Neymar vs Ronaldinho
Ronaldinho era un juerguista al que su entrenador castigaba con frecuencia por sus salidas nocturnas; Emery se pliega a los deseos de Neymar
Estos dos jugadores de vidas cruzadas presentan muchas similitudes en la forma, pero no en el fondo. Es una cuesti¨®n de personalidad.
Tienen much¨ªsimos puntos en com¨²n: el pasaporte, su marcha a Europa a los 21 a?os, el hecho de haber llevado ya las mismas camisetas y una exuberancia natural, pero, sobre todo, un don innato, sobrenatural, que les re¨²ne en la galaxia de los extraterrestres del f¨²tbol. Se parecen en el genio, la fantas¨ªa, la despreocupaci¨®n, el virtuosismo t¨¦cnico, el arte del regate y de los amagos, y el amor por el espect¨¢culo. Uno, reci¨¦n retirado, amo del mundo durante tres temporadas, ha dejado una huella espl¨¦ndida, inacabada, mientras que el otro todav¨ªa no ha terminado de escribir sus mejores p¨¢ginas, o, por lo menos, eso esperamos.
Es evidente que Neymar es un artista fuera de lo normal, una excepci¨®n, como lo era Ronaldinho en su ¨¦poca, con un gusto por el gol y una cierta dosis de individualismo adem¨¢s, y esa es una diferencia notable. Si el antiguo quer¨ªa divertirse con la pelota sin preocuparse por provocar in¨²tilmente, el nuevo usa y abusa del desaf¨ªo gratuito, para su propio placer. Uno era respetado por todos por su ecuanimidad, y el otro no ha dejado de ser, en seis meses, el centro de controversias en las que no siempre sale bien parado.
Otra de las diferencias es que, mientras que el chico de Porto Alegre carente de altaner¨ªa mostraba una alegr¨ªa de vivir inocente, una cara siempre agradable que dejaba entrever todos sus dientes y un car¨¢cter jovial que le hizo ganarse el amor eterno de los antiguos aficionados del Parque de los Pr¨ªncipes, el ni?o mimado de Santos no genera tanta empat¨ªa. Cuando no fuerza la sonrisa un poco comercial, ambiciosa, con sus labios finos, da la impresi¨®n a veces de ten¨¦rselo muy cre¨ªdo, algo as¨ª como ¡°primero yo y luego los dem¨¢s...¡±, un comportamiento que molesta a m¨¢s de uno en la Ligue 1 y que puede que el p¨²blico del Parque de los Pr¨ªncipes no olvide.
Hoy es la estrella del club y se consiente hasta el m¨¢s m¨ªnimo capricho. ?Por fin! Despu¨¦s de cuatro a?os a la sombra del absoluto e intocable jefe argentino, es el ¨²nico bajo los focos, pr¨ªncipe de la Ciudad de la Luz. Solo le faltan los trofeos. A esa edad, Ronaldinho, el rey de Barcelona sobre el techo del mundo, hab¨ªa ganado un Mundial y el Bal¨®n de Oro, dos premios que el hermano menor sigue persiguiendo, con asiduidad y una feroz determinaci¨®n despu¨¦s de haber celebrado una victoria en la final de Champions contra la Juve en 2015.
Alg¨²n d¨ªa Neymar conseguir¨¢ estos oscars tan codiciados. Probablemente los dos, ?por qu¨¦ no? Aunque perdi¨® la oportunidad de ganar su primer Mundial en 2014, tiene razones para pensar que puede conseguir el Santo Grial en Rusia, lo que, sin duda, har¨¢ que el jurado de periodistas de France Football lo consagre sobre la marcha como futbolista, y as¨ª podr¨¢ matar dos p¨¢jaros de un tiro. ?Pleno!
Si la Sele?ao no se impone en Mosc¨² el pr¨®ximo mes de julio, a lo mejor habr¨¢ tenido la suerte de levantar, un poco antes, la copa de la Liga de Campeones y de haber salvado estos diez meses parisinos con ¨¦xito. Algo que no puede darse por sentado justo antes de enfrentarse al Real Madrid en octavos. El camino es largo y tampoco la Champions le garantizar¨¢ igualar a Rivaldo y a Kak¨¢, dos compatriotas que solo lograron ganar una vez el Bal¨®n de Oro.
Ni, por tanto, alcanzar a Ronaldinho, uno de sus ¨ªdolos de juventud al que, acu¨¦rdense, auguraban muchos otros t¨ªtulos importantes, adem¨¢s de uno o dos Balones de Oro. Y ya sabemos lo que ocurri¨® al final. Todo por su culpa, por supuesto, por el insaciable deseo de vivir que ha mostrado a lo largo de su carrera. Porque no lo dio todo por su profesi¨®n, porque se entreg¨® a los placeres de una existencia dorada, y adem¨¢s sin esconderse, pero ?c¨®mo habr¨ªa podido? Ronaldinho era un juerguista de mucho cuidado, extremadamente ardiente, al quien el por entonces entrenador del PSG, Luis Fern¨¢ndez, castigaba con frecuencia por sus salidas nocturnas.
La reputaci¨®n de noct¨¢mbulo experimentado que asume y desvela sin tapujos en las redes sociales, las ojeras que se acent¨²an temporada tras temporada y los rumores que se oyen alrededor de los Campos El¨ªseos demuestran que Ney sigue los pasos de Ronnie, el rey de la noche. En resumidas cuentas, no tiene nada que envidiarle en sus costumbres nocturnas. Salvo que, en su caso, Unai Emery se pliega a los deseos de su jugador.
?Estar¨¢n los dos hombres unidos hasta el final por la misma fatalidad, frustrados y lejos de las expectativas que suscitaban? Ser¨ªa una verdadera pena, pero seguro que nos equivocamos.
Vincent Machenaud fue durante una d¨¦cada el periodista de 'France Football' encargado de entregar el Bal¨®n de Oro.
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