?Pero c¨®mo se puede ser del Atl¨¦tico?
El equipo llega m¨¢s all¨¢ de donde est¨¢ llamado. No se puede hacer m¨¢s que esforzarse al l¨ªmite
Pero el Atl¨¦tico no es un club inmortal, ni se tutea con la Historia, ni naci¨® para ganar, ni otras hombradas por el estilo, o tabarras. A veces ni siquiera puede decirse que el Atl¨¦tico siempre sea el Atl¨¦tico, para que todo lo que haga tenga una explicaci¨®n poderosa, un porque s¨ª y nada m¨¢s.
Resulta dif¨ªcil hablar del Atl¨¦tico sin meter un pero en medio, o varios. No se entiende, de hecho, c¨®mo a¨²n queda gente que quiera ser de este club y no de otro. Es como renunciar a la ficci¨®n de sentirte un triunfador en tu vida personal (que sabe Dios c¨®mo ser¨¢) porque tu equipo gana m¨¢s que el resto. ?De verdad no deseas hacer como que tus d¨ªas en este mundo son maravillosos? Pero el caso es que existen personas as¨ª, fieles a sus propias y pobres ficciones, salpicadas de peros. De vez en cuando, sin estar predispuestas de nacimiento para la gloria, el destino les concede un deseo. Esta vez fue ver al pero Atl¨¦tico meterse en otra final europea.
Pero juega mal, pero es defensivo, pero da patadas, pero ¡ªincluso¡ª Simeone es calvo. As¨ª es el Atl¨¦tico. Puede que al final uno acabe pregunt¨¢ndose ¡°?Pero qu¨¦ es lo que hace bien este equipo para llegar a donde llega?¡±. ?Ni un d¨ªa ni una frase sin peros! As¨ª y todo, elimin¨® al Arsenal, y sus aficionados, ni mejores ni peores que otros por ello, vivieron uno de esos momentos en los que se tiene sensaci¨®n de inmensidad, aunque no se sepa con precisi¨®n qu¨¦ es la inmensidad. La felicidad te sonr¨ªe y t¨² le sonr¨ªes a ella, en comuni¨®n, sin m¨¢s. Justo cuando tu equipo supera una semifinal, y el horizonte se despeja de repente, y ya solo te separa una raya del t¨ªtulo, experimentas un instante de v¨¦rtigo, limp¨ªsimo, durante el cual te est¨¢ permitido jugar a imaginar que ganas el torneo sin sentirte un cretino. Alguien te dir¨¢ pero sois el Atl¨¦tico, pero no sab¨¦is ganar finales, pero os entrar¨¢ el miedo. Pero, pero y pero. Es posible que tenga raz¨®n, y que tanto pero sea cierto, pero qu¨¦ m¨¢s da. No hay peros bastantes con este equipo.
Entre los que creen en la superioridad moral de su juego, nacido para enamorar, y quienes est¨¢n persuadidos de la superioridad gen¨¦tica de su equipo, nacido para ganar a toda costa, no s¨¦ bien qu¨¦ lugar ocupa el Atl¨¦tico. Digamos que es el club, durante estos a?os, que hace m¨¢s de lo que puede. Combate sus peros hasta llegar m¨¢s all¨¢ de donde est¨¢ llamado. Eso le bast¨®, desde que lo entrena el Cholo, para conseguir algunos t¨ªtulos y fue insuficiente para obtener otros. La vida es as¨ª. No se puede hacer mucho m¨¢s que esforzarse al l¨ªmite, incluso m¨¢s all¨¢, empujando los m¨¢rgenes, y si no es bastante, admitir la realidad, sin dejar de sentirse orgullo de lo que se logra, del mismo modo que cada uno de nosotros aceptamos lo que somos, y no nos sentimos menos que nadie por el hecho de tener el culo gordo, emplear horribles muletillas al hablar, o carecer de gusto para combinar una camisa con una chaqueta. Siempre habr¨¢ peros.
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