Nadal abruma a Rublev y espera en semifinales
El n¨²mero uno, en franca mejor¨ªa, se deshace del joven ruso (6-1, 6-2 y 6-2, en apenas 1h 36m) y se medir¨¢ en la pen¨²ltima ronda del torneo neoyorquino a Del Potro (7-5, 3-6, 7-6 y 6-4 a Federer)
En un abrir y cerrar de ojos, el irreverente Andrey Rublev se llev¨® una lecci¨®n. No le concedi¨® Rafael Nadal ni la m¨¢s m¨ªnima al aprendiz, aspirante a ser alg¨²n d¨ªa un tenista grande, si no tan grande como el espa?ol, al que admira y elogia, si uno de los importantes. Sin embargo, el tenis demanda unos tiempos y a pesar de su talento a Rublev todav¨ªa le quedan unas cuantas vueltas de tuerca para al menos llegar a ser lo que se le presupone. De momento, el joven ruso debe observar, trabajar y aprender. Y ayer, en Nueva York, tuvo el privilegio de asistir en primera fila a la lecci¨®n de Nadal, treinta?ero ya ¨C12 a?os mayor que ¨¦l¨C y cada vez m¨¢s entonado en este US Open.
El n¨²mero uno ejerci¨® de maestro y de lo que es, el n¨²mero uno. Venci¨® por un abultado 6-1, 6-2 y 6-2 (en apenas 1h 36m) y ahora, con el billete de las semifinales en la mano, espera en la pen¨²ltima ronda a Juan Mart¨ªn del Potro, que fulmin¨® a Federer (7-5, 3-6, 7-6 y 6-4) en la madrugada de este jueves. Llegar¨¢ a ese pulso Nadal con el impulso extra del partido contra Rublev, solventado a base de zarpazos. Se dice que el chico ruso tiene hechuras de gran jugador, de lo que cabe poca duda, pero esta vez se march¨® con un castigo de a¨²pa, con la cabeza gacha y mirando al suelo, como el adolescente descontento que acaba de recibir una reprimenda en el instituto.
No es Nadal un competidor nada condescendiente, de modo que intent¨® arrollar al jovenzuelo desde que puso el primer pie sobre la pista. Le vino a decir algo as¨ª como: chaval, ven aqu¨ª; si¨¦ntate, mira y no pierdas detalle; de mayor, esto es lo que te espera. Una lecci¨®n. La realidad ni m¨¢s ni lejos, porque aunque la nueva generaci¨®n ya est¨¢ ofreciendo se?ales de que tiene maneras y hambre, todav¨ªa dista un peque?o gran universo entre ellos, la tan cacareada Next Gen, y los viejos rockeros.
Le vino a Rublev (64 kilos, una astilla) demasiado grande todo. El adversario, por supuesto; la cota de la competici¨®n, demasiado alta todav¨ªa; e incluso el marco, la impresionante pista central de Nueva York, que m¨¢s que un espacio de tenis parece el escenario de un concierto de masas porque el jugador lo percibe todo desde ah¨ª abajo, ante los 23.800 pares de ojos que le enfocan. Estuvo nervioso y Nadal, siempre a lo suyo, gan¨¢ndose el respeto del rival aplast¨¢ndole, no le ayud¨®. Le quebr¨® el servicio siete veces y apret¨® fuerte. No le dio aire un solo segundo.
?dolos y generaciones
El chico, abrumado por todo, quiso hacer demasiadas cosas en muy poquito tiempo. Quer¨ªa agradar al p¨²blico de Nueva York, demostrar que lo vale y que se le debe tener en cuenta; intent¨® exhibir esa derecha venenosa de la que tan bien se viene hablando; y sobre todo, trat¨® de impresionar a Nadal, del que como la mayor¨ªa de los j¨®venes del circuito es un fan. ¡°A m¨ª me ocurr¨ªa lo mismo cuando ten¨ªa su edad¡¡±, manifest¨® el balear ¡ªojo: 84% de acierto con primeros saques¡ª en el discurso postpartido. ¡°Cuando ten¨ªa 14, 15 o 16 a?os ve¨ªa a mis ¨ªdolos por la tele¡ pero ahora ya no; es lo malo de hacerse mayor¡±, brome¨®; ¡°una nueva generaci¨®n viene y Andrey tiene un magn¨ªfico futuro por delante. Le deseo todo lo mejor¡±.
Con Nadal y Carre?o ya en las semifinales, la historia pinta muy bien en Nueva York. A ello se le une el n¨²mero uno de Garbi?e Muguruza, coronada en Flushing Meadows a pesar de haberse marchado eliminada hace tres d¨ªas. El presente es de ellos, pues. Y una buena cuota del futuro, del peque?o Zar Rublev.
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