?rbitros para el machismo
El f¨²tbol necesita sancionar con rotundidad las expresiones violentas y groseras contra las mujeres
Dijo un d¨ªa Ad¨¢n, exguardameta del Betis: ¡°Mi novia es sevillista y es una puta m¨¢s¡±. Y luego pide disculpas ¡°a quien se haya podido ofender¡±. ?A qui¨¦n cre¨ªa que ofend¨ªa? ?A su novia, a ¨¦l mismo, a la familia de la chica, a las feministas, a las prostitutas? No se trata de ofensas. Las disculpas tendr¨ªan que haber sido otras, algo as¨ª: "Lamento ser machista, s¨¦ que el machismo, como el racismo, mata. Jam¨¢s deber¨ªa haber dicho esto". Ocurri¨® en enero, y no ocurri¨® nada m¨¢s. Ni una sanci¨®n ni media.
He aqu¨ª lo que sorprende, no tanto el machismo, que en el f¨²tbol, como deporte de grandes masas, tiene el m¨¢s amplio reflejo social. Lo que sorprende es que no pasa nada cuando esto pasa. Dijo el pasado martes Enrique Cerezo, presidente del Atl¨¦tico de Madrid: ¡°Yo no hablo de dinero y menos con mujeres¡±. Este caso es m¨¢s propio de se?oros que el anterior v¨®mito de futbolista veintea?ero, pero precisamente por ello quiz¨¢ habr¨ªa que pedirle m¨¢s recato, caballero. Pero nada pasa. ?Que se le calent¨® la boca? ?Que quiz¨¢ fue una broma? ?Que lo habr¨ªa dicho cualquiera en un bar?
Sorprende que un se?or que est¨¢ acostumbrado a tener una posici¨®n p¨²blica no sepa distinguir cu¨¢ndo sus sesudas reflexiones pueden o¨ªrse en horario infantil. Bonita oportunidad perdida para dar ejemplo a tantos miles de j¨®venes seguidores de los protagonistas de este deporte. Dir¨¢n los futboleros que ya est¨¢ bien de ser ellos los responsables de dar ejemplo, pero nadie m¨¢s que ellos han alimentado esa capacidad de vender valores como catedrales: deportividad, compa?erismo, trabajo en equipo, generosidad¡
Hace d¨¦cadas, el f¨²tbol era cosa de hombres, sin duda, pero nada de eso puede decirse ya. Ellas no solo son futbolistas de ¨¦xito, tambi¨¦n forofas redomadas. Y es seguro que en cualquier estadio pueden contarse unos buenos miles de feministas, hombres y mujeres. ?Por qu¨¦ entonces se mira para otro lado cuando ocurren cosas como estas? ?Por qu¨¦ los comit¨¦s no condenan al campo, a la hinchada o al bal¨®n a no rodar el siguiente partido? ?Por qu¨¦ un hombre como Massimo Ferrero, presidente del Sampdoria, dice que ¡°la porter¨ªa, como la mujer, debe ser penetrada¡± y aparece sonriente en las fotos junto al Papa?
?Por qu¨¦ los eructos machistas no se condenan como cabr¨ªa esperar? No es sencillo encontrar un ¨¢mbito con tanta tolerancia en este asunto. En tiempos en que todos luchamos para eliminar el poco o mucho machismo que a¨²n convive con nosotros, el f¨²tbol parece ser un reducto que no acaba de sacudirse el pelo de la dehesa, pero va siendo hora de que a cambio de la mucha condescendencia de la que gozan este deporte y sus seguidores ofrezca, al menos en p¨²blico, un comportamiento que no mueva a la risa, como la respuesta indocumentada y viejuna del joven Vitolo: En el vestuario ¡°no somos mujeres para ir metiendo ciza?a¡±; ni que revuelva el est¨®mago as¨ª se escuche 100 veces, como ocurre con los c¨¢nticos de los ultras b¨¦ticos arengando a la violencia de g¨¦nero: ¡°Rub¨¦n Castro, al¨¦, no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien¡±.
La fiscal¨ªa hab¨ªa solicitado dos a?os y un mes de c¨¢rcel para el delantero canario Rub¨¦n Castro por delitos de maltrato y amenazas. Pidi¨® tambi¨¦n privaci¨®n del permiso o tenencia de armas, y alejamiento de la v¨ªctima. L¨¢stima que las autoridades judiciales no le expulsaron de los campos de f¨²tbol. Esto fue en febrero de 2015. Suma y sigue. Y no pasa nada.
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