Cristiano y Modric socorren al Real Madrid en Eibar
Los locales estuvieron a punto de sacar un empate en un intenso partido contra los blancos
El guion de cualquier partido del Eibar contra uno de los equipos de la urbanizaci¨®n de lujo de la Liga, se inspira en el suspense m¨¢s que en el misterio. Se sabe que el Eibar arrancar¨¢ soltando truenos, reducir¨¢ el campo a la m¨ªnima expresi¨®n. Bombardear¨¢ el ¨¢rea y pondr¨¢ a prueba la tensi¨®n del Real Madrid (como lo hizo antes con el Bar?a y antes con el Atl¨¦tico) para ver pasearse el bal¨®n en la distancia fat¨ªdica que separa a Keylor Navas de la raya del ¨¢rea peque?a. A Keylor Navas se le incendiaron no menos de tres veces los ojos. En media hora, el Eibar hab¨ªa encontrado ocasiones de Inui, de Kike Garc¨ªa, un par de centros horizontales que nadie supo aprovechar ni defender y un cabezazo de Jord¨¢n que ni ¨¦l se lo imaginaba tan f¨¢cil. Era el Eibar esperado y encontrado en los partidos grandes, siempre escarbando la segunda, la tercera oportunidad como si fuera la primera, la ¨²nica.
El Madrid experimentaba la revoluci¨®n social. Una vez tomado el Palacio de Invierno donde se supone que habitaba la corte suprema del f¨²tbol franc¨¦s, el Madrid retomaba las calles y las callejuelas de la Liga, donde quiz¨¢s nada le lleve a ninguna parte pero donde est¨¢ obligado intentar llegar al final del camino por el primer atajo que encuentre. Media hora necesit¨® el Madrid para pisar fuerte y encontrar las primeras asociaciones. Se esperaba a Isco jugando en la punta del rombo, pero era una punta roma, porque Isco tuvo un papel tan testimonial que desde el principio se vio que el suyo era papel mojado. Kroos, en el costado izquierdo, era tambi¨¦n un futbolista silencioso. Pero el Madrid se manten¨ªa a salvo con la sabidur¨ªa de Modric, el peque?o bailar¨ªn, siempre con el ritmo exacto, el pase justo, la conducci¨®n necesaria. A partir del croata, se reh¨ªzo el Real Madrid, que encontr¨® en Cristiano el killer que acostumbra. Cuando todo se igualaba, un error de Arbilla tuvo el infortunio de dejar el bal¨®n a los pies de Modric (no hab¨ªa otro,...) para que Cristiano marcara casi a placer. Se hab¨ªan asociado dos futbolistas determinantes al amparo del error de Arbilla, m¨¢s acostumbrado a lucir en los libres directos.
El Eibar acus¨® el golpe. Mendilibar hab¨ªa variado el sistema reforzando el centro del campo a costa de perder a su segundo nueve, habitual en Ipurua y casi en todos los partidos fuera. Prefiri¨® la envergadura de Kike Garc¨ªa que el juego m¨¢s ¨¢gil de Charles. Pero el gol, del Real Madrid sumi¨® al Eibar en una cierta confusi¨®n. El Madrid no lo hab¨ªa noqueado pero le hab¨ªa confundido las ideas. Le bast¨® con que Madrid aclarase las suyas y Cristiano tuviese las pupilas sin una m¨¢cula.
Pero el Eibar tiene el don de la resurrecci¨®n. Cuando se ha sufrido tanto, la vida y la muerte cuelgan de la boca como en el caso de la Merceditas de Serrat, la del guardarropa... Y el Eibar sabe que se agarra a la vida cuando lucha por Europa (como ahora) y cuando lucha por la permanencia (como siempre). Preparado para todo, volvi¨® a coger el partido por las orejas tras el descanso y someti¨® a Keylor Navas a un segundo bombardeo. Un gol para el Eibar nunca ha sido una monta?a insuperable. Para Keylor los l¨ªmites son amplios. Escalante le prob¨® con un disparo esquinado que hel¨® la sangre de todo el Madrid. Parec¨ªa que centraba y en realidad disparaba haciendo extensibles los brazos del portero costarricense, magn¨ªfico en todas sus acciones.
Dmitrovic sali¨® poco despu¨¦s al rescate en otra oportunidad de Cristiano. Los porteros iban cumpliendo. A falta del acierto de los delanteros, apareci¨® a la salida de un c¨®rner la cabeza m¨¢gica de Ramis para cabecear a gol ante la apat¨ªa de Ramos.
El Eibar se acercaba a su primer cap¨ªtulo del hero¨ªsmo, del que ya estuvo cerca cuando se enfrent¨® al Atl¨¦tico. Pareci¨® que la revoluci¨®n se acercaba aunque fuera en forma de un empate (por algo se empieza). Pero no era el d¨ªa de acci¨®n de gracias para Ronaldo, Un error de Pedro Le¨®n impuls¨® al Madrid contra el ¨¢rea del Eibar, descolocado y el bal¨®n viaj¨® de los pies de Marcelo a los de Bale para acabar en la cabeza de Cristiano, que estrell¨® el bal¨®n contra la red. Y aun as¨ª, con el gran Modric y el gran Cristiano, el ¨²ltimo susto le correspondi¨® a Kike Garc¨ªa, pero ni tiene el control del croata ni la definici¨®n del portugu¨¦s y el limbo acogi¨® su desventura, como lo hizo con un cabezazo de Inui en el que el delantero japon¨¦s cometi¨® todos los errores: siendo bajito, cabece¨® alto, solo frente a Keylor, echando el cuerpo para atr¨¢s cuando todo exig¨ªa un cabezazo a botepronto. Pero ya se sabe que el Eibar se lleva mejor con el misterio que con el suspense.
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