La extinci¨®n de los ¡®Ernst Happel¡¯
Fumador empedernido, bebedor de co?ac, buen conversador en los caf¨¦s de Viena, mejor a las cartas..., el pinturesco entrenador austriaco, el primero en ganar dos Copas de Europa con dos clubes diferentes, fue el t¨¦cnico del Brujas que elimin¨® al Atl¨¦tico en 1978
No solo el legendario estadio Prater de Viena adopt¨® el nombre de Ernst Happel. En el hotel Weine de Brujas una habitaci¨®n tambi¨¦n fue bautizada en homenaje al pintoresco entrenador austriaco, fallecido en 1992 de c¨¢ncer. Happel, adem¨¢s de ser el primer t¨¦cnico en ganar la Copa de Europa con dos clubes distintos (Feyenoord 1970 y Hamburgo 1983), fue toda una personalidad que a finales de los a?os 70 convirti¨® al Brujas en uno de los rivales m¨¢s respetados del f¨²tbol europeo.
De las paredes del bar del hotel en el que vivi¨® durante sus tres a?os en la flamenca y medieval urbe tambi¨¦n cuelgan fotograf¨ªas en sepia y a color de uno de esos entrenadores de la ¨¦poca, de cigarro, ch¨¢ndal y gorra bajo la lluvia. Un estereotipo desintegrado por lo erosivo de los cambios de modas, usos y costumbres de las sociedades. Bebedor de co?ac; fumador empedernido; arisco con la prensa cuando algo no le gustaba [¡°soy entrenador, no escribo libros¡¡±]; tambi¨¦n mordaz para difundir sus ideas; ateo y condescendiente con la eutanasia, seg¨²n desvel¨®? en una m¨ªtica entrevista en Der Spiegel en 1986; buen conversador en sesudas terturlias filosofutbol¨ªsticas en los caf¨¦s de Viena; mejor con las cartas en el casino "[la ruleta yo no la puedo manejar¡±]¡
Happel fue un zorro gru?¨®n de pelaje bohemio que en su primera experiencia como entrenador en 1962, para ganarse el respeto de los jugadores del ADO Den Haag holand¨¦s, que refunfu?aban por finalizar un entrenamiento por la intensa lluvia, coloc¨® una lata encima del larguero y la derrib¨® al primer disparo. Tras ese vacile jer¨¢rquico, les dijo a sus jugadores que, cuando uno de ellos atinara, la sesi¨®n se daba por concluida. Hay versiones, otras lo estiran m¨¢s, que dicen que fue el deciomosexto jugador el que logr¨® igualar la punter¨ªa de su entrenador. En cualquier caso, Happel se sali¨® con la suya: sus futbolistas estuvieron un rato m¨¢s entrenando y con un ejercicio de precisi¨®n. Un truco muy de una estirpe embaucadora de periodistas, por personaje, por genialidad y socarroner¨ªa. Una forma de entender la vida y el f¨²tbol de la que quiz¨¢ Luis Aragon¨¦s fue el ¨²ltimo gran representante. A su llegada al Hamburgo en 1981, Happel repiti¨® la misma treta. En esta ocasi¨®n se cuenta que Franz Beckenbauer, que apuraba sus ¨²ltimos d¨ªas como jugador, acert¨® a la primera. Pero Happel ya no necesitaba ganarse el respeto de nadie.
¡°Su recuerdo est¨¢ muy latente en el Brujas y en el club. Yo me hosped¨¦ unos meses en ese hotel en el que ¨¦l vivi¨®. Happel entabl¨® una fuerte amistad con el due?o, que siempre cuenta historias graciosas de ¨¦l y le puso el nombre a una de las habitaciones¡±, relata el entrenador espa?ol Juan Carlos Garrido, que dirigi¨® dos temporadas al Brujas. ¡°Era un entrenador como la copa de un pino, eso se notaba. Le gustaba mucho entrenar con bal¨®n, era exigente, estilo Max Merkel, pero no ten¨ªa nada que ver con eso de ejercitarse con balones medicinales. Yo era un cr¨ªo que acababa de subir al primer equipo, pero es dif¨ªcil olvidarse de un entrenador as¨ª. El idioma fue un problema para ¨¦l. Lleg¨® al Sevilla en uno de los peores momentos de su historia y en Segunda Divisi¨®n. El club hizo un esfuerzo muy grande por traerlo, era un t¨¦cnico muy reputado que ven¨ªa de aquel gran Feyenoord¡±, rememora el exjugador sevillista Pablo Blanco, al que Happel dirigi¨® en la temporada 73-74. La curiosidad que le despert¨® poder vivir en Sevilla, uno de los motivos por los que acept¨® la oferta, solo dur¨® 15 jornadas.Tras ese paso ef¨ªmero, Happel recal¨® en el Brujas en 1975 y le otorg¨® la hegemon¨ªa del f¨²tbol belga por encima del tambi¨¦n pujante en el escenario europeo Anderlecht. Tres Ligas y una Copa en tres temporadas.
La presi¨®n, la trampa del fuera de juego que ¨¦l mismo empez¨® a ensayar como central del Rapid de Viena al son de un silbido suyo, la flexibilidad posicional de los jugadores¡ Con las mismas armas con las que le hab¨ªa dado al Feyenoord la Copa de Europa de 1970, Happel hizo del Brujas un conjunto temible. Bajo su direcci¨®n, el club flamenco alcanz¨® la final de la Copa de Europa de 1978, perdida contra el Liverpool (1-0, Dalglish) tras haber eliminado al Atl¨¦tico en cuartos y a la Juventus en semifinales. Un a?o antes hab¨ªa sido verdugo del Madrid en octavos, una eliminatoria que el equipo blanco debi¨® disputar en La Rosaleda tras la sanci¨®n por el lamentable episodio del Loco del Bernab¨¦u contra el Bayern de M¨²nich. ¡°Eran un equipo atractivo y a la vez eficaz, hac¨ªa un f¨²tbol muy moderno, parecido al Ajax, aunque no tan bueno. Yo jugu¨¦ la ida en Brujas (2-0) y Pacheco la vuelta 3-2¡±, recuerda el guardameta Miguel Reina, que padeci¨® las oleadas del extremo Sorensen y el lateral derecho Bastijns, los remates de Lambert, la habilidad del n¨²mero 10 Courant, y los disparos lejanos de centrales que ejerc¨ªan de l¨ªberos, Leekens y Krieger. Este ¨²ltimo hered¨® el silbido de su entrenador para tirar el fuera de juego.
Solo 45 d¨ªas despu¨¦s de caer ante el Liverpool y tras despedirse del Brujas como un mito viviente, Happel vivi¨® su derrota m¨¢s dura. Sus conexiones con la puntera e innovadora escuela holandesa le sentaron en el banquillo oranje,?lo hab¨ªa compaginado con el Brujas, para caer en la final del Mundial de Argentina 78, ante los anfitriones (3-1), en la gran noche de Mario Alberto Kempes. La Copa de Europa ganada con el Hamburgo a la Juventus (1-0, Magath) le resarci¨® un poco de aquella desaz¨®n. Luego, dirigi¨® al Swarowski Tirol de 1987 a 1991. El Madrid le endos¨® en su competici¨®n fetiche su mayor goleada como entrenador (9-1). Poco antes de fallecer dirigi¨® a la selecci¨®n austriaca y justific¨® el titular de la entrevista de Der Spiegel: "?No quiero morir en el el extranjero!".
Cuarenta a?os despu¨¦s de haber eliminado al Atl¨¦tico (tambi¨¦n lo derrib¨® en los cuartos de la Recopa de 1992), el Brujas es uno de esos clubes que hicieron grande la Copa de Europa y que son v¨ªctimas del neoliberalismo futbol¨ªstico y de una frase que desde hace tiempo recorre los pasillos de la UEFA: "Hemos creado la mejor competici¨®n de clubes del mundo, pero tambi¨¦n hemos generado desigualdad econ¨®mica". ¡°En Brujas se vive mucho el f¨²tbol, son respetuosos, all¨ª he vivido y disfrutado de mis dos mejores a?os como entrenador. Ellos, por historia, se sienten un gran club europeo y eso lo notas. Pero para ellos y para el f¨²tbol belga es dif¨ªcil mantener a sus j¨®venes talentos porque Inglaterra, Francia, Alemania, el Ajax y el PSV est¨¢n muy cerca y adem¨¢s los chicos se adaptan f¨¢cil porque la mayor¨ªa, adem¨¢s de su idioma, hablan el franc¨¦s y el ingl¨¦s e incluso el alem¨¢n¡±, reflexiona Juan Carlos Garrido.
Ahora bajo la direcci¨®n del exmalaguista Ivan Leko, y tras m¨¢s de una d¨¦cada de ausencia en la Champions, al menos la hinchada del Brujas trata de mantener la llama de su historia. Cerca de 3.000 estar¨¢n esta noche en el Metropolitanio. Aunque los Ernst Happel de turno ya no existir¨¢n m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.