P¨¢jara y adi¨®s de Muguruza

Con muy poquito, Karolina Pliskova es capaz de hacer un gran roto. Juega la checa con una aparente apat¨ªa, pero cada una de esas maniobras sofisticadas esconde una dosis de veneno que a poco que se inyecte ya no hay marcha atr¨¢s: si el aguijonazo alcanza su destino, a nada que sea medianamente certero, la suerte coge un rumbo irremediable. Y le ocurri¨® a Garbi?e Muguruza, que pele¨® a duras penas para voltear un destino decidido en cuanto su rival tom¨® las riendas y emprendi¨® el ataque: decidido y sigiloso, definitivo. 6-3 y 6-1, en una hora exacta, y la hispano-venezolana dijo adi¨®s a Melbourne en los octavos.

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El debate entre las dos fue breve, apenas la media hora que Muguruza pudo rebatir el arrasador despliegue de la checa, imponente en cada uno de sus golpes. De hecho, ya en el primer juego escap¨® de un apuro, salvando dos bolas de break, e incluso fue ella la que logr¨® la primera rotura. Un espejismo. La r¨¦plica fue total, absoluta. Pliskova se adue?¨® del tim¨®n, sac¨® un arsenal de golpes cortantes y la desbord¨® por todos los frentes, sobre todo al resto. En este caso, la estad¨ªstica habla por s¨ª sola: Muguruza solo pudo retener un 50% de puntos con los primeros saques y un 29% con los segundos.

No hubo discusi¨®n, y en cuanto el electr¨®nico reflej¨® el 3-3 del primer parcial se acab¨® todo. Lleg¨® la p¨¢jara. Grip¨®. A partir de ah¨ª, una serie brutal de nueve juegos a uno, la checa pisando m¨¢s y m¨¢s fuerte y Muguruza cada vez m¨¢s decolorada, rendida una vez que perdi¨® la primera manga. Solo pudo procurarse una bola de break, por las siete que se fabric¨® la adversaria, y sus 20 errores no forzados contrastan con la cifra m¨ªnima de la rival: tres. A Pliskova, sea donde sea, no quiere verla ni en pintura. En 10 choques, ha salido trasquilada de ocho.

¡°Ten¨ªa muchas ganas de hacer algo importante en este torneo¡±, lament¨®. ¡°Se not¨® que ella ven¨ªa con mucha confianza, de ganar el primer torneo [en Brisbane]. Jug¨® mejor las bolas importantes, fue una de las veces que mejor jug¨® contra m¨ª¡±, a?adi¨® la n¨²mero 15 de la WTA, que se march¨® con buenas sensaciones de Melbourne ¨C¡°creo que he hecho buenos partidos, jugando de forma ordenada¡±¨C y reafirm¨® la confianza en su t¨¦cnico, el franc¨¦s Sam Sumyk: ¡°No me planteo cambios. Tengo una fe ciega en mi equipo, es uno de los mejores, y no creo que por una mala temporada deba cambiar de opini¨®n¡±.

Serena Williams, otro r¨¦cord

Termin¨®, pues, su recorrido en este primer grande de la temporada. Hasta ahora, el tr¨¢nsito hab¨ªa sido prometedor: una victoria holgada ante Zeng, otra nocturna y brillante frente a Konta y una exhibici¨®n de rev¨¦s contra Bacsinszky. El muro fue Pliskova, otra vez. En cualquier caso, Muguruza abandon¨® Melbourne dejando un regusto relativamente positivo, o al menos muy diferente al del curso pasado. Con un desgaste f¨ªsico importante, aterriz¨® ante la checa y esta, instruida por Conchita Mart¨ªnez en su banquillo, la arroll¨® y la despach¨®.

Se medir¨¢ ahora a Serena Williams, quien con su victoria contra Simona Haleo (6-1, 4-6 y 6-4) se convirti¨® en la tenista m¨¢s veterana que derrota a la n¨²mero uno del circuito. Con 37 a?os y cuatro meses, la estadounidense super¨® el registro que dominaba hasta ahora, establecido por su hermana Venus: 36 a?os y nueve meses cuando bati¨® a Angelique Kerber en Miami 2017. De esta forma, ahora la rumana se expone a la p¨¦rdida del trono.

Zverev, raquetazos y decepci¨®n

Antes, la imagen de la jornada la protagoniz¨® Alexander Zverev. El alem¨¢n, te¨®ricamente llamado a ser el futuro n¨²mero uno, volvi¨® a decepcionar y cay¨® frente al canadiense Milos Raonic: 6-1, 6-1 y 7-6 (en 1h 59m). Desquiciado, el joven Sascha revent¨® su raqueta a casta?azos, hasta nueve consecutivos contra el asfalto de la central de Melbourne Park. ¡°Me hizo sentir mejor. Estaba enfadado, as¨ª que liber¨¦ mi ira¡±, indic¨®.

De esta forma, volvi¨® a mostrar su peor cara, en cuanto a actitud y rendimiento, porque los Grand Slams contin¨²an siendo territorio minado para ¨¦l. Apunta alto, muy alto, pero en los majors se desinfla. ¡°No estoy contento, pero tampoco deprimido¡±, continu¨®; ¡°Es solo un partido de tenis, no es el fin del mundo¡±.

Los cuartos de Roland Garros (2018) fijan el tope de su carrera. El resto, salvo los octavos de Wimbledon (2017), enlaza un tropiezo tras otro. Ca¨ªdas tempranas y malos modos en m¨¢s de una ocasi¨®n. En 2017 se instal¨® en el tercer puesto del ranking y ya se ha consolidado en el top-5, con tres Masters 1000 en el bolsillo (Roma, Montreal y Madrid) y un trofeo de la Copa de Maestros en la ficha, pero los grandes escenarios siguen siendo la asignatura pendiente para ¨¦l.