Hasta que viva Leo
No hay m¨¢s liderazgo en el club que el de Messi, santo y se?a de la hegemon¨ªa del Bar?a desde 2003
El cl¨¢sico acostumbra a ser un partido agradecido, incluso en situaciones intrascendentes a efectos de clasificaci¨®n, como pas¨® en el Camp Nou. El partido divirti¨® al espectador y reafirm¨® en sus convicciones a los hinchas m¨¢s radicales: los barcelonistas son todav¨ªa m¨¢s antimadridistas y los madridistas m¨¢s antibarcelonistas despu¨¦s del mal arbitraje de Hern¨¢ndez Hern¨¢ndez. A nivel futbol¨ªstico, sin embargo, el encuentro no aport¨® ninguna novedad, no se advirti¨® cambio de tendencia alguna, como si los dos contendientes siguieran dos l¨ªneas paralelas, el azulgrana en la Liga y el blanco en la Champions.
Resiste el veterano Bar?a y no toma el mando el rejuvenecido Madrid. Los azulgrana han reconquistado contra pron¨®stico el campeonato ganado la pasada temporada por los madridistas y han defendido el liderato en el Bernab¨¦u y en el Camp Nou. El mismo equipo m¨¢s o menos que tropieza repetidamente en Europa, descabalgado tambi¨¦n en Roma, domina la Liga y la Copa. A cada partido se agranda la figura de alg¨²n titular, como el domingo Rakitic y Luis Su¨¢rez, y se encoge la de los reci¨¦n llegados: Coutinho fue sustituido y Demb¨¦l¨¦ calent¨® hasta que Valverde agot¨® los cambios con Paulinho, Semedo y Alc¨¢cer.
A los azulgrana se les ha reprochado a menudo que fueran un conjunto conservador, poco fino y justo de juego, reiterativo en la p¨¦rdida de la pelota y desajustado en la presi¨®n, sin emoci¨®n futbol¨ªstica y hasta cierto punto afortunado, como se advirti¨® por ejemplo en Sevilla. La bater¨ªa de denuncias acumuladas durante la temporada fue replicada con una excelente actuaci¨®n en la final de Copa. Tambi¨¦n se le supon¨ªa inferior al Madrid cuando se qued¨® con 10 por la expulsi¨®n de Sergi Roberto y sin embargo respondi¨® con un ejercicio ¨¦pico y orgulloso, propio de un equipo con car¨¢cter que se rebela contra la derrota y la jubilaci¨®n anunciada desde Berl¨ªn 2015.
El Bar?a se ha hecho fuerte en la adversidad, ante los cr¨ªticos ajenos y los descre¨ªdos propios, dispuesto a estirar su ciclo hasta que dure la carrera de Messi, s¨ªmbolo del estilo, del ADN, de La Masia y de cuanto haga falta en el Camp Nou. No ser¨¢ f¨¢cil renovar a la plantilla porque de momento no se ha encontrado sustituto a Neymar y la pr¨®xima temporada no estar¨¢ Iniesta. ?nicamente se sabe que el club trata de fichar a Griezmann sin que se sepa muy bien todav¨ªa que planes tiene Valverde.
A ning¨²n futbolista le resulta f¨¢cil ganarse el puesto en un equipo que hoy se felicita porque el Madrid, rey de Europa con una plantel m¨¢s rico y variado que el azulgrana, no encontr¨® mejor excusa que la del ¨¢rbitro para explicar c¨®mo no gan¨® en el Camp Nou. A fin de cuentas, el cl¨¢sico aument¨® la autoestima azulgrana hasta el punto de que los jugadores se montaron el pasillo de campeones con los t¨¦cnicos, como si los invictos solo se pudieran homenajear a s¨ª mismos y decidir cu¨¢ndo salen de la alineaci¨®n, contexto que complica cualquier renovaci¨®n si no hay m¨¢s liderazgo en el club que el de Messi, santo y se?a de la hegemon¨ªa del Bar?a desde 2003.
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