Italia, bailarines de cuarta fila
¡°Todos a casa¡±, dice el estribillo. ?Qu¨¦ todos? Mas all¨¢ de los nombres, es todo el complejo que gira en torno al f¨²tbol italiano lo que ya no se sostiene
Si no es luto nacional, poco le falta. Las l¨¢grimas de Buffon dan la vuelta al mundo; las imprecaciones de los hinchas italianos no. Milagro en Mil¨¢n, t¨ªtulo de una famosa pel¨ªcula de Vittorio de Sica, le viene de perlas a los peri¨®dicos suecos. El milagro (sin Ibrahimovic) es amarillo y azul. Han eliminado a los inventores del catenaccio con un supercatenaccio. El luto no durar¨¢ mucho. El s¨¢bado se juegan el derbi de Roma y el N¨¢poles-Milan, y el domingo, otros dos partidos jugosos: Inter-Atalanta y Sampdoria-Juventus. La Italia local recuperar¨¢ protagonismo. La relaci¨®n de los italianos con la selecci¨®n ya estaba clara antes de que fuese eliminada: novia de todos cuando va bien (¡°hemos ganado¡±), pero hija de ninguno cuando va mal (¡°han perdido¡±). Ya pas¨® en 1958. En Belfast no bast¨® con cuatro extranjeros de origen italiano (Ghiggia, Montuori, Da Costa y Schiaffino), pero entonces en el Mundial participaban 16 equipos. Ahora participan 32.
¡°Todos a casa¡±, dice el estribillo. ?Qu¨¦ todos? Ventura, seleccionador nacional, seguro, aunque tenga contrato hasta 2020. Los 74.000 espectadores de San Siro le dedicaron una sonora pitada ya durante la lectura de las alineaciones y desagradables insultos al final. Con ¨¦l deber¨ªa despedirse tambi¨¦n Tavecchio, presidente de la federaci¨®n, que fue quien lo eligi¨®, al principio con Lippi como tutor y luego solo. Buffon, Barzagli, De Rossi y probablemente Chiellini dir¨¢n adi¨®s a la camiseta azul. Mas all¨¢ de los nombres, es todo el complejo que gira en torno al f¨²tbol lo que en Italia ya no se sostiene. La culpa es del exceso de extranjeros, opinan muchos, entre ellos Salvini, de la Liga Norte, por motivos electorales. En la primera divisi¨®n representan el 56%, pero la Ley Bosman impide limitar el acceso. Y adem¨¢s ¡ªseamos sinceros¡ª, en 2006 tambi¨¦n hab¨ªa extranjeros en el campeonato. De amos del mundo a bailarines de cuarta fila. Parece imposible, pero es cierto. Hemos olvidado que, en 2006, Italia pod¨ªa contar con verdaderos campeones (Pirlo, Del Piero, Totti, Buffon, Cannavaro), de los cuales hoy en d¨ªa, aparte de Buffon, no queda rastro. La culpa tambi¨¦n es nuestra, de la llamada cr¨ªtica. Basta con que Belotti marque un gol de chilena para que lo proclamemos el nuevo Riva; si Donnarumma hace dos paradas decentes, ya es el nuevo Buffon; Bonucci acierta dos tiros largos y es el nuevo Beckenbauer. No es verdad, o a¨²n no, aunque este juego solo sirve a los representantes y a los hinchas. Por lo dem¨¢s, alimenta ilusiones.
Volviendo a Ventura: demasiado atrevido antes de Madrid, ondea al viento un 4-2-4 que equivale a un suicidio t¨¢ctico. Demasiado prudente con el 3-5-2 ante Macedonia. Pero en el vientre del Bernab¨¦u algo, o mucho, se rompi¨® en la relaci¨®n entre el seleccionador y la selecci¨®n, en particular con sus miembros preeminentes. Desde aquella tarde, Ventura es un hombre solo, un Don Quijote sin Rocinante ni Sancho Panza. Emerge toda su escasa experiencia en terreno internacional. En Mil¨¢n, Italia se entreg¨®, por ella misma pero tambi¨¦n por ¨¦l. En Solna, sin embargo, jug¨® sin convicci¨®n, lanzando ¨²nicamente balones altos que fueron un regalo para la estatura de los suecos.
?Y ahora, qu¨¦? Suenan los nombres de siempre: Ancelotti, Conte, Mancini, Allegri, todos demasiado caros para las arcas de la federaci¨®n. Es probable que, para la transici¨®n, se elija a Di Bagio, t¨¦cnico de la sub-21 que ya conoce bien a muchos jugadores de la selecci¨®n. En Italia, la federaci¨®n de f¨²tbol tiene poco poder, y la liga, demasiado. Es dif¨ªcil que se llegue al campeonato con 18 equipos, como tantos piden. Y lo que piden todos (desde hace decenios) es m¨¢s atenci¨®n a la cantera. En Espa?a, los clubes invierten el 10% de su presupuesto en los juveniles; en Italia, nueve millones de euros como m¨¢ximo. En Italia, el 73% de los chavales convocados por la sub-21 entre 2011 y 2015 no juegan en primera divisi¨®n. En B¨¦lgica, en Francia, en Alemania, intervienen los centros federales de formaci¨®n. En Alemania son 200; en Italia, 30. Otra idea: los equipos de segunda divisi¨®n, como en Espa?a. Y no todo depende del deporte. La nacionalidad ligada al territorio ha permitido a Alemania hacerse con un equipo fuerte y multi¨¦tnico. Habr¨ªa que tener la sensatez y la humildad de copiar las iniciativas ¨²tiles; dos palabras, humildad y sensatez, dif¨ªciles de encontrar en el f¨²tbol italiano. Hoy es f¨¢cil decirlo, pero era verdad tambi¨¦n en el pasado, cuando no eran los grandes equipos, sino Eslovaquia, Nueva Zelanda o Costa Rica, los que mandaban a casa a la Italia de los fen¨®menos. Hace tiempo que suena la alarma, pero hemos hecho como que no la o¨ªamos.
Gianni Mura es escritor y periodista de La Repubblica.
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