El VAR invadir¨¢ el ciclismo en la Mil¨¢n-San Remo
Un comisario ver¨¢ toda la carrera en un cami¨®n con las im¨¢genes de todas las c¨¢maras de la RAI, en una experiencia que se repetir¨¢ en Flandes, Giro, Tour y Vuelta
El ciclismo es un deporte que solo se puede ver hablando. Muy poco de lo que se ve en las pantallas, la m¨ªnima parte de las m¨¢s de cien acciones simult¨¢neas que se suceden segundo a segundo en un espacio de m¨¢s un kil¨®metro de carretera que se mueve a 40 por hora, es m¨¢s que apariencia. Los aficionados y las gentes de las carreras ¨Cciclistas, directores, mec¨¢nicos, periodistas¡ªdisfrutan m¨¢s discutiendo por la noche y enter¨¢ndose as¨ª de lo que ha pasado en realidad que delante de la pantalla. Dan otra vida a la carrera. Gozan del placer de desentra?ar lo oculto, lo misterioso, sentir el clic que desencadena la acci¨®n. Otra apariencia, por supuesto.
Un lujo lento cada vez m¨¢s dif¨ªcil de disfrutar, casi imposible en una cultura en la que la imagen reclama la soberan¨ªa y los aficionados demandan justicia r¨¢pida y se insurgen si, por ejemplo, ven que no se castiga a un ciclista que se agarra a un coche para volver al pelot¨®n o atacar, como aquel Vincenzo Nibali expulsado solo de la Vuelta de 2015 varias horas despu¨¦s de que todos vieran por la tele su acci¨®n antideportiva. Y siempre la duda: ?los comisarios no lo ven o no lo quieren ver?
La Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), que acepta que no puede ver todo lo que quiere ver, ha querido responder r¨¢pido a estas nuevas exigencias y, ya el pr¨®ximo s¨¢bado, ha instaurado lo que en el mundo del f¨²tbol se conoce como VAR (v¨ªdeo arbitraje).
Durante la Mil¨¢n-San Remo, la classicissima de primavera que abre el calendario de los monumentos, uno de los tres comisarios no se subir¨¢ como siempre a un coche para sumarse a la burbuja del pelot¨®n donde su visi¨®n es tan limitada, sino que se encerrar¨¢ en la caja de un cami¨®n en meta rodeado de diez pantallas de televisi¨®n por las que fluir¨¢n ininterrumpidamente las im¨¢genes que las c¨¢maras de la RAI capten desde sus helic¨®pteros y motos de los 291 kil¨®metros que, desde la niebla del Po hasta la brisa del Mediterr¨¢neo, conforman el primer gran viaje anual del gran ciclismo.
¡°Con la Mil¨¢n-San Remo empezamos, pero luego seguir¨¢n seguramente el Tour de Flandes y las tres grandes por etapas¡±, explica Juan Mart¨ªn Sanz, quien, junto al holand¨¦s Martinj Swinkels (presidente) y el italiano Ernesto Maggioni, forma el jurado de la Mil¨¢n-San Remo, una carrera que los ¨²ltimos a?os termina con sprint masivo y pol¨¦mica irresoluta resumida en una pregunta de muchos ciclistas: ?Es que nadie ha visto c¨®mo D¨¦mare en 2016 o Cavendish en 2009 se descolgaron al principio de La Cipressa, el pen¨²ltimo obst¨¢culo antes del Poggio, y luego, en el descenso ya estaban en las primeras posiciones? ?Es que nadie se pregunta qu¨¦ hicieron para lograr ese milagro?
¡°Yo no estar¨¦ en el cami¨®n, ser¨¢ el italiano, por cuestiones de entenderse mejor con los proveedores locales¡±, explica Mart¨ªn Sanz. ¡°Y su cometido ser¨¢ alertar al presidente del jurado, que viaja en carrera, donde hay otros dos ¨¢rbitros en moto, de cualquier acci¨®n que le parezca irregular. Y ser¨¢ el presidente el que decida¡±.
Aunque hasta la reuni¨®n del viernes los comisarios no advertir¨¢n a los equipos de que a partir de ahora lo ver¨¢n todo, y de que mucho cuidado con lo que hacen con ciclistas tras coche, cambios extra?os de material y otros detalles, los directores ya se han ido enterando, han mostrado su acuerdo y han se?alado la paradoja de que ser¨¢, justamente, el medio para conocer mejor la realidad el que desfigure la realidad. ¡°Me parece perfecto. Espero que combatan sobre todo el gran mal que est¨¢ influyendo en las carreras m¨¢s que nada, las motos de televisi¨®n¡±, dice Eusebio Unzue, para quien el que un ciclista que se ha ca¨ªdo o ha pinchado vaya a rueda de los coches para recuperar el hueco que ten¨ªa en el pelot¨®n es secundario. ¡°Solo con su rebufo, una moto poni¨¦ndose a cinco u ocho metros por delante de un ciclista, son capaces de decidir la suerte de una escapada o la caza de un pelot¨®n. Y se vio con claridad el domingo pasado, en la fuga de la Par¨ªs-Niza, c¨®mo yendo por delante de los que persegu¨ªan perjudicaba a los tres de la fuga de Marc Soler, a los que solo enfocaban por detr¨¢s. Y de esas cosas se enterar¨¢n ahora bien, espero¡±.
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