Al Real Madrid le basta con Cristiano ante el APOEL
El cuadro de Zidane golea al Apoel con dos tantos del luso, bien asistido por Bale como extremo zurdo, y otro de Sergio Ramos
Por mucha p¨²rpura que tenga, la Champions League no est¨¢ eximida de algunos partidillos. Por ejemplo, el poco ali?ado encuentro en Chamart¨ªn entre el may¨²sculo campe¨®n del torneo y un rival becado en la fase previa, el APOEL, un telonero. Lo que pod¨ªa anticipar un festival madridista deriv¨® en un choque sosaina y enmara?ado en el primer acto, y con algo m¨¢s de chicha en el segundo. Entre medias, Cristiano y punto. Bastante para que el Real Madrid descamisara al APOEL a medio gas.
De entrada, de embrollo en embrollo desde el calentamiento, cuando se advirti¨® a Sergio Ramos comentar al fisio que algo le molestaba cada vez m¨¢s. Ya con la pelota en circulaci¨®n se cambi¨® las botas. Para entonces el partido ya iba de interruptor en interruptor. Que si un encontronazo de Casemiro con De Camargo, que si un dolor en costado de Marcelo, que si una lesi¨®n muscular definitiva de Kovacic... Para colmo, Kroos, su relevo, en la hamaca en el banquillo, tard¨® cuatro minutos en calzarse, vendarse, arroparse, alisarse...
Con tanto ajetreo de masajistas y utileros, el f¨²tbol en s¨ª se redujo al cruce de caminos entre Cristiano y Bale. Sin Benzema, ambos se repartieron el radar del ariete, posici¨®n m¨¢s dispuesta para el luso que para el gal¨¦s. Ocurre, sin embargo, algo parad¨®jico. A CR le agrada partir desde la izquierda, lo que aborrece Bale. Pese a ser su mejor campo de maniobras, el brit¨¢nico siente que el extremo es de una graduaci¨®n menor. Una vez m¨¢s, el discurrir del partido puso en evidencia la percepci¨®n de Bale. Lo mejor del Real Madrid, al margen de las virguer¨ªas de Isco, lleg¨® con ¨¦l como interior zurdo y CR como nueve ancla. Por ah¨ª, con centros de Bale se gestaron el primer tanto del portugu¨¦s y el penalti sancionado a Roberto Lago que ejecut¨® el 7 blanco. Entre medias, un racimo de ocasiones de CR asistido por su colega de Cardiff.
Mientras Cristiano y Bale se ajustaban y desajustaban, el Real Madrid, como no pod¨ªa ser de otra manera, gobern¨® la cita a su antojo. Pero equivoc¨® el albedr¨ªo. Mal asunto cuando los futbolistas tienen m¨¢s ritmo que la pelota. Le pas¨® al Real Madrid durante todo el primer tiempo, con el bal¨®n gripado y todo muy previsible. Para su suerte, el animoso pero insustancial APOEL, concedi¨® una contra tras su ¨²nica acci¨®n meritoria en ataque. Keylor activ¨® r¨¢pido a Kovacic, que puso en danza a Isco. El malague?o sac¨® la cadena a Morais y conect¨® con Bale en la izquierda. El extremo ocasional gestion¨® un estupendo servicio para CR. Con ¨¦l al frente, el Real Madrid las mete a la primera; sin ¨¦l, por lo visto ante Valencia y Levante, hay m¨¢s fogueo del debido. Antes del intermedio, a Cristiano se le escaparon un par de remates por un pulgar, pero lo cierto es que Waterman, portero de los chipriotas, se fue al intervalo sin haber sido requerido para alguna parada o paradita.
El segundo tiempo alumbr¨® a otro Real Madrid, con otro volumen, otra escala, mayor decisi¨®n. Suficiente para afeitar a¨²n m¨¢s al APOEL. Isco tir¨® del cat¨¢logo que le distingue y Kroos, Modric y Casemiro subieron de marcha. Mientras, Bale y Cristiano siguieron a lo suyo. El luso reclam¨® desatado una diana que no fue, un remate al larguero que pic¨® sobre la raya de gol, pero el bal¨®n no traspas¨® del todo la frontera. Luego emboc¨® el penalti y divis¨® en primera l¨ªnea la chilena de Sergio Ramos, cortita, pero efectiva, para abrochar el tercer tanto local. Sin ser un equipo redondo, al Real Madrid le bastaba con media pierna y Cristiano.
El tramo final, resuelto por completo el envite, destil¨® dos intrigas. Por un lado, comprobar en qu¨¦ quedar¨ªa la voracidad atacante de CR, dispuesto a cazar un bote, un cochinillo o lo que se terciara por el ¨¢rea de Waterman. Como una entrega de Modric en la que el ansia jug¨® una mala pasada a Ronaldo, que no reprimi¨® el fuera de juego. Lo mismo que en su pase a Mayoral para otro tanto anulado al estar fuera de lugar el portugu¨¦s.
Si el apetito de CR no tiene fin, tampoco debe ser menor el de Ceballos, al que Zidane concedi¨® los ¨²ltimos veinte minutos. El chico lleg¨® con cuajo del Betis pero apenas ha tenido carrete. Tampoco Borja Mayoral, otro aliciente para los diez minutos finales, por m¨¢s que CR copara su puesto natural de nueve-nueve. Pero el encuentro estaba despachado, todo era ya muy distendido y hasta Bale se fue sin bronca de la grada.
Ceballos y Mayoral apenas tuvieron escaparate. De llegar a reivindicarse ser¨¢ otro d¨ªa, en una jornada con mayor enjundia. La de este estreno en Champions se la merend¨® Cristiano, que no repara en la jerarqu¨ªa del adversario. ?l a lo suyo, golea que golea. El mejor gancho posible para un Real Madrid que todav¨ªa se ve algo borroso en el espejo del triunfador Real Madrid del ¨²ltimo curso.
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