Messi contra el mundo
Nadie se atreve a descartar a Francia, Alemania, Brasil o Espa?a y en cambio se murmura de Argentina a pesar de tener al n¨²mero 1
El Mundial se divide en dos partes, como un partido: la fase de clasificaci¨®n y la de eliminatorias. En la primera se exhiben algunas de las selecciones que no ganar¨¢n el t¨ªtulo pero que pueden provocar la eliminaci¨®n de alguna favorita. A excepci¨®n de Francia, las dem¨¢s candidatas est¨¢n en una situaci¨®n de precariedad en Rusia.
La campeona Alemania es una de las m¨¢s apremiadas por su derrota con M¨¦xico. Tiene un problema de gesti¨®n m¨¢s que de f¨²tbol. Alguna decisi¨®n solo se puede interpretar desde el punto de vista de la convivencia y la jerarqu¨ªa, de ciertos h¨¢bitos en la relaci¨®n futbolista-entrenador, como la exclusi¨®n de San¨¦, la titularidad de Neuer o el momento de forma de jugadores como ?zil. Todos se conocen demasiado, desaparece el efecto sorpresa y la fiabilidad disminuye porque los rivales han aprendido a descifrarle. L?w lucha para que no le pongan fecha de caducidad.
Francia no parece tener t¨¦rmino medio. Ha aprendido a competir en el extremismo, ajena al ruido y al qu¨¦ dir¨¢n. Le faltan jugadores que generen f¨²tbol y a cambio aspira a dominar las ¨¢reas, circunstancia a tener en cuenta desde que la suerte de muchos partidos depende de aprovechar los errores m¨¢s que de llevar la iniciativa.
Espa?a no ha cambiado de plan ni de jugadores, pero s¨ª hay un seleccionador nuevo y una mirada diferente: a juzgar por el partido de Portugal, se repara m¨¢s en el portero que en el delantero centro en un equipo lleno de centrocampistas. Diego Costa se gan¨® el puesto y en cambio se discute sobre De Gea.
El futuro de Brasil es especialmente incierto a pesar de que su candidatura parec¨ªa una de las m¨¢s s¨®lidas. Nada sorprendente cuando se est¨¢ a expensas de un jugador limitado f¨ªsicamente y que contin¨²a siendo un adolescente caprichoso como Neymar. Al delantero del PSG, que nunca fue un jugador de equipo, le pierde su individualismo. Los rivales se escalonan y se reparten la tarea de hacerle falta, se anticipan a su jugada, conscientes de que juega lejos del ¨¢rea y le falta velocidad para desbordar. El equipo de Tite acostumbra a tener problemas con rivales de Europa.
Y queda la depresiva Argentina. Sampaoli fue elegido para que diera seguridad al equipo y hoy act¨²a como cualquiera de sus antecesores, confundido y desquiciado, a expensas de la corriente. El problema de fondo contin¨²a siendo el mismo: lo que le gusta a Messi no es necesariamente lo que le conviene a la Albiceleste. Los t¨¦cnicos juegan con la alineaci¨®n, piensan en funci¨®n del 10, y no dan con el once sino que se resignan a afrontar cada partido como si fuera el ¨²ltimo. Es la que siembra m¨¢s dudas que certezas de las favoritas.
Nadie se atreve a descartar a Francia, Alemania, Brasil o Espa?a y en cambio se murmura de Argentina a pesar de tener al n¨²mero 1, y es que Messi juega contra el mundo mundial en Rusia.
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