Tiempo de Zidane
Ante un fallo multiorg¨¢nico de todo el Madrid, es hora de que el franc¨¦s intervenga m¨¢s como entrenador que como gestor
Tan volc¨¢nico como es el f¨²tbol, dos derrotas a siete meses de concluir el curso pueden ser apocal¨ªpticas si se trata de un club con el infinito eco del Real Madrid. Arrecian los diagn¨®sticos m¨¢s diversos y el volumen llega a ser ensordecedor. Blanco o negro, no se repara en los grises. El apogeo o el ocaso, todo es hiperb¨®lico, todo son enmiendas a la totalidad. Y m¨¢s cuando no se vislumbra un epicentro claro del desplome. La sintomatolog¨ªa de este Madrid repentinamente fundido apunta a un fallo multiorg¨¢nico.
Lo mismo que el deslumbrante Real del reciente doblete fue un compendio de virtudes corales, ahora resulta un equipo quebrado colectivamente. M¨¢s all¨¢ de Isco, no hay andamiaje. En los malos d¨ªas ya no hay cabezazo de Sergio Ramos o un gancho de Cristiano a la barbilla. Tampoco una genialidad de Modric, una virguer¨ªa de Marcelo, un cometa de Asensio, un baile de Benzema, un arre¨®n de Lucas V¨¢zquez, un parpadeo de Bale, la corneta de Carvajal, un aceler¨®n de Kovacic¡ Por supuesto tambi¨¦n hubo un goteo de James y Morata y nunca falt¨® el sentido marcial de Pepe para marcar territorio. Donde el Madrid no llegaba de forma gremial irrump¨ªan los solistas. Tambi¨¦n el Real de las cumbres sufr¨ªa desconexiones en un mismo partido, pero su extraordinaria diversidad le hac¨ªa maquillar el discurrir del choque. Hasta la fecha, con Zidane al frente nunca fue un Madrid subsidiario de sus titulares y los reclutas resultaron igual de relevantes. Se dir¨¢ que ahora hay lesionados. S¨ª, como tambi¨¦n en la campa?a precedente. No hay coartada que valga.
Sin causas elocuentes para tal desgarro general, hay datos que agravan el diagn¨®stico. En Girona, pongamos por caso, los tres volantes con galones ¡ªCasemiro, Modric y Kroos¡ª acumularon 40 p¨¦rdidas. En Wembley, Marcelo, por su cuenta, lleg¨® a los 29 pases fallados. Y en la plaza que sea a Cristiano le cuesta un mundo dar con la diana, como si ahora precisara de f¨®rceps quien ha flirteado con el gol como casi nadie, quien ha sido un ¡°arma nuclear¡±. Esta temporada ha rematado 73 veces (26 a porter¨ªa) para solo ocho goles.
A tenor de la trayectoria de jugadores de tal calibre cabr¨ªa pensar que la crisis sea transitoria, un par¨¦ntesis. Uno de esos momentos del f¨²tbol en los que se impone la il¨®gica. Ser¨ªa motivo de un simposio mundial urgente que unos cuantos de los mejores futbolistas del planeta se hubieran licuado al mismo tiempo, los mismos d¨ªas, a las mismas horas y en los mismos lugares.
A la vista de la zozobra, es la hora de Zidane. Le toca intervenir, ya sea con tratamiento de choque o sentando en el div¨¢n a los jerarcas. Lo primero implicar¨ªa dar pista a la reserva, una de las distinciones del equipo la pasada temporada. Pero la transici¨®n no es la misma y le ha puesto altavoz ni m¨¢s ni menos que Cristiano: ¡°Con Pepe, James y Morata ¨¦ramos m¨¢s fuertes. Los chicos [Achraf, Vallejo, Theo, Ceballos, Llorente, Mayoral] son el futuro, pero son j¨®venes y se nota la experiencia¡±. Es decir, al Madrid le falta ese segundo aire que antes encontraba en la despensa. Ocurre que nada dijo Cristiano sobre el aire que tambi¨¦n parece faltarle a ¨¦l. Porque a la espera de que se grad¨²en ¡°los j¨®venes¡±, tampoco Zidane ha encontrado la manija adecuada con los pretorianos. Con ellos repiti¨® en Montilivi y en Wembley: dos cruces.
En la abundancia, Zidane ha demostrado saber gestionar la plantilla. Ahora, con m¨¢s trabas, es el momento de que el Zidane entrenador d¨¦ dos pasos por delante del Zidane gestor. En apariencia, noviembre puede ser un laboratorio id¨®neo, con un calendario, en teor¨ªa, sin muchas espinas: Las Palmas, Atl¨¦tico, Apoel, M¨¢laga y Fuenlabrada. Luego ya le tocar¨¢ enrolarse en el farragoso Mundialito de Clubes que tanto distrae. Conviene haber hecho antes los deberes, no sea que, como el pasado enero ¡ªtambi¨¦n con dos derrotas consecutivas (Celta y Sevilla)¡ª el equipo se enfangue de nuevo y le caiga un segundo chaparr¨®n. Zidane no puede esperar. El Real Madrid, sea el mes que sea, siempre apremia. Ni un ayer tan glorioso como reciente supone un cr¨¦dito ilimitado. Hoy ya es pasado ma?ana.
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