decisiones tomadas por el anterior consejo presidido por Laporta.
La sensaci¨®n es que ninguna obra, por m¨¢s grandilocuente que sea, disimular¨¢ el distanciamiento que hubo siempre entre Rosell y Bartomeu con Cruyff, ni que sea por la amistad del holand¨¦s con Laporta, cosas de la reforma y la contra reforma, muy propias del mundo culer, incluso en una figura tan universal como la del as volador o, si se quiere, el entrenador que cre¨® el Dream Team, la piedra filosofal sobre la que se ha edificado el ¨¦xito del Bar?a. Los remordimientos no se curan con un monumento y el afecto dif¨ªcilmente se testimonia con poner el nombre a un campo; toda la buena voluntad de Bartomeu parecer¨¢ poca cosa para los seguidores de Cruyff.
Ya hay una estatua que honra a Kubala, la Ciudad Deportiva se llama Joan Gamper, la Masia es obra de Oriol Tort y el campo de entrenamiento se llama Tito Vilanova. No siempre fue buena idea personalizar los escenarios comunes, y menos en el barcelonismo, m¨¢s c¨®modo con denominaciones como Les Corts, el Camp Nou, el Miniestadi o el Palau. Y mucho menos desde que el museo fue bautizado como Museo N¨²?ez o la camiseta de Urdangar¨ªn cuelga en el Palau con las de Epi o Barrufet. No ser¨ªa tampoco muy oportuno que el Miniestadi pasara a denominarse Cruyff si se tiene en cuenta que quien m¨¢s horas pas¨® en el campo del filial fue su esposa Dany cuando cuidaba de su hijo Jordi.
Al barcelonismo le pierde a veces la mezquindad, no solo cuando se habla de Cruyff, al que algunos le reprochan todav¨ªa que solo jugara un a?o en el Camp Nou y despu¨¦s, ya como entrenador, dilapidara la fortuna que le dio N¨²?ez en fichajes como el de Escaich, Korneiev o Jos¨¦ Mari. Hay quien no se ha enterado todav¨ªa de que Maradona jug¨® en el Bar?a. Y tambi¨¦n Ronaldo. Muchos sostienen que el barcelonismo solo se dio cuenta de la importancia de Cruyff cuando se muri¨® y el mundo entero se puso a llorar el Jueves Santo de 2016. Johan Cruyff no necesita de ning¨²n monumento para ser recordado sino que su grandeza se manifiesta a diario en multitud de gestos, jugadas o partidos como el de la remontada contra el PSG.
El 3-4-3 de Luis Enrique evoca al Dream Team de la misma manera que Messi recuerda a Cruyff cuando tira un penalti indirecto como pas¨® contra el Celta. Cruyff fue jugador y entrenador y el cruyffismo se expande porque muchos de sus futbolistas son hoy t¨¦cnicos de equipos como el Manchester City. No hay un cruyffista m¨¢s radical que Guardiola. El impacto de su obra es gigantesco, igual que su eslogan de ¡°salid y divertiros¡±, seguramente porque su secreto reca¨ªa en una cosa tan sencilla como la pelota y el rondo: el juego depend¨ªa de un segundo y de un cent¨ªmetro, una f¨®rmula por la que todav¨ªa se mide hoy el f¨²tbol del Bar?a.
La velocidad y la t¨¦cnica del juego cambiaron con Cruyff de la misma manera que tambi¨¦n el f¨²tbol se mira de manera diferente, prueba de que siempre fue un revolucionario y un contracultural, en Holanda y en Barcelona. No es extra?o que se le eche de menos, incluso como consejero o asesor ¨¢urico, aburrido y pesaroso como se ha vuelto en general el f¨²tbol, presa de la zona confort y entregado a la inspiraci¨®n de solistas como Messi. Y es que Cruyff se hizo c¨¦lebre e hizo famoso al Bar?a sin Leo Messi. Un m¨¦rito enorme en una persona alegre, divertida e innovadora, resumida en la fotograf¨ªa de Jordi Cotrina que presidi¨® su memorial en el Camp Nou.
As¨ª que su legado dif¨ªcilmente se expresar¨¢ de forma material por m¨¢s que se esfuerce Bartomeu. Cruyff simboliza una manera de jugar, de pensar, de vivir y de sentir. Irreverente por naturaleza, nunca se llev¨® bien con los que mandaban porque se sent¨ªa el hombre m¨¢s poderoso del mundo. Si hoy resucitara, echar¨ªa a todos los mercaderes del templo y montar¨ªa un partidito en Vallfogona de Riucorb, un peque?o pueblo de Tarragona que en su momento hizo la cosa m¨¢s natural del mundo y que ahora se ha convertido en un asunto de dif¨ªcil soluci¨®n: poner una calle a nombre de Cruyff. A fin de cuentas, JC tambi¨¦n aprendi¨® a jugar a f¨²tbol en la calle, cerca del campo del Ajax. All¨ª empez¨® todo.
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