Tenistas calentando motores
Una de las diferencias m¨¢s determinantes entre un buen jugador y los m¨¢s grandes es la capacidad de ganar incluso cuando no juegan bien, optar por el aguante antes que por el desaliento
Como ven¨ªa diciendo en la ¨²ltima columna, han sido varios los a?os en que el juego de Rafael en las primeras rondas de Roland Garros ha sido menos s¨®lido y regular. Los partidos iniciales m¨¢s sufridos e inestables fueron dando paso, por suerte y casi siempre, a un paulatino dominio de la serenidad y a un juego m¨¢s solvente.
Pero no creo que Rafael sea el ¨²nico al que le pasa esto. Parece como si los tenistas de alto nivel necesitaran ir calentando motores, para echar mano del argot del mundo del motor. Recuerdo inicios de torneos en los que he observado a un Novak Djokovic salvando partidos menos brillantes de lo que dictaban las expectativas, para ir en un in crescendo que culminaba con un nivel ten¨ªstico dif¨ªcilmente superable.
Incluso Roger Federer pienso que, en ocasiones, ha visto comprometida su perfecci¨®n en rondas iniciales para ir puliendo un estilo que mejoraba a medida que se acercaba el d¨ªa de la final.
Mi an¨¢lisis al respecto no es nada nuevo. Viene de muy antiguo.
Cuando Rafael compet¨ªa con un nivel regular al inicio de su carrera, e incluso antes, en las competiciones previas al mundo profesional, yo le hac¨ªa una incansable reflexi¨®n para impedir que le tentara algo que soporto muy mal: la ca¨ªda de hombros y la cara de circunstancias. ¡°?Y qu¨¦ quieres?¡±, le dec¨ªa, ¡°?Qu¨¦ te salga siempre todo bien?. Hasta yo mismo gano el d¨ªa que me sale todo rodado. Hay que aprender a ganar incluso cuando las cosas vienen mal dadas¡±.
Cuando un chaval que est¨¢ en formaci¨®n encaja mal que no le salgan las cosas re¨²ne dos caracter¨ªsticas que pueden darse juntas o separadas: una sobrevaloraci¨®n de s¨ª mismo o un car¨¢cter endeble que enfrenta mal la dificultad. Tanto si es una como si es la otra el resultado es la frustraci¨®n y el des¨¢nimo, malos compa?eros para una carrera ambiciosa.
Habr¨¢ otras, seguramente, pero una de las diferencias m¨¢s determinantes entre un buen tenista y los m¨¢s grandes es la capacidad de ganar partidos incluso los d¨ªas en que no juegan del todo bien. Los tres tenistas que he mencionado, aunque hay otros, encajan sus propios fallos y entienden no estar finos siempre, sea por los nervios, porque al contrincante s¨ª que le sale todo o porque en su lado de la pista hace un calor que te mueres. Qu¨¦ m¨¢s da. Ellos entienden que casi nunca est¨¢ todo impecable y que casi nunca sale todo perfecto. Y, por esto, son capaces de optar por el aguante antes que por el desaliento.
Rafael sabe sobradamente que ganar Roland Garros con tan pocos sobresaltos como el a?o pasado o como el a?o 2008 no es lo normal. Lo normal es sufrir cada partido ganado, se juegue bien o se juegue peor, enfrentarse al siguiente con algo de ansiedad pero con ¨¢nimo, dar lo m¨¢ximo de uno mismo en cada enfrentamiento.
Y esperar que esto sea suficiente.
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