Medalla de bronce para Espa?a, broche de oro para Navarro
Los Gasol y Sergio lideran un convincente triunfo sobre Rusia en la despedida del capit¨¢n de la selecci¨®n tras 17 a?os de ¨¦xitos
Pau, Marc, Sergio, todo el equipo le puso el lazo al regalo de despedida de la selecci¨®n a Juan Carlos Navarro, su amigo y compa?ero de fatigas durante 17 a?os, durante toda la vida. Espa?a se adue?¨® del partido por el tercer puesto ante Rusia (93-85) con la convicci¨®n de que le pertenec¨ªa, de principio a fin, con alg¨²n apuro, en definitiva perfectamente resuelto.
ESPA?A 93; RUSIA, 85
Espa?a: Ricky Rubio (4), Navarro (2), San Emeterio (8), Marc Gasol (25), Pau Gasol (26) ¨Cequipo inicial-; Sergio Rodr¨ªguez (16), Willy Hernang¨®mez (0), Sastre (1) Oriola (5) y Juancho Hernang¨®mez (6).
Rusia: Khvostov (8), Fridzon (6), Shved (18), Vorontsevich (10), Ivlev (2) ¨Cequipo inicial-; Baburin (3), D. Kulagin (10), Mozgov (14), Antonov (2), Zubkov (8) y Kurbanov (4).
Parciales: 21-13, 24-15, 21-27 y 27-30.
?rbitros: Lezcano (Argentina), Mazzoni (Italia) y Jasevicius (Lituania). Expulsaron a Ricky Rubio (m.35) por dos faltas antideportivas.
Sinan Erdem. 3.573 espectadores.
Se iba el capit¨¢n. 17 a?os a bordo. Un referente. El pen¨²ltimo de la generaci¨®n de los j¨²niors de oro que cuelga la camiseta. Ese n¨²mero 7 que ha vestido m¨¢s que nadie el uniforme de la selecci¨®n -253 veces- ten¨ªa que salir por la puerta grande. Y lo hizo, con una medalla de bronce. Completa una colecci¨®n de diez en una vitrina excepcional. Era su d¨ªa, pero tambi¨¦n una jornada especial para un equipo que deseaba reivindicarse tras el batacazo en las semifinales ante Eslovenia, alargar su estancia en el podio ¨Csuma seis seguidos en Europa y 13 medallas desde 1999-, y extender su dedicatoria a jugadores ca¨ªdos en combate, sobre todo el desdichado Llull, pero tambi¨¦n Abrines, Claver y Pau Ribas y otros que por diferentes causas no estuvieron como Rudy Fern¨¢ndez, Felipe Reyes o Mirotic.
Los rusos, por m¨¢s buena impresi¨®n que causaran durante el campeonato, por m¨¢s Shved, Mozgov y jugadores del CSKA que trajinaran, se vieron superados por la avalancha espa?ola. Marc Gasol, que se llev¨® un buen susto cuando Kurbanov cay¨® sobre su pierna y tuvo por momentos que irse a ser tratado al vestuario, y su hermano Pau impusieron su ley bajo los aros. 25 puntos firm¨® el hermano mediano y 26 puntos y 10 rebotes el mayor. Mozgov, Vorontsevich o Ivlev no pudieron casi nunca con ellos.
Cuando compareci¨® Sergio Rodr¨ªguez y sum¨® el primer triple despu¨¦s de los cinco primeros fallados por el equipo, Espa?a puso la directa. Oriola le pon¨ªa un tap¨®n a Antonov, Pau Gasol campaba a sus anchas y los ataques rusos por m¨¢s rapidez de piernas y manos que exhib¨ªa no era capaz de abrir la defensa espa?ola. Se confundieron tanto los rusos que doblaron a Espa?a en balones perdidos.
El equipo espa?ol lleg¨® a dominar por 18 puntos. Se complic¨® la vida porque pas¨® a fallar todos los tiros libres que hab¨ªa acertado de entrada. Parad¨®jicamente, sin Shved en el ¨²ltimo cuarto, el equipo ruso confundi¨® al ataque espa?ol y fue mucho mejor en las transiciones. Dmitri Kulagin hizo carburar el juego con mucha soltura y Ricky Rubio acab¨® fuera del partido cuando quedaban m¨¢s de cinco minutos y medio para el final por dos faltas antideportivas.
Los rusos llegaron a situarse a dos puntos (78-76) a falta todav¨ªa de casi tres minutos para el fin. Pero Pau, Marc, Sergio y San Emeterio acabaron de sentenciar. Ten¨ªan que hacerlo para poder ofrecerle victoria y estrujar literalmente a Navarro. El capit¨¢n sum¨® dos puntos en su despedida. Se a?ade a la de la mayor¨ªa de la gente que borr¨® todos los complejos hist¨®ricos del baloncesto espa?ol. Falta saber qu¨¦ decide Pau Gasol al respecto.
En la transici¨®n hacia el siglo 21, la selecci¨®n espa?ola se estampaba una y otra vez contra italianos, rusos yugoslavos y hasta alemanes y griegos. La ruta del oro era un misterio insondable para aquellas generaciones de grand¨ªsimos jugadores, desde Buscat¨® y Emiliano hasta Corbal¨¢n, Fernando Mart¨ªn, Epi, Villacampa o Herreros. No hab¨ªa manera de alcanzar un oro. Las platas, la legendaria en los Juegos de 1984 con Michael Jordan ejerciendo ya de estelar anfitri¨®n, pero tambi¨¦n las de los Europeos, la remota de 1935, la de 1973 en Barcelona y las de Francia en 1983 y 1999 eran celebradas como ¨¦xitos hist¨®ricos, como oros.
Hasta que se juntaron en la selecci¨®n absoluta los que hab¨ªan conseguido un oro de ley aunque fuera como juniors, en Lisboa, en 1999, en una final ante Estados Unidos que rompi¨® muchos complejos. Navarro estaba entre ellos, y un Pau Gasol que todav¨ªa ten¨ªa que dar su gran estir¨®n como estrella, y Ra¨¹l L¨®pez, Felipe Reyes, Calder¨®n¡ Navarro era uno de esos jugadores f¨ªsicamente enga?osos, liviano, revoltoso, pero poca cosa m¨¢s, en apariencia. Como dijo Maljkovic a?os m¨¢s tarde: ¡°Es muy educado y siempre me saluda antes de los partidos, y despu¨¦s mete siempre m¨¢s de veinte puntos. Hoy han sido 26¡±. Aquel chaval de 13 a?os que tuvo que regresar el primer d¨ªa de la concentraci¨®n con la selecci¨®n en Guadalajara porque se rompi¨® un dedo, aquel estudiante de tercero de bachillerato que debut¨® con el primer equipo del Barcelona con 17 a?os y con la selecci¨®n justamente en 2000, en competici¨®n ante Angola, en los Juegos de Sydney, justamente ayer hizo exactamente 17 a?os, empez¨® a ser visto como uno de los l¨ªderes que lo cambiaron todo.
M¨¢s que la medalla de bronce en el Europeo de 2001 en Estambul, otros detalles, intangibles, empezaron a hacer sospechar que aquellos veintea?eros no fing¨ªan ni maldec¨ªan en vano, llevaban en la entra?a una ambici¨®n m¨¢xima. El 14 de septiembre de 2003, en el sobre¨¢tico de un hotel de Estocolmo la federaci¨®n hab¨ªa organizado la tradicional cena de fin de campeonato. Espa?a hab¨ªa vuelto a ser plata. Un buen resultado. Deb¨ªa ser una fiesta. Derrengados en un rinc¨®n, Pau Gasol y Navarro, no denotaban la m¨¢s m¨ªnima euforia. ¡°Hemos dejado escapar una gran ocasi¨®n, una oportunidad buen¨ªsima de llevarnos el oro. Ha sido un buen resultado, nos hemos clasificado para los Juegos (Atenas 2004), pero nos queda un sabor amargo¡±, dec¨ªa Pau y asent¨ªa Juan Carlos.
El paso del tiempo, el primer oro en el Mundial de Jap¨®n en 2006 confirm¨® que no era mera palabrer¨ªa, que aquellos tipos iban a por todas. As¨ª ha sido. Y de ninguna otra forma hubiera podido ser porque sin ese esp¨ªritu, a?adido a su trabajada calidad, hubiera sido imposible una cosecha tan impresionante de medallas de oro, de plata, de bronce y una competitividad que muy pocas veces dej¨® a Espa?a fuera de los puestos de honor. Un m¨¦rito de una generaci¨®n excepcional.
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