El dilema de Isco
Nadie duda de que el malague?o es un futbolista para el Madrid, pero c¨®mo no sospechar que le ir¨ªa mejor abandonando ese club por otro
A todos nos suena la historia del futbolista prometedor que ficha por un gran equipo, se hace la ilusi¨®n de que triunfar¨¢ y cuando llega la hora no es titular. Es una novela que sale sola del bol¨ªgrafo. Pero eso acontece despu¨¦s, en el futuro. Antes, cuando el fichaje fructifica, y firma el contrato, y las televisiones cubren su presentaci¨®n dando in¨²tiles toques a un bal¨®n, que para el caso podr¨ªa sustituirse por una naranja de zumo, su imaginaci¨®n se dispara. Estar¨¢ en el mejor club, su sue?o, as¨ª que c¨®mo va a preguntarse si entrar¨¢ habitualmente en el once titular. Odia a los aguafiestas, as¨ª que no se convertir¨¢ en uno. En su cabeza se cree el mejor jugador, debe creerse el mejor, as¨ª que la pregunta es casi tonta. ?Acaso cualquiera de nosotros, a punto de hacerse, pongamos, con el coche de sus sue?os, o con el que pueda pagar, se preguntar¨ªa en qu¨¦ momento o curva se va a estampar con ¨¦l? Nadie quiere malas noticias antes del desayuno, y si le dan a elegir, tampoco despu¨¦s.
Pero esa etapa casi perfecta en la que las cosas todav¨ªa no se han echado a perder, pasa y queda atr¨¢s. Y llega el futuro, o el exfuturo, y en ¨¦l los planes se tuercen, seg¨²n pronosticaron los aguafiestas. Los sue?os vuelcan como una copa de vino. Los equipos est¨¢n plagados de historias as¨ª, que al alcanzar la mitad se acaban, protagonizadas por futbolistas que ten¨ªan un gran futuro, y que cuando llegaron, se revel¨® que eran promesas que no pod¨ªan cumplirse. En algunos casos especiales las promesas se cumplen de un modo tan particular, como por ejemplo el de Isco, que el ¨¦xito lleva a la decepci¨®n, y esta al ¨¦xito, y as¨ª continuamente, de forma que el jugador est¨¢ embarcado en un viaje desquiciante y agotador. ?Qu¨¦ pasar¨¢ por la cabeza de este futbolista cuando, a veces despu¨¦s de sus mejores partidos, se ve relegado al banquillo porque no es insustituible, como s¨ª lo son algunos compa?eros? Nadie duda de que se trata de un futbolista para el Madrid, pero c¨®mo no sospechar al mismo tiempo que le ir¨ªa mejor abandonando este club por otro.
Sus temporadas, con esa mezcla de tristeza por no ser indiscutible, y efervescencia por dar al equipo momentos de enorme gloria en el campo, deben de dejarle por las noches sumido en un intenso insomnio, durante el cual quiz¨¢ se pregunte: ¡°?Qu¨¦ ser¨¢ de m¨ª el a?o que viene?¡±. Podemos imaginar que sus d¨ªas transcurren enlazando dudas, como ¡°qu¨¦ pinto yo aqu¨ª¡±, con certidumbres, del tipo ¡°como aqu¨ª en ning¨²n sitio¡±. Pertenecer a equipos con la historia del Madrid somete a ciertos futbolistas a un doloroso dilema. ?Aguantan y obtienen t¨ªtulos, que cuando abandonen el deporte los convertir¨¢n en coleccionistas de ligas y Champions, en cuya conquista ejercieron apenas de actores secundarios? ?O se marchan a clubes sin estrellas insustituibles y a veces alica¨ªdas que frenen su progresi¨®n, donde los t¨ªtulos no ser¨¢n tan frecuentes, pero llevar¨¢n su firma en grande?
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