Neymar desaf¨ªa las reglas del profesionalismo

Hace algunos a?os Neymar J¨²nior invit¨® a Javier Mascherano a cenar a su mansi¨®n de Castelldefels. El argentino acudi¨® convencido de que su colega quer¨ªa hablar con ¨¦l en privado. Cuando atraves¨® el umbral de la puerta descubri¨® que en la casa del anfitri¨®n hab¨ªa una muchedumbre. Una multitud de amigos, conocidos y curiosos, que no solo viv¨ªan all¨ª sino que, adem¨¢s, viv¨ªan solaz¨¢ndose, en un estado de continua exaltaci¨®n. Cuentan que, at¨®nito, Mascherano le lanz¨® una advertencia: ¡°Si haces esto todos los d¨ªas tu carrera se acortar¨¢¡±.

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A Mascherano le alarm¨® que un talento maravilloso, una mente y un cuerpo privilegiados, un joven capaz de dominar el juego en todas sus dimensiones, desarrollase h¨¢bitos que mermaban su don. Al Barcelona tambi¨¦n le preocuparon estas costumbres y sin embargo, a finales de 2016, el club le renov¨® su contrato comprometi¨¦ndose a pagarle 26 millones de euros brutos por temporada hasta que cumpliera 30 a?os. Por entonces, Messi ganaba 24 millones brutos. En cualquier caso, el acuerdo no sobrevivi¨® al verano.

Neymar se fue al Paris Saint-Germain para hacer lo mismo que hac¨ªa en Castelldefels solo que con mucho m¨¢s refinamiento. No se sabe exactamente qu¨¦ idea de su car¨¢cter tuvieron al contratarle el pr¨ªncipe Jasim Al-Thani y el jeque Nasser Al-Khelaifi, responsables de las inversiones catar¨ªes en el f¨²tbol. Lo cierto es que lo hicieron convencidos de que el proyecto m¨¢s atrevido del siglo en este negocio solo pod¨ªa ejecutarse con ¨¦xito si se pon¨ªa inmediatamente en las manos de Neymar. Para estimularlo, fuentes pr¨®ximas a la operaci¨®n aseguran que le garantizaron unos ingresos ordinarios anuales de m¨¢s de 40 millones de euros netos durante cinco temporadas. Al nivel de Messi.

Ahora Neymar es el protagonista de un experimento pionero en la industria del f¨²tbol. Es el primer jugador cuyo traspaso supera los 200 millones de euros (222); es el primer jugador al que contratan con la misi¨®n de transformar un club de segunda l¨ªnea en la potencia principal de la Champions en el plazo de dos o tres temporadas; y es el primer jugador que desde que tiene 25 a?os aspira a convertirse en el mejor futbolista del planeta conduciendo su vida como si fuera un adolescente en perpetuas vacaciones de verano. No por nada dicen sus amigos que a Ney lo ¨²nico que verdaderamente le desagrada de Par¨ªs es el clima. El invierno est¨¢ siendo extremadamente fr¨ªo y lluvioso.

El desaf¨ªo de Neymar es inaudito. El primer escal¨®n le obliga a eliminar al Madrid en el cruce de octavos que comienza a disputarse este mi¨¦rcoles en el Bernab¨¦u. ?l lo afronta como si nada le preocupase, o como si fingiera que nada le preocupa. La jovialidad es imperativa. Es su regla no escrita y solo adquiere validez si puede exhibirla en p¨²blico y a ser posible en las redes sociales.

Imagen de Nike, Gillette, Panasonic, Red Bull, Replay Jeans o Gaga Milano, Neymar se agita en el epicentro de un terremoto socioecon¨®mico pero se empe?a en descubrirse cuidadosamente relajado. Se sabe la manifestaci¨®n displicente de un mundo hist¨¦rico y para patentar su estado de ¨¢nimo practica una variante del situacionismo. Le encanta provocar acontecimientos que inducen a la transgresi¨®n, como invitar a su entrenador ¡ªel legislador en todo equipo de f¨²tbol¡ª a una fiesta que ¨¦l solo terminar¨ªa dos d¨ªas m¨¢s tarde, para lo cual debi¨® saltarse un entrenamiento y un partido que, por supuesto, sus compa?eros de equipo s¨ª debieron sacar adelante de todos modos. Unai Emery, el t¨¦cnico, aclar¨® que acudi¨® al festejo para no afear al maestro: ¡°Me fui cuando cortaron la tarta¡±.

Controlador vocacional, Emery ya tiene asumido que en Par¨ªs hay pocas cosas que pueda controlar. El hombre hab¨ªa prohibido la entrada de gente ajena al club a las instalaciones de Saint-Germain-en-Laye durante ciertos entrenamientos, hasta que descubri¨® que Neymar le llenaba el recinto de tois. Los tois, autodenominados as¨ª por razones que nadie ha conseguido determinar, son los amigos profesionales ¡ªtodos cobran por vivir con ¨¦l¡ª del ¨ªdolo. Van a donde ¨¦l va. Viven a donde ¨¦l vive. Se relevan seg¨²n el estado de humor del genio. Bailan cuando ¨¦l quiere bailar, r¨ªen cuando ¨¦l quiere re¨ªr. Forman parte de algo parecido a una afici¨®n ambulante prefabricada. Son expertos en coreograf¨ªas de danza tipo flashmobs porque al due?o de casa le vuelven loco los flashmobs. Son su compa?¨ªa favorita. Contra la creencia, Neymar se junta poco con el grupo brasile?o del PSG. Ni siquiera con Dani Alves, viejo c¨®mplice en Barcelona. Su universo es cada vez m¨¢s intransferible. Solo ¨¦l puede decidir si entrena o no, y c¨®mo entrena; y solo suya es la potestad de precisar cu¨¢ndo juega un partido y cu¨¢ndo no.

¡°Inevitablemente Neymar es alguien con privilegios¡±, dijo Rabiot en L'Equipe. ¡°Uno lo sabe. A m¨ª no me molesta. No le presto atenci¨®n. No estoy celoso¡±.

El dolce far niente es expresi¨®n del orgullo aristocr¨¢tico. Neymar siente que se humilla si se esfuerza al m¨¢ximo de sus posibilidades f¨ªsicas. Especialmente, cuando juega en Francia contra adversarios que considera muy inferiores. El s¨¢bado en Toulouse tard¨® m¨¢s de una hora en intentar driblar a su lateral, Steeve Yago. Prefiri¨® trasladar la pelota al medio, descargar en los volantes, cambiar de orientaci¨®n o meter pases en profundidad para no tener que alterar la marcha. Jugando a ratos en los tres torneos oficiales de Francia y en la vigente Champions el brasile?o ha sido capaz de hacer 28 goles y de dar 16 pases de gol en 27 partidos.

Este lunes public¨® en Instagram un retrato suyo firmado por Mario Testino, fot¨®grafo de cabecera del Vogue y autor de im¨¢genes ic¨®nicas de Madonna, Kate Moss o Lady Di. Tendido en la parte trasera de un coche en actitud retadora, se le ver¨ªa completamente desnudo si no fuera por la toalla blanca que le cubre los genitales.

Su agente, Wagner Ribeiro, reaccion¨® con incredulidad cuando un colega le pregunt¨® si se imaginaba a Ney en el Real Madrid la temporada que viene: ¡°?Qu¨¦ va! ?l ya sabe c¨®mo son los clubes grandes. ?A d¨®nde le permitir¨¢n vivir como vive en Par¨ªs?¡±.