Mil minutos con Johan Cruyff
Valverde vuelve al Barcelona, donde estuvo de paso como jugador durante dos temporadas a finales de la d¨¦cada de los 80
A causa de su nariz prominente y de una miop¨ªa que lo obligaba a usar gafas cuando andaba fuera de los campos, a Ernesto Valverde se lo conoc¨ªa como Mortadelo por un supuesto parecido con el personaje del c¨®mic. Pero Javier Clemente se cruz¨® por su camino y lo rebautiz¨®. En la temporada 1986-1987, cuando el t¨¦cnico y el jugador coincidieron en el Espanyol, Clemente le comenz¨® a llamar Txingurri (hormiga en euskera). La sociedad entre Valverde y Clemente le dej¨® un nuevo mote al de C¨¢ceres y llev¨® al Espanyol hasta la tercera plaza en la Liga de 1987 y a la final de la UEFA en la campa?a siguiente. Con esas credenciales, Valverde lleg¨® al Bar?a en el verano de 1988. Llevaba, por supuesto, una c¨¢mara de fotos, la gran pasi¨®n de Valverde hasta el d¨ªa de hoy, reflejada en el libro Medio Tiempo. En su ¨²ltima escala en Bilbao, mont¨®, junto a un colega, una escuela de fotograf¨ªa en la capital de Vizcaya.
¡°Era un futbolista at¨ªpico, con una sensibilidad especial. Iba m¨¢s para fot¨®grafo que para entrenador¡±, recuerda L¨®pez Rekarte. ¡°Por suerte, se dedic¨® al f¨²tbol¡±, a?ade, entre risas, el ex lateral azulgrana, compa?ero de Valverde en su etapa como jugador del Barcelona. L¨®pez Rekarte conserva todav¨ªa, casi 30 a?os despu¨¦s, dos fotograf¨ªas que le regal¨® el Txingurri. ¡°Hab¨ªa hecho una exposici¨®n y me dijo que eligiera las que me m¨¢s gustaban. Me acuerdo de una que era de una luna que se reflejaba en una casa¡±, completa el exfutbolista del Alav¨¦s y la Real Sociedad.
¡°No es que se pasara todo el d¨ªa hablando de fotograf¨ªa, aunque esa afici¨®n formaba parte de su intimidad. En todos los aspectos de su vida, Ernesto es un tipo que siempre busca superarse¡±, suma Nanu Soler. Y completa Luis Milla: ¡°No era de los que hacia ruido en el vestuario. Era muy tranquilo y comedido, pero con car¨¢cter. Y un buen compa?ero¡±.
Con el Espanyol a sus pies (su nombre est¨¢ tatuado en la puerta 89 del RCDE Stadium), Valverde se mud¨® de Sarri¨¤ a Les Corts. Fue uno de los 10 fichajes de un Bar?a en pleno proceso de reinvenci¨®n; con Johan Cruyff, que estrenaba las llaves del Camp Nou. ¡°El Barcelona fich¨® lo mejor de cada casa. Ernesto era una de los jugadores que destacaba en la Liga¡±, explica L¨®pez Rekarte. Y Soler recuerda las innovadoras ideas de Cruyff. ¡°Todo era diferente con Johan. Era el sistema del Bar?a de hoy llevado a su m¨¢xima expresi¨®n¡±, afirma.
Pero Valverde anduvo de paso por el Bar?a. Las lesiones limitaron su aportaci¨®n: disput¨® 24 partidos con la camiseta azulgrana (1.271 minutos) y marc¨® ocho goles. ¡°El Bar?a es un equipo muy competitivo, no es para todo el mundo¡±, completa L¨®pez Rekarte. ¡°A Valverde le tengo una gran consideraci¨®n como persona y futbolista, pero nunca lleg¨® a jugar relajado. ?l mismo se pon¨ªa el freno y fue, justo cuando ya estaba traspasado al Athletic, cuando se seren¨® y empez¨® a dar lo mejor de s¨ª mismo. A m¨ª me gustaba, ten¨ªa buena velocidad, buen remate y sab¨ªa dar el bal¨®n. No tuvo suerte con nosotros y lo lamento porque ten¨ªa cualidades¡±, explic¨® Cruyff, en el libro de Miguel Rico, Mis jugadores y yo.
Ocurri¨®, sin embargo, que Cruyff dej¨® su marca en Valverde. ¡°Si tienes alma de entrenador, no puedes evitar quedarte impregnado con las ideas de Johan. Evidentemente, que los que m¨¢s a?os estuvieron con ¨¦l m¨¢s aprendieron¡±, afirma Soler. ¡°Ernesto ha demostrado ser un gran entrenador con ideas que se asemejan mucho a las del Bar?a¡±, remata Milla.
Antes de hacerse cargo del cadete del Athletic, Valverde contact¨® con un amigo com¨²n para hablar con Cruyff. El Txingurri se pas¨® una tarde hablando de f¨²tbol con el creador del dream team. ¡°Era duro, exigente y perfeccionista. Dej¨® un legado del que ahora disfrutan sus hijos futbol¨ªsticos. Su forma de ver y entender nuestro deporte ha marcado, en mayor o menor medida, a muchos de los entrenadores¡±, defini¨® Valverde a Cruyff. M¨¢s futbolista que fot¨®grafo, la hormiga necesito apenas mil minutos para contagiarse del cruyffismo.
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