Riqui Puig y la cinta m¨¦trica
Ese chico menudo al que Gennaro Gattuso compara ya con la poes¨ªa, precisamente ¨¦l que como jugador fue mascar¨®n de proa del f¨²tbol b¨¦lico, encorsetado, cronometrado¡
No es sencillo desandar cincuenta a?os de historia en apenas un lustro pero el Bar?a siempre ha sido el club de los grandes desaf¨ªos. Esta misma semana, mientras el resto del mundo se recreaba en el talento insolente del joven Riqui Puig, nos hemos enterado de que su continuidad fue puesta en tela de juicio por el hombre fuerte de la direcci¨®n deportiva apenas seis meses atr¨¢s. El muchacho, tal como comunic¨® Pep Segura a su padre y representante, Carlos Puig, no cumpl¨ªa con los par¨¢metros f¨ªsicos que alicatan el nuevo ADN blaugrana con m¨²sculo y cent¨ªmetros por lo que deb¨ªa buscarse un nuevo horizonte lejos de la remodelada y tecnol¨®gica Mas¨ªa.
El episodio, relatado por Jordi Quixano en estas mismas p¨¢ginas, nos recuerda lo cerca que est¨¢ el Bar?a actual de un pasado que se pretend¨ªa olvidado, aquel en el que futbolistas como Messi, Xavi o Iniesta tendr¨ªan vetado su ingreso en las categor¨ªas inferiores del club por razones estrictamente gen¨¦ticas: ¡°Si viene a ofrecer un juvenil de menos de 1,80 m, ya puede darse la vuelta¡±, rezaba el cartel que presid¨ªa la puerta de la secretar¨ªa t¨¦cnica a principios de los a?os setenta. Lo mand¨® quitar Laureano Ruiz como primera medida para tratar de reconducir un futbol formativo de modales primitivos, reclutado con urgencia por Agust¨ª Montal tras una dolorosa derrota en la Final de la Copa Catalunya juvenil en 1972 frente a la Damm. ¡°Esto no se puede permitir. De acuerdo que nos gane un equipo de f¨²tbol pero nunca una f¨¢brica de cervezas, eso s¨ª que no¡±, estall¨® Montal frente a un periodista seg¨²n explica Mart¨ª Perarnau en su libro ¡®El camino de los campeones¡¯ (Columna).
A Pep Segura, licenciado en Educaci¨®n F¨ªsica, se le podr¨¢n reprochar todo tipo de decisiones pero nadie podr¨¢ acusarlo de no ser transparente en sus intenciones: lleg¨® al Bar?a con el encargo de desterrar un modelo que se considera agotado por los dirigentes ya ello se dedica en cuerpo y alma. Su curr¨ªculo profesional, la honestidad acreditada y una visi¨®n muy concreta sobre los principios que dominan el f¨²tbol moderno ¨C m¨²sculo, recorrido, centro y remate- lo convierten en el hombre ideal para alcanzar el objetivo se?alado. All¨ª donde fue sublimado, el modelo formativo que concedi¨® al Bar?a sus a?os b¨¢rbaros y permiti¨® la colonizaci¨®n del espacio futbol¨ªstico mundial, es tratada hoy como una anomal¨ªa que conviene olvidar. Sin embargo, la realidad puede ser tan r¨ªgida como el revisionista m¨¢s contumaz y, alineada con el talento, siempre termina descabalgando cualquier falsa premisa.
Lo demuestran apariciones inapelables como las de Riqui Puig, ese chico menudo al que Gennaro Gattuso compara ya con la poes¨ªa, precisamente ¨¦l que como jugador fue mascar¨®n de proa del f¨²tbol b¨¦lico, encorsetado, cronometrado¡ Llama la atenci¨®n que siempre sea el juego de pie sencillo, cabeza erguida y cuerpo liviano el que necesite de escrutinio constante, de planes alternativos y bastas actualizaciones que, por norma general, terminan devolvi¨¦ndolo a la l¨ªnea de salida: un pasado muy lejano que clasificaba futbolistas por tama?o sin atender a su verdadera talla. Suerte que Ernesto Valverde distingui¨® a un futuro gigante donde la cinta m¨¦trica -y sus grandes valedores- catalogaron a un simple retaco.
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