Mo y Bolt, dos astros con ¨®rbitas paralelas, van al ocaso desde el apogeo

Dos astros paralelos del atletismo han decidido que ha llegado el momento del ocaso cuando a¨²n brillan, apogeo. Son Mo Farah, fondista brit¨¢nico que lo gana todo, los 5.000m y los 10.000m, desde hace media docena de a?os, y Usain Bolt, el m¨¢s r¨¢pido por siempre. Ambos comenzaron a despedirse con su estilo, conocido, repetido, inimitable, la primera noche del Mundial en un Estadio Ol¨ªmpico a rebosar en las afueras de Londres. El p¨²blico goz¨®. Los ni?os bailaron a esas horas. Los serios torcieron el entrecejo y hablaron de d¨®nde se habr¨¢ perdido la pureza. Los dos atletas, la leyenda de la velocidad y el ni?o somal¨ª que en Londres aprendi¨® a correr entre insultos, consiguieron su objetivo, que es lo que todos esperaban. Farah gan¨® otra medalla. Bolt se clasific¨® para la semifinal de los 100. Ambos dieron espect¨¢culo.

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En su Mundial de despedida de las pistas, y como se esperaba y tem¨ªa, Mo Farah gan¨® el 10.000m. Es su tercer Mundial consecutivo (y tiene dos oros ol¨ªmpicos en la distancia, en la que permanece imbatido desde 2011) y lo gan¨® con los anteriores, dejando que sus rivales se rascaran la cabeza, se aliaran, se enfrentaran, volvieran a unirse y se descorazonaran, v¨ªctimas del desasosiego, viendo que sus esfuerzos combinados eran in¨²tiles. Desde sus butacas, los especialistas les azuzaban a los atletas de Kenia, de Etiop¨ªa, de Uganda, de Eritrea, el frente unido del valle del Rif combatiendo contra el tirano que resiste cualquier ritmo, cualquier cambio, cualquier t¨¢ctica. Dadle m¨¢s duro, Kenia, gritaban unos; que entre Eritrea y que vuelva Uganda¡­

Fue imposible. Como ocurri¨® en 2012, 2013, 2015 y 2016, Farah sub¨ªa y bajaba por la larga fila de atletas cada 2.000 metros o as¨ª, miraba las caras de los rebeldes, les amagaba un par de veces para desmoralizarlos y volv¨ªa a su refugio en la cueva de la carrera. Los mejores fondistas del momento, una vez m¨¢s, sucumbieron y volvieron sudorosos al vestuario, pregunt¨¢ndose cu¨¢l es el secreto que permite a Farah, a los 34 a?os, mantener el mismo vigor, velocidad, cambio de ritmo e inteligencia t¨¢ctica que entonces. Desde el sill¨®n, los sabios y los que leen el peri¨®dico recordaron que los entrenamientos de Alberto Salazar, el t¨¦cnico sospechoso para la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) combinados con sus estancias ayudado por Jama Aden, el entrenador detenido en Sabadell hace un a?o en una redada antidopaje, algo tendr¨ªan que ver. En el estadio, el p¨²blico brindaba feliz por el chaval de casa, al que, pese a que la reina le haya hecho caballero, nunca han premiado en su pa¨ªs con el galard¨®n al mejor deportista del a?o. Y una llamarada, como salida del infierno, roz¨® las piernas de Farah cuando cruz¨® la meta despu¨¦s de casi 500 metros de sprint y de orgullo en el que fueron cayendo como boxeadores golpeados todos los que se pusieron a su altura. Con tres cambios de ritmo acab¨® con todos. Pirotecnia, advirtieron, que salud¨® un espectacular tiempo de 26m 49,51s, la segunda marca m¨¢s r¨¢pida en un Mundial. Segundo termin¨® el ugand¨¦s Joshua Kiprui Cheptegei (26m 49,94s) y tercero, el keniano Paul Tanui (26m 50,6s). Y le queda el 5.000 al brit¨¢nico para cerrar su ciclo all¨ª donde empez¨® a conocer el atletismo.

Usain Bolt tropez¨® y rein¨® sobre las sombras del sprint. El tropez¨®n le enfad¨® much¨ªsimo, y, se?al de la presi¨®n a la que est¨¢ sometido, despotric¨® a grandes voces contra los tacos de salida, que se echaron para atr¨¢s cuando se impuls¨® y desestabilizaron su puesta en marcha. ¡°Son los peores tacos que he conocido¡±, dijo¡±. Lo del reinado le pareci¨® normal. Las sombras, las conoce bien. Las del pasado, Justin Gatlin, el campe¨®n ol¨ªmpico de Atenas 2004, que sigue competitivo en su vejez atl¨¦tica y se alimenta de los abucheos e insultos que recibe en las pistas de Europa, donde no se olvida su pasado y su dopaje. O Yohan Blake, el amigo, el ¨²nico que ha ganado un Mundial de 100m en la ¨¦pica Bolt (fue en Daegu: Bolt hizo salida falsa), que pas¨® tras una laboriosa serie, crispado. Las del presente, personificadas en el bravuc¨®n Christian Coleman, el norteamericano del momento, que ofreci¨® la mayor sensaci¨®n de facilidad, o en su compatriota Julian Forte, un jamaicano de 24 a?os y de desarrollo lento, el ¨²nico que baj¨® de los 10s. Y el s¨¢bado, sesi¨®n doble, con semifinales y final antes del eclipse.