?Qu¨¦ es vivir?
'Quiz¨¢s vivir sea esto' es un libro solidario cuya recaudaci¨®n ir¨¢ destinada a la educaci¨®n de los ni?os del valle de Makalu, en Katmand¨²
Dec¨ªa Susan Sontag que ¡°la necesidad de confirmar la realidad y dilatar la experiencia mediante fotograf¨ªas es un consumismo est¨¦tico al que hoy todos son adictos¡±. Sontag, fot¨®grafa e intelectual fallecida en 2004, no vivi¨® el auge de las im¨¢genes en las redes sociales, plataforma en la que impera la necesidad de captar y compartir un momento en lugar de vivirlo sin m¨¢s. Esa b¨²squeda de momentos de disfrute puro o de vida, sin m¨¢s, se convierte en muchos casos en una obsesi¨®n por una imagen que mostrar m¨¢s que en una experiencia que relatar.
Hay, sin embargo, excepciones. Una de ellas es la del alpinista y m¨¦dico Jorge Egocheaga Rodr¨ªguez, que acaba de publicar Quiz¨¢s vivir sea esto, editado por ¨¦l mismo. Un libro solidario cuya recaudaci¨®n ir¨¢ destinada a la educaci¨®n de los ni?os del valle de Makalu, en Katmand¨². Egocheaga, que ha coronado los 14 ochomiles del planeta, comparte con el lector una visi¨®n muy ¨ªntima de las expediciones que transmite la soledad, las alegr¨ªas, la desesperaci¨®n y el fr¨ªo. Y, por encima de todo, el desgarrador relato del momento en el que vio descender a dos de sus compa?eros, pero no a Jo?lle, su mujer, que descansa desde aquel d¨ªa en el Makalu. El propio Egocheaga ascendi¨® de nuevo para enterrarla.
El libro est¨¢ impregnado de una melancol¨ªa y un permanente di¨¢logo interior que desembocan en la tr¨¢gica expedici¨®n final. Y, sin embargo, todos los textos, incluido el ¨²ltimo, son un canto a la vida. Al disfrute de lo que tenemos delante, de las experiencias, de las sonrisas, de las l¨¢grimas o de peque?os gestos que no pasar¨¢n a la historia pero que cambiar¨¢n nuestra existencia.
¡°No comprendo lo que me hace estar aqu¨ª, no soy consciente de esta pasi¨®n por las monta?as. Nadie en casa me la ense?¨®. Sin embargo, habita en m¨ª desde que tengo uso de raz¨®n, adherida a mis entra?as (...). El motivo de dicha pasi¨®n ya no importa, pues solo intento dar respuesta a un sentimiento profundo capaz de calmar la gran cantidad de demonios internos que danzan incansablemente de una esquina a otra en mi inconformista y, por ello, melanc¨®lica alma¡±, dice Egocheaga.
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