El golf calla la boca a los aficionados listillos
El videoarbitraje ser¨¢ oficial a partir del 1 de enero en todos los torneos del mundo, que no atender¨¢n las llamadas de los telespectadores denunciando infracciones
Los espectadores televisivos de golf disponen de un privilegio que para s¨ª quisieran los aficionados al f¨²tbol o al baloncesto: son ¨¢rbitros que si ven un penalti palmario a favor de su equipo tiene la potestad de pitarlo. Una llamada de un aficionado de golf que viendo la tele en su casa o en un bar crea descubrir una infracci¨®n que se le haya escapado a uno de los ¨¢rbitros del torneo puede condenar a un jugador a una penalizaci¨®n de dos o cuatro golpes, a perder un torneo. ¡°Y hay espectadores que ven la tele con ¨¢nimo de cazadores y est¨¢n atentos al mil¨ªmetro y no pasan un fallo¡±, dice Miguel Vidaor, uno de los mejores ¨¢rbitros del circuito, que en cada torneo tiene que revisar con el v¨ªdeo decenas de llamadas o emails de espectadores que creen haber visto lo que nadie m¨¢s ha visto. ¡°Y la mayor¨ªa de las veces se equivocan y lo que ven no tiene ninguna trascendencia¡±.
Es un estado de videoarbitraje salvaje que perturba a los jugadores y vuelve locos a los ¨¢rbitros y que, jugadores y ¨¢rbitros se lo agradecen al alt¨ªsimo, tiene los d¨ªas contados. La USGA y el Royal and Ancient, las dos autoridades que fijan y actualizan las reglas del golf, han acordado este lunes dos medidas para entronizar el videoarbitraje ordenado: desde el 1 de enero todos los torneos televisados de todos los circuitos contar¨¢n con un ¨¢rbitro de m¨¢s que se sentar¨¢ en el cami¨®n del realizador televisivo y juzgar¨¢ por lo que vea en las pantallas. Al mismo tiempo, ya no se atender¨¢n llamadas de espectadores inquisidores.
Tiger Woods, penalizado dos golpes en un Masters por un mal dropaje en el 15 que vio un telespectador, sufri¨® en 2013 los efectos de la democracia participativa del golf. Woods pidi¨® que se aboliera ese poder como tambi¨¦n lo demand¨® Lexi Thompson, la jugadora norteamericana que perdi¨® un grande en abril pasado al ser penalizada cuatro golpes por no colocar su bola exactamente donde la hab¨ªa dejado, como observ¨® un telespectador muy atento y responsable que llam¨® al torneo para denunciarlo.
¡°Y yo, como ¨¢rbitro, he sufrido esa hostilidad hacia los jugadores en muchos torneos¡±, dice Vidaor, que reclama el valor del ojo y del juicio de un ¨¢rbitro formado y experto para tomar siempre la decisi¨®n que crea m¨¢s correcta. ¡°El m¨¢s reciente caso lo viv¨ª en el Open de Irlanda con Jon Rahm. La alerta la lanzaron primero los comentaristas de la televisi¨®n y luego recibimos bastantes llamadas de espectadores diciendo que ten¨ªamos que penalizar a Rahm porque coloc¨® su bola en el green unos mil¨ªmetros m¨¢s lejos de donde la hab¨ªa marcado. Para nosotros, habr¨ªa sido lo m¨¢s f¨¢cil del mundo penalizarlo con dos golpes. Iba ganado por seis o siete y su victoria en el torneo no corr¨ªa peligro. Habr¨ªamos quedado perfectos. Pero decidimos no penalizarlo porque juzgamos que no hab¨ªa habido intencionalidad y nosotros tenemos la potestad de no castigar a nadie si vemos que ha actuado con honestidad¡±.
¡°La medida nos obligar¨¢ a contar con un s¨¦ptimo u octavo ¨¢rbitro en los torneos, pero ya la hab¨ªamos puesto en marcha en el circuito europeo en septiembre pasado, y tambi¨¦n se hace en el Open¡±, dice Vidaor. ¡°Uno de los nuestros se pasa viendo cinco o seis horas los monitores del realizador y avisa a los ¨¢rbitros de campo por radio si ve algo que se les ha podido pasar a ellos o a los jugadores que comparten partido con el presunto infractor. Pueden decidir ellos mismos. Siempre es mejor que sea uno de los nuestros quien vea y decida. As¨ª salvaguardamos nuestro juicio¡±.
La pol¨¦mica por las decisiones que se cree err¨®neas no desparecer¨¢ pero ser¨¢ mucho m¨¢s contenida. ¡°Tenemos que tomar siempre la decisi¨®n m¨¢s correcta¡±, dice Jos¨¦ Mar¨ªa Zamora, otro de los grandes ¨¢rbitros espa?oles. ¡°Y a veces lo correcto est¨¢ re?ido con lo que el espectador considera justo. Muchas veces no penalizamos conductas porque vemos que no se puede hundir a uno por algo que ha hecho sin intenci¨®n. Y para decidirlo siempre est¨¢ nuestro conocimiento del juego y las reglas, y de los jugadores, y nuestra experiencia¡±.
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