Nibali gana la tercera etapa de la Vuelta a Espa?a, Froome ya es l¨ªder y Contador se hunde
El italiano vence al grupo de los elegidos en el que no estaba Contador que se dej¨® dos minutos y medio
A priori no era el d¨ªa, ni siquiera el momento, solo un men¨² degustaci¨®n lleno de aperitivos que resultaron exquisitos, inesperados para un d¨ªa laborable, un lunes cualquiera, cuando los restaurantes suelen cerrar por descanso del personal. Pero Chris Froome no es de los que descansan, es el?maitre, el cocinero de la carrera, el ciclista ambicioso que decidi¨® que cualquier d¨ªa es bueno para dar el do de pecho y convirti¨® la etapa, el final de la etapa, en un ensayo del infierno que anuncia el brit¨¢nico empe?ado en que los galones reluzcan baj¨® el sol que cieguen los ojos de algunos de sus enemigos. Froome disput¨® a bonificaci¨®n del sprint intermedio y disput¨® el sprint final que se llev¨® Nibali con una autoridad que negaba su crisis anterior.
Pero Froome fue el dinamitero, como si su do de pecho cuartease las monta?as que rodean a Andorra y amenazasen con desprendimientos masivos. Al primer explosivo, cay¨® fulminado Alberto Contador, paralizado m¨¢s que asustado (que a estas alturas el coco o asusta), frenado como si las piernas diesen pedales hacia atr¨¢s. Al ciclista espa?ol le costaba seguir incluso el ritmo de su compa?ero Peter Stetina para sacarlo del infierno y llevarlo, si acaso, al purgatorio. Ni por esas. No iba. Y se dej¨® dos minutos y medio, tan pronto. No pod¨ªa, mientras Froome, en primera persona remataba el trabajo de sus compa?eros, infatigables desde que se ascendiera el puerto de La Rabassa y sobre todo, cuando lleg¨® el Alto de La Comella, a siete kil¨®metros de la meta.
Antes se hab¨ªan escapado los habituales por si sonaba la flauta, aunque ten¨ªa los agujeros tapados. Despu¨¦s, fue el UAE el que anunci¨® sus intenciones, con una escapada de Atapuma ¡ªque esta vez no se cay¨®¡ª y Rui Costa, anunciado que ten¨ªa malas pulgas y buenas sensaciones. Ya cazados, Atapuma se dio un paliz¨®n poniendo el pelot¨®n en fila india. Rui Costa era el ¨¢ngel anunciado,... pero lleg¨® el Sky y mand¨® acelerar. Mikel Nieve cambi¨® el ritmo constante por el rock duro hasta que Froome cogi¨® la guitarra, dio un paso en el escenario y pareci¨® Mark Knopfler ensimismado en un blues. Sab¨ªa el brit¨¢nico que las diferencias no ser¨ªan grandes, pero sab¨ªa tambi¨¦n que pod¨ªa eliminar rivales. Y fueron cayendo como cuentas de rosario: Jungels, Contador, Kelderman, Marc Soler, Rui Costa, Barguil... Por delante, a Froome solo le segu¨ªa Esteban Chaves, cimbreando su cuerpo menudo, su minimalismo sobre la bicicleta. Todo parec¨ªa saltar por los aires. Todos se quedaba. Nibali sufriendo, Aru enrabietado, De a Cruz valiente, los hermanos Yates sorprendidos. Nadie esperaba el eclipse de sol promovido por Froome. Era demasiado pronto para darse un atrac¨®n. Pero Froome viene con hambre de cinco a?os y le duele la tripa del fracaso, la m¨¢s larga, la m¨¢s complicada de cocinar. Y Froome la cocin¨® a fuego intenso, en la caldera de La Comella, seleccion¨® a sus rivales, (Chaves, Nibali, Aru, Bardet), asust¨® a otros o a todos, les dijo eso tan castizo de ¡°aqu¨ª estoy yo¡± o eso m¨¢s definitivo a¨²n de ¡°usted no sabe con quien est¨¢ hablando. Yo soy Froome y me duele Espa?a desde hace cinco a?os¡±.
Y sin embargo gan¨® Nibali, con tiempo incuso para simular la aleta de tibur¨®n que le sirve de apodo. Gan¨® el que a kil¨®metro y medio parec¨ªa descartado, vencido por el ¨ªmpetu del brit¨¢nico, pero lleg¨® y los desbord¨® a todos como solo los tiburones vac¨ªan atraviesan el agua por donde pasan. Gan¨® f¨¢cil cuando lo ten¨ªa tan dif¨ªcil. Gan¨® la grande cuando pareci¨® tan peque?o. Y De la Cruz, el espa?ol aguerrido, disput¨® el sprint porque so?aba con ser l¨ªder (se qued¨® a dos segundos de conseguirlo) Y Froome tambi¨¦n tir¨® de ri?ones para conseguir segundos de bonificaci¨®n Y fue l¨ªder, un l¨ªder inesperado a estas alturas, pero un l¨ªder deseoso de serlo. M¨¢s que vestir de rojo, como para ense?ar el color del infierno que anuncia.
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