Con las mujeres y los ni?os no se juega, y menos en el Bar?a
No se cuestiona el inter¨¦s sino el oportunismo. La postal que se vendi¨® no ten¨ªa que ver con la realidad vivida en el avi¨®n en el que los chicos iban delante y las chicas detr¨¢s
El Bar?a ha sido desde siempre una entidad pionera futbol¨ªstica, social y econ¨®micamente, reconocida en el mundo por su leyenda de m¨¦s que un club, ¨²nica incluso cuando se compara con el lema de This is Anfield en Liverpool. Los azulgrana han conseguido generar un debate sobre el juego y el estilo desde que Cruyff y despu¨¦s Guardiola dieron vuelo a la obra de Gamper. A ninguna instituci¨®n deportiva se le hab¨ªa ocurrido asociar el sudor de su camiseta con los sue?os de los ni?os que representa Unicef hasta la llegada del directivo Murtra al Camp Nou. Y no hay ninguna entidad m¨¢s dif¨ªcil de capitalizar que la barcelonista sin ser una SAD. No es f¨¢cil gestionar el universo Bar?a.
La carga simb¨®lica ha sido capital para la difusi¨®n de la marca FC Barcelona. Incluso se habla del Bar?a como vara de medir para ir por la vida, circunstancia que le ha convertido en el punto de mira para lo bueno y lo malo, como se constat¨® cuando N¨²?ez pag¨® con el mot¨ªn del Hesperia su manera de tratar los derechos de imagen o cuando Hacienda denunci¨® a Messi despu¨¦s de que el club fuera sancionado por la FIFA por el tr¨¢fico de menores de la Masia. Tambi¨¦n se mult¨® despu¨¦s a Cristiano, al Madrid y al Atl¨¦tico. El Bar?a, sin embargo, fue tambi¨¦n el primero en ser reprobado precisamente por no ser uno m¨¢s sino por querer ser ¨²nico y ejemplar incluso en Nueva York.
El sentido de la excelencia sobre el que se edifica la grandeza del club, por encima incluso de la coyuntura de los resultados, exige un riguroso cumplimiento de una carta de naturaleza que cada directiva interpreta a su medida, alguna de forma muy patosa, como la que preside Bartomeu. La actual junta se ha llenado la boca y hasta pint¨® el estadio con la singular definici¨®n de ser m¨¢s que un club despu¨¦s de crear un ¨¢rea de metodolog¨ªa y conocimiento que divulga incluso en Harvard. El modelo Bar?a se vende hasta en Estados Unidos. Una raz¨®n de m¨¢s para entender el contencioso abierto por el viaje de los equipos de f¨²tbol masculino y femenino a Portland.
A partir de una fotograf¨ªa en la que brindaban los capitanes Sergi Roberto y Denis Su¨¢rez con las capitanas Vicky Losada y Marta Torrej¨®n, el Barcelona promocion¨® la iniciativa de un desplazamiento mixto hasta ahora in¨¦dito en el f¨²tbol, s¨ªmbolo de la apuesta del club por la profesionalizaci¨®n de su equipo femenino y por la igualdad de g¨¦nero, hasta que se descubri¨® por las instant¨¢neas servidas por las redes sociales que los chicos ocupaban plazas de business y las chicas de turista, la mejor manera para expresar la distancia que hay entre el equipo de Fran S¨¢nchez y el de Valverde e incluso el Bar?a B o de los juveniles que ganaron en su d¨ªa al Youth League.
Varios portavoces del club se desvivieron por dar explicaciones a fin de que no se observara mala fe ni desidia en su decisi¨®n de separar el pasaje hasta el extremo de revelar que las mujeres dispon¨ªan de tres asientos para sentirse m¨¢s c¨®modas en el vuelo ch¨¢rter dispuesto por el Barcelona. Ning¨²n club espa?ol ha apostado m¨¢s por el f¨²tbol femenino que seguramente el Bar?a. Ocurre que no se cuestiona el inter¨¦s sino el oportunismo del consejo que dirige Bartomeu. La postal que se vendi¨®, la promoci¨®n publicitaria de la paridad hombre-mujer futbolistas, no ten¨ªa que ver con la realidad vivida en el avi¨®n en el que los chicos iban delante y las chicas detr¨¢s rumbo a Am¨¦rica.
Asuntos tan delicados demandan un plan serio y sentido com¨²n y no la improvisaci¨®n que hubo camino de Portland
La propaganda ha desvirtuado una vez m¨¢s las buenas intenciones del Bar?a. Tienen raz¨®n en el Camp Nou cuando se quejan de que a clubes parecidos en Espa?a ni siquiera se les recrimina que no tengan un equipo de mujeres en la Liga. La diferencia est¨¢ en que el Barcelona pretende explotar comercialmente su dedicaci¨®n a profesionalizar el deporte femenino y no consigue r¨¦ditos sino que provoca duras controversias, se?al de su poca credibilidad y de su vulnerabilidad ante una cr¨ªtica que no le perdona por querer presumir de lo que no es, como ya se ha advertido tambi¨¦n en un asunto tan particular como es el de las promesas de la Masia.
A la directiva le encanta pegar carteles sobre el car¨¢cter de la instituci¨®n, vender el ADN del equipo, difundir los valores de la cantera, o etiquetar su compromiso con las f¨¦minas a partir de fichajes como el de Lieke Martens. El problema es que no sabe c¨®mo aplicar su propia pol¨ªtica, de manera que se desconoce si su quehacer es una pose para quedar bien o una manera de recaudar dinero para pagar la n¨®mina del equipo de Messi. Asuntos tan delicados demandan un plan serio y sentido com¨²n y no la improvisaci¨®n que hubo camino de Portland. No valen medias tintas porque no se juega con los ni?os ni con las mujeres y menos cuando se es m¨¢s que un club, como pretende el Bar?a.
Si se hace una cosa, y m¨¢s si es ¨²nica, hay que hacerla bien o mejor no hacer nada; en el FC Barcelona no basta que la mujer del C¨¦sar sea honesta; tambi¨¦n tiene que parecerlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.