Anderson-Isner: demolici¨®n en 99 juegos
El sudafricano resuelve un maratoniano pulso, el segundo m¨¢s largo en la historia de Wimbledon (7-6, 6-7, 6-7, 6-4 y 26-24, en 6h 36), con dos devoluciones magistrales que le gu¨ªan a su segunda gran final
A la una del mediod¨ªa en Londres, con una luz generosa, Kevin Anderson y John Isner comenzaron a repartirse estacazos hasta que el segundo se rindi¨® y consider¨® que despu¨¦s de 6h 36m ya era hora de terminar con el bombardeo y cerrar una jornada maratoniana. Para entonces, el sol ya se hab¨ªa escondido y la noche estaba a punto de abrazar la capital inglesa. El sudafricano y el estadounidense, cada uno con un rifle en la mano, protagonizaron uno de esos partidos kilom¨¦tricos que no ser¨¢n recordados por su calidad, pero que encuentran cobijo en los libros por su extensi¨®n y la ristra de n¨²meros que dejan. En esta ocasi¨®n: 7-6, 6-7, 6-7, 6-4 y 26-24.
Es decir, Anderson por segunda vez en una final de un Grand Slam y una nueva entrada en la enciclopedia del torneo. El duelo se convirti¨® en la semifinal m¨¢s larga en la historia de Wimbledon, superando a la que enfrent¨® durante 4h 44m a Novak Djokovic y Juan Mart¨ªn del Potro en 2013, y en el segundo encuentro m¨¢s dilatado del grande brit¨¢nico, solo por detr¨¢s del que midi¨® en la primera ronda de 2010 al propio Isner con el franc¨¦s Nicolas Mahut, resuelto en tres d¨ªas y 11h 05m, con un marcador de 6-4, 3-6, 6-7 (7-9), 7-6 (7-3) y 70-68. Un r¨¦cord que hoy d¨ªa figura en una discreta placa situada en la Pista 18 del club.
Pero la cosa no queda ah¨ª. El careo entre los dos gigantes (2,03 el vencedor y 2,08 el vencido) tambi¨¦n figura como el tercero m¨¢s largo de la historia del tenis, por detr¨¢s de aquel pulso epis¨®dico de hace ocho a?os y otro de la Copa Davis (2015) entre el argentino Leonardo Mayer y el brasile?o Jo?o Souza, este ¨²ltimo decidido tras 6h 43m.
Agotado de hacer rotar sus agujas, ayer el reloj se detuvo a las 20.47, cuando Isner no resisti¨® a la fatiga y termin¨® inclin¨¢ndose. Antes, Anderson desequilibr¨® definitivamente la balanza logrando un break en el que no confiaba casi nadie, dada la din¨¢mica de un choque que hab¨ªa entrado en un bucle infernal: dos sacadores entregados a su palanca, desatendidos los restos, monoton¨ªa por los cuatro costados. Una lluvia de servicios (49 aces para el ganador y 53 de parte del norteamericano) que se detuvo gracias a dos golpes de gracia de Anderson, finalista el a?o pasado en Nueva York.
Desde el suelo y con la izquierda
Defendi¨® el sudafricano su opci¨®n de rotura con una doble maniobra que destrab¨® el l¨ªo, una ¨²ltima manga de 50 juegos (y 2h 55m), 99 en total. Primero devolvi¨® la pelota en una posici¨®n de semica¨ªda, levant¨¢ndose como un resorte ¨Cno es sencillo mover as¨ª semejante carrocer¨ªa¨C para a continuaci¨®n, enredado consigo mismo, pasarse la raqueta al brazo izquierdo y llevar la siguiente bola a buen cauce. Ah¨ª, Isner se vio perdido y concedi¨® un pasillo demasiado generoso que aprovech¨® el de Johannesburgo, que una vez consolidado el break no titube¨® y zanj¨® la historia, desembarcando otra vez en el ¨²ltimo episodio de un gran escenario con 32 a?os.
Muy comedido, tambi¨¦n extenuado, Anderson celebr¨® lo justo la victoria, deseoso de ir al vestuario y descansar despu¨¦s del paliz¨®n. ?l se llev¨® el gato al agua, pero Isner quiso ser de nuevo protagonista en Londres. Mide 2,08, tiene dos pies como dos barcos (calza un 50) y pudo dedicarse al baloncesto ¨Csu ¨ªdolo de infancia es Karl Malone, el cartero de los Jazz¨C, pero al final se decant¨® por el tenis. Naci¨® en Greensboro (Carolina del Norte) y merecidamente va camino de convertirse en el jugador m¨¢s cansino de la historia de su deporte.
No puede presumir de trofeos importantes ¨Ctiene 13, de baja categor¨ªa¨C, pero a falta de metal tiene esa placa que le reconoce como uno de los dos protagonistas del partido m¨¢s extenso de la historia. Su nombre quedar¨¢ asociado para siempre a ese duelo, resuelto en tres d¨ªas por un doble aplazamiento, pero ayer Isner propuso otra jornada maratoniana. Quer¨ªa recordar otra vez que sigue ah¨ª y que no es f¨¢cil tumbarle, y encontr¨® un buen socio en Anderson para fijar otro registro hist¨®rico y acceder otra vez al historial del major brit¨¢nico.
Mientras, Novak Djokovic jugaba a las canicas en el vestuario.
Tenis, as¨ª es el tenis.
¡°HA SIDO MUY DURO: DEBER?A SER UN EMPATE¡±
Con gesto desmayado y porte macilento, Kevin Anderson celebr¨® el pase a la final rindiendo honores a su rival. "Jugar en este tipo de condiciones es muy duro para los dos. Esto deber¨ªa ser un empate", dijo el tenista sudafricano tras m¨¢s de seis horas y media de partido. "John [Isner] es un gran tipo y lo siento mucho por ¨¦l porque yo tambi¨¦n he estado en su lugar. Solo puedo decir que lo siento por ¨¦l. Lamento no estar m¨¢s emocionado ahora mismo", prosigui¨® Anderson antes de su reivindicaci¨®n.
"Espero que esto sea una se?al para que los Grand Slams cambien este formato. No solo nos afecta a nosotros sino tambi¨¦n a Novak y Rafa, que han estado esperando durante horas para comenzar su partido", dijo. En duelo entre Nadal y Djokovic comenz¨® pasadas las nueve de la noche con el techo de la pista central cerrado y luz artificial.
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