La Copa de Valverde
La mano y la ilusi¨®n del entrenador por ganar el trofeo se consideran decisivas para reactivar a un Bar?a al que la temporada se le hace larga desde la ca¨ªda de Roma
Al Bar?a le costar¨¢ jugar la final de Copa porque la temporada se le est¨¢ haciendo muy larga desde que se le dio por campe¨®n de Liga sin serlo todav¨ªa y por la sorprendente eliminaci¨®n de la Champions. No es f¨¢cil levantarse despu¨¦s de la ca¨ªda de Roma. A la afici¨®n le ocupa la simbolog¨ªa y el protocolo del Wanda, no le ser¨¢ f¨¢cil a la directiva encontrar su sitio en el palco mientras suena el himno de Espa?a y tiene un ojo puesto en la grada y el otro al campo, y al equipo se le ve fatigado por el desgaste que comporta haber disputado hasta el ¨²ltimo d¨ªa una competici¨®n como la que afronta ma?ana en Madrid. A la Copa se le culpa de pasar factura y haber causado la eliminaci¨®n de Europa.
La quimera por la Champions desnorta al rey de Copas. El Barcelona es el campe¨®n por excelencia, ganador de 29 ediciones y aspirante al cuarto t¨ªtulo consecutivo, trayectoria que le concede el cartel de favorito ante el Sevilla. No es extra?o por tanto que se hable del doblete en referencia al Barcelona, como si la Copa se diera por descontada como la Liga, cuando ni siquiera ha comenzado la final en la cancha del Atl¨¦tico. No le queda m¨¢s remedio al club que confiar en Valverde, el entrenador que ya levant¨® el ¨¢nimo del barcelonismo despu¨¦s de perder la Supercopa y que ahora aspira a ganar un trofeo que se le resisti¨® como t¨¦cnico del Athletic, sobre todo en la final del Camp Nou de 2015 (4-1).
Nadie est¨¢ m¨¢s ilusionado con la Copa que el Txingurri. As¨ª que ahora trata de contagiar su optimismo y combatir los signos de abatimiento que se aprecian en el Bar?a. Valverde fue cinco veces campe¨®n con el Olympiacos y hasta le gan¨® una Supercopa al Barcelona cuando hac¨ªa 31 a?os que el Athletic no ganaba un t¨ªtulo (2015). No le ha ido tan bien en cambio en la Copa ni en las competiciones europeas si se recuerda la final de la UEFA que perdi¨® con el Espanyol contra precisamente el Sevilla de Palop en 2007. Ha sufrido a menudo la pegada de los equipos poderosos y el l¨¢tigo de Messi. La diferencia ahora es que entrena al Bar?a del 10, motivo de sobra para entusiasmarse con la Copa.
A Valverde le preocupa sobre todo la depresi¨®n que embarga al barcelonismo despu¨¦s de cada derrota por m¨¢s dolorosa que sea como pas¨® en Roma. Ha cambiado la cara del equipo y del club desde entonces y al entrenador se le escruta de manera diferente en la prensa, en la calle y en el vestuario del Camp Nou. Al equipo y al t¨¦cnico les faltaron recursos para apreciar que a fin de cuentas se impon¨ªa salvar una eliminatoria en la que llevaban tres goles de ventaja (3-1). Toda una novedad porque hasta el momento siempre se elogi¨® la capacidad del entrenador para gestionar la plantilla, los partidos y los cambios, especialmente los de la Liga.
A aquel equipo regular y compacto le falt¨® cintura para acceder a las semifinales de la Champions. La respuesta de Valverde, perseverante en que el equipo se plante en la cancha con dos l¨ªneas de cuatro, fue en cualquier caso muy claro cuando se le demand¨® por su tardanza en cambiar y por el nombre de los sustituidos en el Ol¨ªmpico de Roma. ¡°Tengo una norma y es la de no tener nunca mucha prisa con los jugadores que quito y pongo en un partido¡±, afirm¨®. ¡°Prefiero tener un punto de tranquilidad y tirar de experiencia, que es lo que tengo¡±, sentenci¨® Valverde. El t¨¦cnico apost¨® desde siempre por 10 futbolistas en su alineaci¨®n que funcionaron muy bien hasta que a final de marzo visit¨® precisamente Sevilla.
El papel de Messi
A pesar de empatar a dos despu¨¦s de la irrupci¨®n de Messi, el Barcelona perdi¨® consistencia a partir de su paso por Nervi¨®n. Ha encajado 10 goles en los ¨²ltimos seis partidos, cuando solamente hab¨ªa recibido 11 en las 24 anteriores, y las dudas del verano por la p¨¦rdida de la Supercopa han regresado en el Camp Nou, como si no existiera un recorrido impecable que incluye una sola derrota en campo del Espanyol despu¨¦s de eliminar al Celta y antes de derrotar al Valencia.
La recuperaci¨®n de Rakitic y la disponibilidad de Coutinho reafirman todav¨ªa m¨¢s el poder del Barcelona. La gent blaugrana, sin embargo, no deja de mirar a Leo Messi y advierte tristeza, s¨ªntoma de que las cosas no acaban de ir bien en el Camp Nou. La aportaci¨®n del rosarino se considera capital si se tiene en cuenta que ha marcado 30 goles en 32 partidos al Sevilla. Messi, sin embargo, necesita sentirse bien para despertar al equipo y su capitulaci¨®n en Roma fue tan rotunda como la del Bar?a.
Valverde est¨¢ convencido de que el argentino estar¨¢ a punto y en plena forma para el s¨¢bado, sobre todo porque en juego est¨¢ un t¨ªtulo, el de la Copa. ¡°No se trata de jugar, sino de ganar. As¨ª son las finales¡±, afirma uno de los titulares mientras un segundo matiza: ¡°En Roma nos olvidamos de que no se trataba de vencer ni de quedar bien ante la gente sino de pasar los cuartos de final de la Liga de Campeones¡±.
La terapia a emplear en el equipo y el en club son prioritarias para Valverde. Hombre cabal y sensato, le preocupa m¨¢s cuanto ocurre dentro que fuera del Camp Nou, seguramente por el car¨¢cter volc¨¢nico de un club como el Barcelona. Los azulgrana est¨¢n a solo tres puntos de ganar su s¨¦ptima Liga en 10 a?os y en la misma d¨¦cada pueden conquistar su sexta Copa. La derrota de Roma, sin embargo, y el penalti de Cristiano a la Juve no dejan de rondar por la cabeza del barcelonismo, en vigilias del viaje a Madrid. No le queda m¨¢s remedio que confiar en el genio de Messi o en la cordura de Valverde por m¨¢s conservadora que le parezca a alguno en partidos como el de Roma.
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