Dos d¨ªas con ¡®el Papa¡¯ del ajedrez en China
El autor de este blog relata su encuentro con Kirs¨¢n Iliumy¨ªnov, presidente de la FIDE, en Chongqing
La nefasta gesti¨®n y las turbias actividades de Kirs¨¢n Iliumy¨ªnov, presidente desde 1995 de la Federaci¨®n Internacional (FIDE), que aglutina 188 pa¨ªses, son tan evidentes como su gran amor por el ajedrez y, sobre todo, la absoluta convicci¨®n de que es una herramienta pedag¨®gica muy poderosa. Desde que lo conoc¨ª, en 1996, tuve siempre esa impresi¨®n, reforzada ahora tras convivir con ¨¦l, inesperadamente, durante dos d¨ªas en Chongqing (China).
¡°Para los actos de esta tarde es muy conveniente que vistas con chaqueta y corbata, porque el presidente Iliumy¨ªnov y t¨² sois nuestros invitados especiales¡±, me dice muy amablemente Tian Hongwei, directora de Relaciones Internacionales de la Asociaci¨®n China de Deportes Mentales, que atiende a cientos de millones de practicantes de ajedrez chino, ajedrez internacional, go, bridge y damas. En este inmenso pa¨ªs, de casi 1.500 millones de habitantes, las cifras son mareantes para un europeo, todo es grandioso. Por ejemplo, en Chongqing (se pronuncia Chonch¨ªng) viven m¨¢s de 30 millones de personas.
Mi sorpresa se confirma plenamente cuando me encuentro en el restaurante con el kazajo B¨¦rik Balgab¨¢iev, inseparable mano derecha de Iliumy¨ªnov, con quien ya ha recorrido tres cuartas partes del mundo. Ambos saben muy bien que, durante 22 a?os, he criticado duramente como periodista especializado su gesti¨®n presidencial, as¨ª como sus amistades con personajes tan abyectos como los ya difuntos Sadam Hussein y Gadafi, o El Assad (el actual presidente sirio), por no hablar de un hecho muy comprometedor: un colaborador de Iliumy¨ªnov, entonces presidente de la rep¨²blica aut¨®noma rusa de Kalmukia, fue condenado en los a?os noventa por el asesinato de la periodista Larisa Yudina, firme opositora de ese Gobierno. Y de otro esperp¨¦ntico: Iliumy¨ªnov asegura que una vez fue secuestrado por unos extraterrestres que le llevaron a jugar al ajedrez a otro planeta y lo devolvieron a la Tierra. Sin embargo, Balgab¨¢iev se muestra muy simp¨¢tico y se interesa mucho por la situaci¨®n del ajedrez educativo en los pa¨ªses de habla hispana, mi trabajo en ese campo y mi conferencia del d¨ªa siguiente. De hecho, me anuncia que ambos ir¨¢n a escucharla entera, lo que me sorprende a¨²n m¨¢s que el inesperado encuentro.
Ser el segundo conferenciante m¨¢s destacado en un seminario de ajedrez educativo en China es un gran honor, pero tambi¨¦n implica mucha responsabilidad y te obliga a cumplir un protocolo muy estricto, preparado minuciosamente hasta el ¨²ltimo detalle, adem¨¢s de disfrutar de una hospitalidad exquisita y un trato privilegiado, incluso en exceso para mi gusto. Por ejemplo, unas horas despu¨¦s vamos a visitar el prestigioso colegio Jiangnan, donde el ajedrez es una herramienta pedag¨®gica importante desde hace a?os. Cuando el ch¨®fer del autom¨®vil que me lleva se para junto a la acera, frente a la entrada de la escuela, veo con perplejidad que una veintena de polic¨ªas forman un pasillo desde mi puerta hasta el interior del edificio; detr¨¢s hay un mont¨®n de ni?os con el uniforme del colegio, que rompen a aplaudir cuando salgo. Uno de ellos atraviesa el cord¨®n policial para regalarme un ramo de flores de bienvenida, entre disparos de fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n. No estoy acostumbrado a tanta cortes¨ªa y parafernalia.
Iliumy¨ªnov me saluda con una sonrisa de oreja a oreja. No parece herido por el aut¨¦ntico golpe de estado que sufri¨® en 2016, cuando los altos directivos de la FIDE que mejor personifican la corrupci¨®n y la ineficacia de ese organismo, los que m¨¢s han chupado de los millones de d¨®lares que Iliumy¨ªnov ha aportado a las arcas de la federaci¨®n desde 1995, intentaron destituirlo porque su inclusi¨®n en la lista negra de la Casa Blanca supone un desprestigio para ellos y para la FIDE, y la gallina de los huevos de oro ya no pone tantos. El resultado ha sido que Iliumy¨ªnov sigue figurando oficialmente como presidente, probablemente gracias al fiel apoyo de Vlad¨ªmir Putin (quien da gran importancia al ajedrez, tal vez por motivos de imagen interna), pero sus atribuciones han sido vaciadas de poder aut¨¦ntico. ¡°En realidad, seguimos haciendo lo que siempre hicimos¡± -me puntualiza Balgab¨¢iev-, ¡°recorrer cuantos pa¨ªses podemos para convencer a sus dirigentes de que apuesten por el ajedrez, especialmente como herramienta educativa¡±.
No albergo duda alguna de que eso es cierto. Y si la tuviera, se me habr¨ªa quitado durante esa visita. Obviamente, lo que hace Iliumy¨ªnov en este colegio lo ha hecho tropecientas veces en muchos pa¨ªses: posar para los reporteros gr¨¢ficos junto a ni?os, maestros o dirigentes; jugar al ajedrez con unos alumnos ante las c¨¢maras; firmar en el libro de honor; aceptar los m¨¢s variados regalos¡ Pero lo hace todo con la sonrisa puesta, mostr¨¢ndose muy interesado en cada detalle, haciendo preguntas concretas, alegr¨¢ndose visiblemente de que el ajedrez sea tan importante como el f¨²tbol en este centro. S¨®lo un actor de Hollywood podr¨ªa enga?ar tan bien, y estoy seguro de que ¨¦l es sincero.
Su actitud positiva se repite en todo momento durante la preciosa y refinada ceremonia de inauguraci¨®n del seminario y de un torneo escolar por pa¨ªses con participantes de los cinco continentes. Y al d¨ªa siguiente cumple su palabra a rajatabla: cuando Hongwei presenta mi conferencia y salgo al escenario, all¨ª est¨¢ Iliumy¨ªnov en el centro de la primera fila, junto a Balgab¨¢iev. Ambos no se mueven hasta el final y me aplauden mucho al terminar. A continuaci¨®n, cuando llego el momento de su conferencia, que cerrar¨¢ el seminario, Iliumy¨ªnov muestra al p¨²blico un manojo de folios escritos, y dice: ¡°Hab¨ªa preparado todo esto pero, despu¨¦s de la magn¨ªfica exposici¨®n de Leontxo, no es necesario. Mejor les voy a hablar con el coraz¨®n¡±. Y explica de manera muy emotiva por qu¨¦ est¨¢ convencido de la gran utilidad pedag¨®gica del ajedrez.
Mi asombro es cada vez mayor, y sigue subiendo cuando, al inicio de la cena de gala que viene a continuaci¨®n, Balgab¨¢iev e Iliumy¨ªnov se sientan a mi izquierda y derecha, respectivamente, y no dejan de darme conversaci¨®n cuando las peculiares costumbres chinas sobre brindar con alcohol lo permiten, que es s¨®lo de vez en cuando.
En este punto merece la pena desviarse un poco del asunto de fondo de este art¨ªculo para escribir unas l¨ªneas sobre algo mucho m¨¢s fr¨ªvolo, pero interesante y divertido. Para quien no haya le¨ªdo el art¨ªculo que he enlazado con un hiperv¨ªnculo en el p¨¢rrafo anterior, le resumir¨¦ c¨®mo funciona una cena de ese tipo en China. El vino (o el aguardiente de arroz) no se bebe en cualquier momento, cuando cada comensal quiera, sino que implica siempre un brindis previo, que puede ser colectivo o individual; es decir, un comensal se levanta con su vaso en la mano, rodea la mesa hasta la posici¨®n de la persona con la que quiere brindar, esta se yergue con su vaso en la mano, se dicen unas frases amables y, con frecuencia, la ¨²ltima palabra antes de chocar las copas y beber es ¡°kamp¨¦i¡±, que implica dejarlas totalmente vac¨ªas. Y ese ritual se repite constantemente, cada pocos minutos, en todas las combinaciones de personas posibles.
Es usual que el objetivo de los anfitriones chinos sea emborrachar a sus invitados especiales, a pesar de que est¨¢ cient¨ªficamente demostrado que el h¨ªgado de los chinos, japoneses, coreanos y mongoles (entre otros) carece (o tiene muy poca cantidad) de una enzima que absorbe el alcohol, al igual que las mujeres de raza blanca suelen producir menos cantidad de ella que los hombres, y por eso aguantan menos cantidad de alcohol. Es decir, es un hecho comprobado que esos asi¨¢ticos se emborrachan mucho antes que un occidental si ambos liban la misma cantidad.
Y ah¨ª fue donde descubr¨ª otra capacidad especial de Iliumy¨ªnov. Por fortuna para m¨ª, el principal objetivo de la juerga de esa noche era embriagarle a ¨¦l; por tanto, los brindis con ¨¦l implicaban llenar la copa de vino hasta el borde, y beb¨¦rsela de un trago, varias veces. Al tercer o cuarto asalto de esa peculiar pelea, Balgab¨¢iev me susurr¨® al o¨ªdo: ¡°Los chinos no saben con qui¨¦n est¨¢n luchando. Aunque los kalmucos son budistas de origen mongol y chino, Kirs¨¢n bebe como un cosaco en cuanto a las cantidades que es capaz de aguantar sin perder el control. Lo he visto muchas veces, y es impresionante, un caso excepcional¡±. En efecto, ese pron¨®stico se cumpli¨® plenamente, y el lector ya se podr¨¢ imaginar c¨®mo acabaron los chinos.
En una de las escasas treguas alcoh¨®licas de la noche, Iliumy¨ªnov me sac¨® por fin de mi asombro, con un argumento muy racional: ¡°Cuando me recibe un jefe de estado o un primer ministro, y yo les explico con argumentos gen¨¦ricos por qu¨¦ deben introducir el ajedrez en el curr¨ªculo escolar, asienten, pero por lo general no hacen nada, porque se comportan como pol¨ªticos. Pero con los ejemplos muy concretos que t¨² has explicado en la conferencia, puedo convencer directamente a los ministros de educaci¨®n. Por favor, te ruego que me env¨ªes el documento en Power Point que has utilizado, porque me ser¨¢ muy ¨²til¡±.
Se lo he enviado, y me lo ha agradecido efusivamente. Por el bien del ajedrez, conf¨ªo en que lo utilice antes de ese tipo de cenas, y no despu¨¦s de los brindis.
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