Las exigencias de Antonio Conte dificultan su negociaci¨®n con el Real Madrid
El t¨¦cnico italiano pide un contrato hasta 2021 que incluya al menos a cinco ayudantes; el club le ofrece un a?o y medio y la cobertura de t¨¦cnicos auxiliares de la casa
Las negociaciones entre el Real Madrid y Antonio Conte se han estancado en apenas unas horas. Entre las postrimer¨ªas del cl¨¢sico del Camp Nou, en la tarde del domingo, y el mediod¨ªa del lunes. El tiempo que le ha llevado al club que preside Florentino P¨¦rez verificar que el entrenador italiano no est¨¢ desesperado por sentarse en el banquillo del Bernab¨¦u. El tiempo que le ha llevado a Conte comprobar que el Madrid tampoco le consideraba la ¨²nica opci¨®n que ofrec¨ªa el mercado y, tal vez por ello, no le han tomado muy en serio, a decir de una de las personas que participa de los contactos. En medio de la incertidumbre, Julen Lopetegui, el hombre al que se supon¨ªa que reemplazar¨ªa Conte, que desde hace semanas sabe que le van a despedir, dirigi¨® el entrenamiento de este lunes por la ma?ana en Valdebebas.
Lo ¨²ltimo que se sab¨ªa de Antonio Conte hasta la semana pasada es que se hallaba de vacaciones en Egipto porque un amigo suyo hab¨ªa publicado su foto cerca del mar Rojo, luciendo moreno africano, pantalones cortos y camiseta de playa. El hombre se hab¨ªa tomado el descanso del guerrero, calificativo que, en su caso, armoniza con el car¨¢cter que un representante que le conoce bien define como ¡°b¨¦lico¡±.
Ven¨ªa de ganarle un juicio al Chelsea, donde desafi¨® abiertamente al propietario, Roman Abramovich. Lo hizo present¨¢ndose en el vestuario de Cobham despu¨¦s de que el club anunciara su despido p¨²blicamente sin finiquitarle formalmente. All¨ª dirigi¨® dos entrenamientos mezcl¨¢ndose de nuevo con jugadores, que en su mayor¨ªa hab¨ªan dejado de respaldarle, solo para reunir pruebas de que ¨¦l no abandon¨® su puesto. A la postre, las evidencias le permitieron reclamar con ¨¦xito ante el juez una indemnizaci¨®n del 100% del contrato que le deb¨ªan y no el 60%, que era lo que Abramovich pretendi¨® pagarle. No se conoce nada similar en la historia reciente del f¨²tbol. Tampoco se conoce un entrenador que haya dejado plantada a la familia Agnelli, propietarios de la Juventus, en plena pretemporada. Esto hizo Conte cuando verific¨® que el club turin¨¦s no satisfac¨ªa sus requerimientos de altas y bajas.
Parafraseando a los funcionarios madridistas que en estos d¨ªas discut¨ªan las posibles salidas a la crisis deportiva, Conte era el paradigma de la ¡°mano dura¡± en la gesti¨®n de vestuarios. Ese era el cartel que luc¨ªa cuando Florentino P¨¦rez le imagin¨® en el papel de justiciero de una plantilla a la que culpa de haberse aburguesado. Lo que no debi¨® imaginar el mandatario madridista fue que Conte no se reservar¨ªa la mano de piedra solo para los futbolistas.
Aseguran en el club que ya desde el 26 de septiembre, coincidiendo con la derrota en Sevilla en la 6? jornada de Liga, el presidente mand¨® a un intermediario a que se pusiera en contacto con un agente de la esfera de Conte para darle a conocer que exist¨ªa un inter¨¦s. Durante un mes, el Madrid practic¨® la dilaci¨®n. Dicen en los despachos que a la espera de que el Manchester United despidiera a Jos¨¦ Mourinho, el primer objetivo de la directiva. En v¨ªsperas del cl¨¢sico, el club envi¨® una oferta formal a unos representantes de Conte que la juzgaron leonina. Ante la goleada del Camp Nou (5-1), y ante la evidencia de que Mourinho seguir¨ªa sin romper su v¨ªnculo con el United, el presidente se apresur¨® a ordenar que llamaran a Conte. Urg¨ªa despedir a Lopetegui y preparar una gran presentaci¨®n. Pero cuando el italiano comenz¨® a preguntarse para qu¨¦ le quer¨ªan, bajo qu¨¦ condiciones y a cambio exactamente de qu¨¦, comenzaron los problemas.
Florentino P¨¦rez perdi¨® la fe seg¨²n pasaban las horas. Los expertos de la comisi¨®n t¨¦cnica ya le hab¨ªa advertido de que las caracter¨ªsticas de la plantilla y los gustos futbol¨ªsticos del Bernab¨¦u no cazaban f¨¢cilmente con el perfil t¨¦cnico y personal de Conte. ¡°Los analistas¡±, explic¨® un empleado del Madrid, ¡°dijeron que en estas circunstancias, si fich¨¢bamos a Conte tendr¨ªamos que tomar medidas previendo que las cosas podr¨ªan ir a peor y si eso suced¨ªa deber¨ªamos echarle antes de que acabara la temporada¡±. Estas advertencias se juntaron con las palabras de Ramos, que al salir del Camp Nou insinu¨® que no le agradaba el fichaje de un t¨¦cnico de ¡°mano dura¡± porque con este tipo de l¨ªderes el equipo nunca hab¨ªa ganado nada importante. ¡°El respeto no se impone¡±, dijo el capit¨¢n.
Conte aclar¨® a los emisarios del club que si quer¨ªan contratarle, ¨¦l trabajaba en equipo y necesitaba contar con un amplio grupo de colaboradores de su confianza. Exigi¨® que se incluyera a sus ayudantes de campo, preparador f¨ªsico, preparador de porteros y nutricionista. M¨¢s de cuatro personas. Toda una guardia pretoriana. El interlocutor del Madrid le replic¨® que el club prefer¨ªa acompa?arle de gente que conociera ¡°la casa¡±, porque ya ten¨ªa preparadores f¨ªsicos, como Pintus, y tambi¨¦n nutricionistas, e incluso ayudantes de campo.
Convencido de que le llamaban para emprender una campa?a de dificultad extrema, lo ¨²ltimo que se le pas¨® por la cabeza a Conte fue verse solo rodeado por extra?os. Su respuesta fue que, as¨ª, no le interesaba comprometerse. Esto, seg¨²n fuentes de la directiva, molest¨® sobremanera a Florentino P¨¦rez.
Despu¨¦s de despedirse unilateralmente de los Agnelli y tras marear a Abramovich en los tribunales, ahora Antonio Conte se coloca en una posici¨®n privilegiada para a?adir que cuando Florentino P¨¦rez le fue a buscar, ¨¦l no dijo que s¨ª a la primera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.