El Tour de los 100 a?os del maillot amarillo se decidir¨¢ en los Alpes

Homenajeando a sus s¨ªmbolos, a sus monta?as, a sus campeones, el Tour es un permanente homenaje a s¨ª mismo y en 2019 tendr¨¢ como temas los 100 a?os del maillot amarillo, un invento de 1919 que estren¨® Eugene Christophe, cuando ya hab¨ªan pasado 16 a?os del primer Tour; los 50 a?os de la primera de las cinco victorias de Eddy Merckx, el ciclista que m¨¢s etapas ha vestido de amarillo (111 d¨ªas; Hinault, 79, Indurain, 60) y, siempre, el Tourmalet, la monta?a que significa Tour y que tendr¨¢ un final en su cima.

M¨¢s informaci¨®n

Floyd Landis vuelve al ciclismo con el dinero de la marihuana

Bernal, de Zipa al cielo del Sky

Y para a?adir m¨¢s nombres con eco, en el escenario de Par¨ªs donde se present¨® la pr¨®xima edici¨®n, que saldr¨¢ de Bruselas, la cuna de Merckx (6 a 28 de julio de 2019), tambi¨¦n se oyeron sonoros Ballon d¡¯Alsace, el primer puerto que se ascendi¨® nunca (1905) y el viejo gigante Iseran (2.770 metros), que no se ascend¨ªa por su vertiente m¨¢s dura desde 1963, cuando por su cima pas¨® el primero Fernando Manzaneque y Bahamontes se visti¨® de amarillo. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s, los nombres de las esperanzas espa?olas ser¨¢n el interminable Valverde, el joven Enric Mas, el deseado Mikel Landa. Todos ellos tendr¨¢n terreno de expresi¨®n, alegr¨ªa y lamento.

El Tour del 19 ser¨¢ como los Tours de siempre, pero diferente. Con un par de excepciones las etapas llanas, las llamadas de traslado maratoniano, ser¨¢n largu¨ªsimas, de m¨¢s de 220 kil¨®metros algunas, y las de monta?a, que se quieren intensas, tirando a cortas, tres de ellas rozando los 100 kil¨®metros. Despu¨¦s de la experiencia de 2018, cuando la liturgia de llano, monta?a, media monta?a, contrarreloj, se llev¨® al extremo con 10 etapas de entrada sin un solo puerto de monta?a que dejaron sin jugo a los peque?os escaladores, reforzaron a los corredores grandes y facilitaron el dominio aburrido y absoluto del Sky, en 2019, las fronteras entre llano y monta?a ser¨¢n menos n¨ªtidas, y ni Normand¨ªa ni Breta?a ni el Norte, los territorios hist¨®ricos del ciclismo en Francia, figurar¨¢n en un mapa que se vuelca tremendamente hacia el Este.

En la quinta etapa se entra en los Vosgos y en la sexta, despu¨¦s de las cumbres esf¨¦ricas del Grand Ballon y el Ballon, ya habr¨¢ final en alto, en la Planche des Belles Filles, un muro reciente (entr¨® en la misa del Tour solo en 2012, con victoria de Chris Froome) junto a la capilla de Ronchamps que se ha alargado unos kil¨®metros para endurecerlo m¨¢s a¨²n. Despu¨¦s de atravesar la media monta?a del Macizo Central por Saint Etienne y Brioude, el pueblo arverno de Bardet, a los Pirineos se llega desde Toulouse en la 12? etapa. Ser¨¢n cuatro d¨ªas en la frontera sur de Francia, dominados por la llegada a la cima por Tourmalet (la ¨²ltima vez que se termino all¨ª una etapa fue en 2010, cuando el falso varazo de Andy Schleck y Contador) e interrumpidos por una contrarreloj semillana de 27 kil¨®metros alrededor de Pau.

Desde los Pirineos se retorna veloz al Este hacia los Alpes, donde en tres d¨ªas, jueves, viernes, s¨¢bado, uno largo, el de los venerables Vars, Izoard y Galibier, y dos cortos, Iseran-Tignes y Cormet de Roselend-Val Thorens, se decidir¨¢ el Tour antes de volar el domingo 28 de julio a Par¨ªs para el desfile por los Campos El¨ªseos.