Renato Ga¨²cho, un Zidane narcisista y ¡®bon vivant¡¯
El t¨¦cnico del Gr¨ºmio ya gan¨® la Intercontinental como futbolista y presume de haber sido mejor que Cristiano
Renato Ga¨²cho Portaluppi es para el Gr¨ºmio lo que Zinedine Zidane para el Real Madrid: un ¨ªdolo que ha conseguido triunfar dentro y fuera del campo. Tambi¨¦n ha logrado lo que ning¨²n otro brasile?o hasta ahora, ganar la Copa Libertadores como jugador y como t¨¦cnico. En el Mundial de Clubes, Renato har¨¢ revivir a la afici¨®n del Gr¨ºmio los tiempos en que ¨¦l, entonces un prometedor delantero de 21 a?os, marc¨® los dos goles que dieron al equipo de Porto Alegre, en 1983, su ¨²nica Intercontinental ante el Hamburgo de Magath y Kaltz.
?El t¨¦cnico del Gr¨ºmio, de 55 a?os, siempre ha sido un tipo con una confianza en s¨ª mismo tan ilimitada que muchos lo interpretan como soberbia. Jam¨¢s se ha sentido inferior a un adversario, sea cual sea. ¡°Yo soy campe¨®n del mundo y he preparado a mi grupo para que el Gr¨ºmio conquiste su segundo t¨ªtulo mundial. El Real es favorito, pero debe demostrarlo dentro del terreno de juego¡±, dijo, en tono desafiante, en la v¨ªspera de la final.
Para desavisados, Renato Ga¨²cho puede sonar prepotente o parecer que escenifica un personaje. Incluso ha reivindicado al Gr¨ºmio una estatua en su homenaje y, hace unos meses, lleg¨® al punto de posar con su propio busto durante una rueda de prensa. Sin pesta?ear, repite que ¨¦l fue mejor que la gran estrella del Madrid. ¡°Sin duda que yo tuve m¨¢s f¨²tbol que Cristiano Ronaldo. ?l tiene mucha fuerza y poca t¨¦cnica¡±. Pero, al atraer los focos para sus frases de efecto, el entrenador se acaba convirtiendo en un escudo para su plantilla. Tiene la confianza de los jugadores, a los que dedica cari?o y lealtad. Despu¨¦s de los entrenamientos, es com¨²n verlo cercado por sus pupilos, que se carcajean al o¨ªr sus historias, principalmente sobre las farras que nunca rechazaba en su ¨¦poca de jugador al lado de socios como Rom¨¢rio y Edmundo. Por sus c¨¢lculos, ha tenido relaciones con m¨¢s de 5.000 mujeres. Y a¨²n hoy siempre est¨¢ dispuesto a un futvoley o a unas ca?as con los amigos junto a la playa de R¨ªo, donde ha vivido desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas.
La fama de mujeriego y bon vivant contribuy¨®, en alguna medida, para que su carrera como futbolista no tuviese la magnitud anunciada en sus inicios. Fue exclu¨ªdo del Mundial 1986 por haber cambiado la concentraci¨®n de la selecci¨®n por una noche de fiesta. Despu¨¦s del Gr¨ºmio, pas¨® sin brillo por la Roma, se hizo ¨ªdolo del Flamengo y tambi¨¦n del Fluminense, donde marc¨® un legendario gol de barriga en un cl¨¢sico carioca Fla-Flu. En el Fluminense, ya como t¨¦cnico, sufri¨® la amargura de perder la final de la Libertadores, en 2008. Lleg¨® a entrenar al Gr¨ºmio en dos ocasiones anteriores, pero no gan¨® t¨ªtulos. Su trayectoria como entrenador parec¨ªa caminar hacia el ostracismo cuando en 2016 recibi¨® una nueva e inesperada llamada del Gr¨ºmio tras un per¨ªodo sab¨¢tico disfrutando de las arenas cariocas.
Renato Portaluppi no encaja en la nueva generaci¨®n de entrenadores brasile?os, encabezada por el seleccionador Tite, estudiosos y siempre dispuestos a ampliar conocimientos. ?l huye de las jergas y de los t¨¦rminos t¨¦cnicos. Sus m¨¦todos incluyen m¨¢s bien cosas como su famosa caixinha, la multa cobrada a los futbolistas por cada minuto de retraso a un entrenamiento. Uno de sus grandes m¨¦ritos es hablar el lenguaje de los jugadores. Ve el f¨²tbol b¨¢sicamente como una cuesti¨®n humana. Se implica hasta en los problemas familiares de los jugadores y los empleados m¨¢s humildes del club, a quienes incluso ha ayudado financieramente.
Esta temporada, a?adi¨® un poco de tecnolog¨ªa a su repertorio al utilizar un dron para espiar los entrenamientos de sus adversarios. Justific¨® el recurso alegando que ¡°el mundo es de los astutos¡±. Apegado a sus ideas, consideradas obsoletas por sus cr¨ªticos, consigui¨® llevar el Gr¨ºmio a su tercera Libertadores con un equipo repleto de jugadores renegados de otros clubes y practicando el mejor f¨²tbol de Brasil. ¡°Yo conf¨ªo en mis futbolistas¡±, insiste. ¡°Y conf¨ªo que, independientemente del adversario, estamos en condiciones de ser campeones del mundo otra vez¡±. La directiva del Gr¨ºmio ya ha empezado los preparativos para realizar el deseo de Renato y erigir en Porto Alegre una estatua en su honor.
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