El Atl¨¦tico exhibe m¨¢s recursos y se lleva la Supercopa de Europa ante el Real Madrid
Los rojiblancos, con Diego Costa de corneta, conquistan el t¨ªtulo ante el equipo de Lopetegui tras imponer su f¨ªsico y mejor banquillo en la pr¨®rroga
La Supercopa europea no solo encumbr¨® al veraniego Atl¨¦tico, sino que dej¨® un gui?o inquietante para el Real Madrid: tras d¨¦cadas de supremac¨ªa, en Estonia su vecino exhibi¨® m¨¢s recursos. Al Real, capaz de una remontada, se le hizo himalayesca la pr¨®rroga, cuando los rojiblancos mostraron m¨¢s piernas y reclutas que un Madrid que, en su primer duelo oficial sin Cristiano, termin¨® con Ramos y Mayoral como delanteros. Casual o no, sin CR y nadie al quite por el portugu¨¦s, el Madrid perdi¨® su primera final internacional desde que lo hiciera con Boca en la Intercontinental de 2000. Tras encadenar trece descorches, sucumbi¨® ante un Atl¨¦tico supercampe¨®n europeo por tercera vez y ganador por fin de un gran duelo europeo ante el Real.
En un partido subido a la noria, ni siquiera hab¨ªa pesta?eado el f¨²tbol en Tallin cuando antes del minuto Diego Costa, el jugador del partido, taladr¨® la red del Real Madrid. Un gol muy de ese buscavidas que es el ariete colchonero, un vietnamita sin v¨¦rtigo ante cualquier rival. Un tanto muy simeonista. El pase al infinito de un central (God¨ªn) para Diego Costa. Lo mismo da que est¨¦ de espaldas a la porter¨ªa rival y le enchironen cocodrilos. El tipo, tan vivificante, no se achica ni a tiros. El internacional espa?ol se hizo un autopase de cabeza ante Ramos, sac¨® la cadena a Varane, que fue al cruce con aire como un monaguillo, y ametrall¨® a Keylor por el palo que custodiaba. Un gol imposible, solo al alcance de un bizarro con la sobredosis de fe que destila Costa.
El Madrid precis¨® de temple y paciencia para metabolizar el azote. Desplegado a partir de un 4-2-3-1, con Kroos y Casemiro en paralelo, Isco de enganche central y Bale y Asensio por las alas, de entrada el Real encontr¨® remedio donde este curso se le presupone un cr¨¢ter may¨²sculo. Por el radar de CR, Bale, Asensio y Benzema jalonaron la epis¨®dica remontada del equipo de Julen Lopetegui. En un Madrid en el que nadie luci¨® el siete, sus tres atacantes supieron buscarse los atajos hacia Oblak hasta que el equipo sucumbi¨® en la pr¨®rroga.
Mientras se tonificaba el Madrid, el Atl¨¦tico fue el Atl¨¦tico del espartaco Simeone. Cambian las plantillas, pero el traje no. Se fiche a quien se fiche, el equipo no titubea al replegarse y no disimula el papel de sus centrales a la hora de dar vuelo al juego. Llega Rodri, un medio centro con buena muleta, pero los recados a la pelota son asunto de God¨ªn y Savic. Griezmann, de puntilllas por Estonia y sin carrete siquiera para una hora de faena, hoy es un mensajero de primera, pero el Atl¨¦tico se salt¨® su peaje tanto como el de Rodri. En el caso del franc¨¦s, porque sigue en el Mundial; en el caso del chico llegado del Villarreal por cierta desconfianza a que altere el molde. El conjunto del Metropolitano era Lemar. Un extremo h¨¢bil que tambi¨¦n dej¨® poso como mosquetero. Cuestes lo que cuestes, con el Cholo hay que sudar como regaderas.
Un delicioso taconazo de Asensio al que respondi¨® de maravilla Oblak, prendi¨® la mecha en el ¨¢rea de los colchoneros. Marcelo se sum¨® al frente y el Madrid se clav¨® en la periferia de la porter¨ªa del Atl¨¦tico. De un Atl¨¦tico sin m¨¢s salida que citar a Costa a un combate permanente de lucha libre con Ramos y Varane. M¨¢s sutil le result¨® al Real la v¨ªa de Bale. Simeone, sabedor de que por las orillas percutir¨ªan el gal¨¦s o Asensio, envid¨® con Lucas, m¨¢s alguacil que Filipe. Pero Bale tiene momentos sin arresto posible. Enfil¨® y desbord¨® a Lucas como un expreso y su centro con la pierna derecha fue tan diab¨®lico que hizo dudar al mism¨ªsimo Oblak. Benzema, en la sala de estar de CR, cabece¨® como CR. Acto seguido, Asensio estuvo a un dedo del 2-1 con un disparo combado.
Tras el descanso, durante muchos minutos no remiti¨® la sensaci¨®n de crecida del Madrid. Donde hab¨ªa pisadas de Bale, solo hab¨ªa migas de Griezmann. Hasta que Juanfran dio un manotazo al bal¨®n tras desequilibrarse en un forcejeo con Benzema. Sin CR a la vista, Ramos tir¨® de graduaci¨®n y ejecut¨® con ¨¦xito el penalti. Al Atl¨¦tico le tocaba remar sin Griezmann y sin Rodri, ya sustituidos. Pero con Lemar y el denuedo de Costa. Hasta que Marcelo hizo el panoli. La jugada parti¨® de Lemar, pero la pelota sali¨® rebotada hacia el costado del lateral brasile?o. Era un saque de banda favorable a los blancos, pero a Marcelo se le anudaron los cables y devolvi¨® el bal¨®n a la plaza. Entre Juanfran y Correa tejieron el empate para Costa, un jabato de principio a fin. A esas alturas del partido y a estas alturas de la pretemporada, el duelo pas¨® a tener mucho m¨¢s que ver con el f¨ªsico que con tal o cual pizarra. Adem¨¢s, en el caso del Madrid, Lopetegui tiene cesto para dar relevo a sus volantes (Modric, Ceballos, Lucas), pero a la delantera se le ven los huesos. En la reserva de Lopetegui, Mayoral y el becario Vinicius. Cuesta recordar cu¨¢ndo el Atl¨¦tico tuvo m¨¢s granero que su vecino. As¨ª se evidenci¨® en Tallin, donde Correa agit¨® a los suyos al tiempo que con el partido ya maratoniano, en la pr¨®rroga, se impuso el f¨ªsico de gente como Costa, Thomas y Vitolo. El lazo, para Sa¨²l, con un golazo tras una pifia de Varane, y para Koke, con un gol de billar. Un brindis para un Atl¨¦tico muy Atl¨¦tico pero con m¨¢s escaparate. Una decepci¨®n para un Real m¨¢s justo y hu¨¦rfano de CR.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.