La madre que gan¨® una carrera de 430 kil¨®metros con paradas para la lactancia

Despu¨¦s de 430 kil¨®metros subiendo y bajando montes, 13.000 metros de desnivel positivo, m¨¢s de 80 horas corriendo, caminando a ratos, no es raro sufrir alucinaciones. Le pas¨® el mi¨¦rcoles a la brit¨¢nica Jasmin Paris: ¡°Ve¨ªa animales saliendo de las rocas, y me olvidaba de qu¨¦ estaba haciendo, as¨ª que cada poco ten¨ªa que preguntarme: ?qu¨¦ estoy haciendo aqu¨ª? Entonces recordaba que estaba caminando por la ruta Penine Way¡±. Hasta que cruz¨® la meta de la Montane Spine Race, una de las carreras de ultra distancia m¨¢s duras del mundo. Lo hizo la primera, por delante de hombres y mujeres, y enseguida le entregaron un beb¨¦. No se trataba de otra alucinaci¨®n. Era su hija Rowan, de 14 meses.

Durante la prueba, la tuvo muy presente. Paris da el pecho, as¨ª que necesit¨® usar los puntos de control para detenerse a extraerse leche. Hab¨ªa planeado dejar la lactancia durante las navidades, pero surgi¨® un imprevisto: ¡°Rowan sufri¨® dos infecciones v¨ªricas seguidas y durante cinco d¨ªas se neg¨® a comer nada que no fuera leche materna¡±, dec¨ªa Paris la semana anterior en su blog, donde contaba su plan de usar un sacaleches durante la prueba.

M¨¢s all¨¢ de las complicaciones t¨¦cnicas de la operaci¨®n, la lactancia materna supone un gasto extra diario de unas 750 calor¨ªas. ¡°Eso equivale a entre 40 y 60 minutos de trabajo aer¨®bico medio¡±, explica el m¨¦dico deportivo Manuel Rodr¨ªguez; ¡°no hay muchos estudios, porque no es frecuente encontrar deportistas de alto nivel que mantengan la lactancia, pero en algunos casos puede suponer hasta un 10% m¨¢s de esfuerzo. Tambi¨¦n hay un aumento de producci¨®n de hormonas, progesterona y estr¨®genos, para facilitar la producci¨®n de leche, pero es lo que se tiene que ceder a trav¨¦s de la lactancia al beb¨¦¡±.

Con esos factores en danza, bajo la lluvia en algunos tramos, sobre nieve en otros, con sensaci¨®n t¨¦rmica de hasta 20 grados bajo cero, Paris sali¨® el domingo pasado a las ocho de la ma?ana de Edale, entre M¨¢nchester y Sheffield, y cuando el mi¨¦rcoles a las siete de la tarde cruz¨® la meta, hab¨ªa rebajado el r¨¦cord en m¨¢s de 12 horas. Lo dej¨® en 83 horas 12 minutos y 23 segundos. En esos casi cuatro d¨ªas durmi¨® apenas dos horas y media, repartidas en varias paradas.

La t¨¢ctica en la gesti¨®n del sue?o resulta decisiva en la Spine, que no fija momentos para que todos los participantes duerman. Cada uno debe elegir si se detiene a dormir y cu¨¢nto. Paris abri¨® el primer hueco significativo con el espa?ol Eugeni Rosell¨® Sol¨¦, ganador en 2013, cuando despu¨¦s de casi 200 kil¨®metros ¨¦l se par¨® a acostarse. Ella decidi¨® seguir.

De alg¨²n modo, la maternidad le ha proporcionado cierto entrenamiento en el manejo extremo del sue?o. ¡°Entrenar se convirti¨® en un acto de malabarismo con el tiempo con el beb¨¦. Para conciliarlos, empezaba a entrenar a las cinco de la ma?ana antes de ir a trabajar mientras mi familia se quedaba c¨®modamente en la cama, pero no era f¨¢cil, especialmente despu¨¦s de una noche de sue?o roto (nuestro reto?o no es de los que duerme toda la noche)¡±.

Jasmin Paris, de 35 a?os, investigadora en la Universidad de Edimburgo, corre desde que termin¨® Veterinaria en 2008 y poco puede detenerla. ¡°Tuve un buen embarazo, pude seguir corriendo hasta el d¨ªa que naci¨® mi hija¡±, dice. Al d¨ªa siguiente de dar a luz, sali¨® con su marido, Konrad Rawlik, tambi¨¦n corredor, y con el beb¨¦ a pasear por el campo. Dos semanas despu¨¦s ya trotaba. A los seis meses corr¨ªa llevando el beb¨¦ en una mochila. En octubre gan¨® el campeonato brit¨¢nico de carreras de alta monta?a. Pero necesitaba un reto. ¡°Cada vez me costaba m¨¢s cambiar la cama por la fr¨ªa oscuridad de fuera. As¨ª que hice algo disparatado y me apunt¨¦ a una carrera que hab¨ªa jurado que nunca disputar¨ªa¡±, recuerda. Pero estuvo en ella menos que nadie.

A Rosell¨® tuvieron que rescatarlo a seis kil¨®metros del final, delirando y con hipotermia. El ¨²ltimo en acabar, Colin Green, lo hizo este domingo con un tiempo de 166 horas y media, el doble que ella.