Pepe Santamar¨ªa: ¡°Nunca nos sentimos vikingos¡±
El que fue central en el Real Madrid de Di St¨¦fano de las cinco Copas de Europa, rememora aquellos tiempos y el reinado blanco en Europa
"El Real Madrid se pasea por Europa como anta?o hac¨ªan los vikingos, arras¨¢ndolo todo a su paso¡±. As¨ª titulaba el diario ingl¨¦s The Times el 19 de mayo de 1960. El Madrid acababa de golear al Eintracht de Frankfurt por 7-3 en Hampden Park y de conseguir su quinta Copa de Europa seguida. La plantilla, que ten¨ªa prohibido salir a festejar por orden de Santiago Bernab¨¦u, lo celebr¨® con galletitas y zumo de naranja. Las consiguieron ¡°sobornando a dos morenos grandotes¡± en el hotel.
¡°De vikingos nada¡ Aqu¨ª en Espa?a te agarraba un d¨ªa un equipo muy modesto, echaba el cerrojo y dime t¨² c¨®mo hac¨ªas un gol con diez encerrados atr¨¢s. ?Para hacerle un gol a la Real te volv¨ªas loco!¡±, cuenta Pepe Santamar¨ªa sentado en el sof¨¢ de casa en una soleada tarde de mayo. Est¨¢ a punto de cumplir 89 a?os, es de los pocos supervivientes del gran Madrid de Di St¨¦fano. Un Madrid que marc¨® una ¨¦poca en Europa, que viajaba en tren por Espa?a, que mataba las concentraciones dando paseos. Casi 60 a?os despu¨¦s, otro Madrid de ¨¦poca, el de Zidane, Modric, Sergio Ramos y Cristiano, busca otra haza?a en Kiev este s¨¢bado.
Fue central aquella noche que el Madrid gol¨¦o al Eintracht y tambi¨¦n en las finales del 58, 59 y estuvo en la plantilla de la del 66. Por diez d¨ªas se perdi¨® la del 57, no consiguieron inscribirle a tiempo. Era el gran Madrid de Di St¨¦fano, esa m¨¢quina para ganar que seg¨²n el peri¨®dico ingl¨¦s lo arrasaba todo a su paso. ¡°Nunca nos sentimos vikingos. Pens¨¢bamos siempre en jugar para ganar, como piensan todos, pero nosotros ten¨ªamos mentalidad. El d¨ªa que perd¨ªamos est¨¢bamos desesperados, no pod¨ªamos ver limpio. Ten¨ªamos un sentido de la responsabilidad ante el socio, el hincha, el club y la historia. Tuvimos suerte y fuimos encajando bien todos¡¡±, cuenta ante la cara sorprendida de la periodista y del fot¨®grafo cuando escuchan la palabra suerte. ¡°Esa tambi¨¦n cuenta, hay que tenerla y buscarla a la vez con el esfuerzo m¨¢ximo, con un buen marcaje defensivo y buscando goles arriba. Y con Gento, Pancho [Puskas], Rial, Alfredo [Di St¨¦fano] y Kopa todo era m¨¢s f¨¢cil. Pancho lleg¨® con una barriga de embarazado, pero ten¨ªa un espr¨ªn de diez metros que no lo agarraba nadie, era lo que explotaba. Diez metros, pase en profundidad o tiro a puerta y gol, gol y gol¡±, explica Santamar¨ªa.
Eran tiempos, aquellos, en los que los porteros no sacaban con el pie porque el bal¨®n pesaba tanto que era imposible que llegara a mediocampo. Tiempos en los que se viajaba en tren por Espa?a. ¡°Se procuraba que los titulares tuvieran un descanso m¨¢s tranquilo por lo que en el coche cama dorm¨ªan en el de arriba, al que le tocaba dormir encima de las ruedas estaba desesperado, no pegaba ojo porque el ruido era terrible¡± rememora Santamar¨ªa, Eran tiempos en los que los jugadores se juntaban a tomar el vermut todos los lunes despu¨¦s del partido en el bar de Chani ¡ª¡°as¨ª se llamaba el muchacho¡±¡ª, al lado de Atocha. M¨¢s tarde empezaron a juntarse en el Chiquifr¨², al lado del estadio. ¡°Se jugaba a las cartas y se hablaba de futbol¡±, recuerda Santamar¨ªa que por aquel entonces se escapaba pronto a casa para no dejar a su esposa sola con los hijos.
Vino tinto en las mesas
Eran tiempos en los que el presidente Bernab¨¦u permit¨ªa que cada mesa de cuatro compartiera una jarra de ? de vino tinto. Todos quer¨ªan juntarse con Puskas, que s¨®lo beb¨ªa agua, para que as¨ª tocara m¨¢s vino a cada uno. ¡°Yo ten¨ªa montado el tinglado con Rial, Alfredo y Atienza. Era una lucha de picaresca para conseguir que el que bebiera agua se sentara en nuestra mesa¡±, relata divertido Santamar¨ªa. La picaresca era cosa tambi¨¦n de los rivales. En San Sebasti¨¢n, para frenar a Gento, encharcaban el c¨¦sped por la noche con el riego y luego picoteaban la banda de la galerna del cant¨¢brico para que quedara embarrada. Eran tiempos, tambi¨¦n, en el que las reglas del presidente, f¨¦rreas, eran respetadas a rajatabla. A Puskas, despu¨¦s de propinarle un cabezazo a Leopold Barschandt del Viena que le hab¨ªa clavado los tacos, Bernab¨¦u le oblig¨® a ir al aeropuerto de Barajas a recibir al equipo en el partido de vuelta con un ramo de flores.
?C¨®mo se construy¨® el reinado europeo de ese Madrid? ¡°Hab¨ªa rivales muy muy fuertes, jug¨¢bamos los partidos con una preocupaci¨®n enorme a veces. Pero pasada las primeras eliminatorias te ibas soltando y acoplando. No hab¨ªa ego¨ªsmos, no hab¨ªa nadie mejor que nadie, todos est¨¢bamos volcados en el trabajo. El prestigio que ten¨ªa Di St¨¦fano era uno, el que ten¨ªa Puskas era otro, el que ten¨ªa Paco Gento otro y los que jug¨¢bamos atr¨¢s ten¨ªamos una responsabilidad. Nuestra misi¨®n era que los contrarios se mantuvieran a diez metros de la porter¨ªa y en el caso de que llegaran, que no sorprendieran al portero. Los de adelante se encargaban de meter goles, con eso se ganaban los partidos¡±, contesta Santamar¨ªa.
Era una maquinaria perfectamente engrasada. ¡°Todos sab¨ªan que se jugaba al primer toque y en velocidad y se adaptaban a ello de acuerdo al ritmo que llevaba el equipo. Enseguida se asomaban al ¨¢rea rival: a la tercera, cuarta vez que te acercabas, los contrarios se impresionaban un poco y empezaban a temer la posibilidad de la goleada¡ y ah¨ª es cuando ven¨ªan los goles¡±, matiza como si fuera lo m¨¢s f¨¢cil del mundo.
Alfredo y el amor propio
Del grupo tiraba Alfredo Di St¨¦fano, que marc¨® en todas las finales. ¡°Es el jugador m¨¢s completo que ha habido. Por la gran capacidad t¨¦cnica y deportiva y por rendimiento. Lo que m¨¢s me gustaba de ¨¦l era el amor propio para querer ganar. No admit¨ªa perder. Lo ten¨ªamos varios, pero ¨¦l el que m¨¢s y por eso luchaba hasta el ¨²ltimo minuto¡±, cuenta Santamar¨ªa que con Alfredo compart¨ªa mate en el vestuario.
¡°Me habr¨ªa llevado a Cristano¡±
Pepe Santamar¨ªa comparti¨® mate, vestuario, equipo y triunfos con Alfredo di St¨¦fano que marc¨® en todas las finales de la Copa de Europa. A¨²n as¨ª, cuando se le pregunta al excentral a qu¨¦ jugador de este Madrid le habr¨ªa gustado tener en su Madrid, contesta sin pens¨¢rselo. ¡°Cristiano Ronaldo, porque es un goleador nato y porque te revuelve el equipo en cualquier momento¡±. El presidente Florentino P¨¦rez siempre dice que Cristiano es el Di St¨¦fano moderno. ¡°Son distintas condiciones, pero por lo que representa dentro del equipo s¨ª, s¨ª lo es. Est¨¢ marcando una etapa, como goleador y por como define en los momentos dif¨ªciles¡±, apunta Santamar¨ªa que tambi¨¦n tiene una debilidad por Varane ¡ª¡°tiene una calidad enorme¡±¡ª y por Marcelo. ¡°Es una maravilla verlo jugar¡±, dice del brasile?o.
?Un consejo para el Madrid de Zidane de cara a la final contra el Liverpool? ¡°Tiene que tomar este partido con gran ilusi¨®n y saber que son once contra once¡ Aqu¨ª no hay uno mejor que otro. Que termine el partido y el que lo gan¨® es el mejor¡ as¨ª nos lo tom¨¢bamos nosotros¡±, asegura.
Cada uno, seg¨²n el relato de Santamar¨ªa, sab¨ªa cu¨¢l era su papel. ¡°A Alfredo no le pod¨ªas dar instrucci¨®n ninguna. Sab¨ªa lo que ten¨ªa que hacer: robar la pelota, montar un contrataque y marcar. A Pancho se le trataba con cari?o, mim¨¢ndole la pierna izquierda. A Paco Gento¡ ?qu¨¦ le ibas a decir, que corriera? ?Si corr¨ªa m¨¢s que nadie! La clave de aquel gran Madrid era la uni¨®n que hab¨ªa en los once que jugaban: todos con la misma mentalidad de ganar y ayudar al compa?ero¡±, cuenta el excentral. ?Y la motivaci¨®n para seguir ganando la tercera, la cuarta, la quinta? ¡°La motivaci¨®n era una: el prestigio¡±. A base de prestigio construy¨® el Madrid su reinado en Europa.
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