La resistencia numantina condena al Zaragoza
Un gol de Diamanka sobre la bocina valida para el equipo de Arrasate el pase a la final del ¡®playoff¡¯ a Primera
Antes de que rodara el bal¨®n, la estampa fue tan el¨¦ctrica como id¨ªlica por las calles colindantes con La Romareda, donde el Zaragoza y el Numancia se jugaban el salvoconducto para la final del playoff de ascenso a Primera tras empatar en la ida (1-1). Bufandas al viento, pu?os en alto y los c¨¢nticos como saludo y aliento de las riadas de aficionados ma?os sobre el autob¨²s del equipo, que reclamaban la gloria por la her¨¢ldica de un club que hace mucho tiempo hizo buena esa frase de que tiempos pasados fueron mejores. Pero al Numancia tanto le daba la voluntad rival y sus ambiciones, tambi¨¦n acorde a su historia porque reconocida fue la Resistencia numantina frente a las tropas romanas lideradas por Escipi¨®n Emiliano (133 AC), cuando el pueblo soriano aguant¨® cuanto pudo hasta que decidi¨® suicidarse cuando el rival acab¨® por superarle. No sucedi¨® lo mismo en La Romareda, donde el Numancia aguant¨® el tipo ante la fiereza de Borja Iglesias y acab¨® por poner el remate y la fiesta en el descuento, un gol que le lleva a la final frente al vencedor del Sporting-Valladolid.
No le quem¨® la pelota ni la responsabilidad al Numancia, necesitado y atrevido, protagonista con el esf¨¦rico entre las botas por m¨¢s que de inicio perdiera por lesi¨®n a Medina. Si bien no se enredaba en la ra¨ªz, su juego cog¨ªa color y forma en campo ajeno, con triangulaciones r¨¢pidas en los costados que acaban en centros al ¨¢rea. La mayor¨ªa al bulto; alguno pu?etero, como ese que puso Markel y que remat¨® Higinio desde el segundo palo, pero torcido. Pero hab¨ªa m¨¢s como en esa jugada que se fragu¨® en el carril izquierdo y que tras una secuencia de pases cortos y diligentes, la pelota acab¨® en el balc¨®n del ¨¢rea y en las botas de Nacho, que le peg¨® seco y raso, aunque a la base del poste.
Sofocados los apuros, el Zaragoza se agarr¨® a su escudo y capit¨¢n (Zapater), tambi¨¦n a su mejor bala (Borja Iglesias). El primero tuvo dos ocasiones, con un remate de cabeza picado sin picante tras un centro de Toquero; y con un chut desviado cuando se plant¨® solo ante el portero rival. Una acci¨®n validada por Borja Iglesias, un delantero con turbo, con un primer control orientado sensacional porque se perfila siempre en vertical para encarar a la porter¨ªa, para dar gas a los cientos de caballos que desparrama a cada ocasi¨®n que arranca.
Borja Iglesias es de Primera
La gazuza del delantero anim¨® a sus compa?eros, que empezaron a conectar con su juego y desmarques. As¨ª, tras el caramelo a Zapater lleg¨® el regalo a Papunashvili, que le peg¨® al centro y al pie (o a los tacos de la bota) de Aitor Fern¨¢ndez, suficiente para desviar el remate. Pero Iglesias estaba en erupci¨®n y persigui¨® su gol, ese que no lleg¨® tras errar un mano a mano ante el meta ¡ªPapu fall¨® el rechazo, de nuevo con la porter¨ªa delante¡ª, ese que tampoco conoci¨® tras descontar al portero y chutar cruzado. Pero el bal¨®n no entiende de justicia o merecimiento, sino de efectividad.
Eso es lo que tuvo el Numancia, que cuando estaba arrinconado, con la lengua fuera y sin aliento, encontr¨® en una contra el mejor de los presentes. Nacho se cobr¨® un segundo y unos metros en la banda derecha para sacar un centro al punto de penalti, donde Guillermo puso la espuela para dejarla atr¨¢s, para que ??igo P¨¦rez dispara con el alma a la red. Todo un mazazo que Borja Iglesias se esmer¨® en reparar con un nuevo remate mordido tras un centro lateral, que bot¨® y pas¨® por encima del portero y que toc¨® Mikel Gonz¨¢lez (estaba en fuera de juego) para poner las tablas.
El resultado le val¨ªa al Zaragoza para llegar a la final por acabar encima en la Liga. No as¨ª al Numancia y a su resistencia. As¨ª que, ya sobre la bocina, un c¨®rner tuvo su segunda jugada e ??igo P¨¦rez sac¨® de nuevo su zurda a pasear, un centro con rosca que Diamanka prolong¨® a gol. La Romareda perdi¨® la voz y algo de vida; el Numancia gan¨® el partido y la batalla, esa que le acerca a Primera.
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